martes, 4 de octubre de 2016

CRÍTICA | UN MONSTRUO VIENE A VERME, de Juan Antonio Bayona


Cuéntame un cuento
UN MONSTRUO VIENE A VERME (A MONSTER CALLS),
de Juan Antonio Bayona
Festival de San Sebastián: Sección oficial fuera de concurso
España, 2016. Dirección: Juan Antonio Bayona Guión: Patrick Ness, a partir de su novela homónima Música: Fernando Velázquez Fotografía: Oscar Faura Reparto: Sigourney Weaver, Felicity Jones, Lewis MacDougall, Liam Neeson, Toby Kebbell, Geraldine Chaplin, James Melville, Garry Marriott, Joe Curtis, Kai Arnthal, Max Gabbay Género: Drama. Fantasía Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 07/10/2016
¿De qué va?: Con sólo doce años, Connor ha tenido que superar la separación de sus padres y encajar la enfermedad de su madre, que cada día parece estar más y más debilitada. Cuando su abuela viene a poner orden en la casa, el pequeño invocará a un monstruo imaginario.



Érase una vez... una reseña cinematográfica. Cuentan que con Un monstruo viene a verme Juan Antonio Bayona cierra su trilogía sobre la maternidad. Cuentan que es una obra maestra y que los espectadores salen de la sala con el pañuelo en la mano. Cuentan que la película podría figurar en la terna de los Óscar tras estrenarse en Estados Unidos a finales de diciembre. De la película española más mediática de la temporada se cuentan muchas cosas, y la expectación que la rodea tiene cierto sentido. En esencia, el nuevo trabajo del responsable de El orfanato y Lo imposible es una película sobre la fabulación, una demostración de cómo la ficción puede alterar y enriquecer la realidad. La cosa va de cuentos, vaya. En el doble sentido del término, porque Un monstruo viene a verme, tras su fachada técnica incuestionable, no tiene alma. El guión da tanto espacio a sus relatos que se olvida de construir unos personajes complejos, veraces, de carne y hueso. Tenemos una abuela severa, un padre inexplicablemente ausente, una madre que se atribuye cargas que no le conciernen y un niño que, en la línea de las peores interpretaciones infantiles, sólo puede echar mano de muecas y grititos varios. A la cuentística, por defecto, lo único que le queda es funcionar como metáfora de las supuestas tribulaciones de su pequeño protagonista, y en esa relación la película resulta arbitraria, pomposa, de un misticismo enervante. Bayona exprime cada céntimo de presupuesto con ensoñaciones que parecen acuarelas en movimiento y momentos cercanos al terror gótico, estos últimos vinculados directamente a su ópera prima. Pero cuando la fantasía desaparece de la pantalla, la película deja al descubierto todos sus defectos. Tampoco ayuda una recta final harto sensiblera, a imagen y semejanza del Spielberg más desafortunado. Una cosa es tener inventiva y la otra una buena historia: Un monstruo viene a verme se queda en lo primero, aunque para muchos, intuyo, eso será suficiente. En definitiva, si este cuento con cáncer y crecimiento personal de por medio merece o no unos juglares tan entregados como los directivos de Mediaset admite debate. A lo mejor las críticas de cine, ésta en especial, no son más que un cuento. O será que este bloguero está para pocos cuentos. Mejor poner aquí el "colorín colorado" y que cada uno decida.


Para crédulos y cuentistas.
Lo mejor: Su envoltorio técnico.
Lo peor: Es maniquea hasta límites inaguantables.


Escucha la crítica de UN MONSTRUO VIENE A VERME en 
EL PODCAST DE CINOSCAR & RARITIES 2X04 - FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN 2016

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