Alleluia, de Fabrice Du Welz (Francia, 2014). Sección oficial a concurso. |
Sitges está a punto de finalizar. A pocas horas para conocer el palmarés, la variada fauna de Sitges sigue acumulando visionados, maratones, madrugones y muchos debates sobre el grandísimo escaparate de películas. Sumamos minireseñas de 4 nuevas cintas que aspiran a figurar en el podio de ganadores este mismo sábado. ¡Allá vamos!
1. ALLELUIA: Fabrice Du Welz se metió al público de Sitges en el bolsillo con Calvaire y Vinyan, y con Alleluia se ha repetido el mismo esquema. El director belga brinda a la española Lola Dueñas un papel dificilísimo, de una intensidad poco común y de una ficisidad sólo a la altura de las grandes damas del cine de los Dardenne. Fotogramas granulados, una fotografía que persigue a los personajes a escasos centímetros de su piel y una dirección artística muy oscura redondean el espectáculo (ni qué decirlo, no apto para todos los públicos y sensibilidades). Alleluia es una historia de amor fou, el devenir de dos personajes que viven en los márgenes, que esconden traumas ocultos y que por sus monstruosas concepciones del amor asumen las relaciones humanas como un juego devastador y masoquista: él seduce a mujeres para después robarles dinero y pertenencias; ella se muestra posesiva e irracional, y asesina a todos los ligues 'profesionales' de su pareja. Dueñas mantiene un semblante apesadumbrado lleno de misterio durante hora y media, y emula a la mejor de las asesinas cuando la vemos cortando un pie de su víctima o pegando hasta lo indecible a la mujer que les acoge en su casa. Un álbum de postales deformadas, una desvirtuación del cine romántico, una provocación en toda regla. Dueñas ha confesado en la presentación del film que el éxito de Alleluia, exhibida en Cannes, ha sido clave para que decidiese afincarse en Francia y labrarse un futuro como actriz en el país vecino. Sitges debería corresponder su riesgo con un premio a la mejor actriz: es el papel más desnudo, intenso y carnívoro del festival, con permiso del gran trabajo de Macarena Gómez en Musarañas. Alleluia escuece y apunta a título de culto.
El ardor, de Pablo Fendrik (Argentina, 2014). Sección oficial a concurso. |
2. EL ARDOR: Esta cinta argentina también ha llegado a Sitges con el importante aval del Festival de Cannes. Si el certamen francés es una selección de las distintas tendencias del cine contemporáneo, Sitges funciona a modo de contenedor de cine fantástico y de terror: la cantidad a veces prima sobre la calidad, la necesidad de estrenar gana a la reivindicación de obras realmente destacadas, y tal vez por eso El ardor ha formado parte de la ecléctica e inabarcable sección oficial del festival catalán. La huella que ha dejado en la capital de King Kong ha sido mínima, seguramente porque el film es un experimento que quiere tocar muchas teclas y termina por evocar el silencio (o, dicho de otra manera, titubea con el cine social, sigue a modo de thriller y se atreve con el western en su tramo final, todo sin que la película tenga una mínima coherente formal o narrativa). El film de Pablo Fendrik también se ve lastrado por un ritmo lento (o mejor: lentísimo), con escenas sin apenas diálogos y unos personajes sin matices, de una sola pieza. Fendrik a ratos imita a El mundo nuevo, en otros apuesta por Apocalypto, siempre sin superar a sus referentes. Una curiosidad más que prescindible que seguramente concentrará más atenciones de las debidas gracias a la aparición chamánica de Gael García Bernal (ya se sabe: marketing ante todo).
Over Your Dead Body, de Takashi Miike (Japón, 2014). Sección oficial a concurso. |
3. OVER YOUR DEAD BODY: Takashi Miike es una institución del horror de ojos rasgados. No todas sus películas son destacables, pero de la misma forma que destacábamos a Kim Ki-Duk en anteriores crónicas, de Miike siempre hay ganas por ver sus nuevas rarezas. La más reciente es esta Over Your Dead Body, una película que nos introduce en los ensayos de una obra teatral de gran intensidad dramática, y que paralelamente refleja las relaciones de los actores fuera del plató, de forma que realidad y ficción se confunden y funden en una única historia de infidelidad, venganza e intereses cruzados. A Miike le sucede lo mismo que a la propuesta argentina: incluso con una duración bastante ajustada (poco más de hora y media), el film pesa como una losa pese a la sencillez de su trama (que puede resumirse en apenas un par de líneas). Con todo, tras visionar una obra de Miike siempre tenemos la sensación de haber entrado en la cueva del lobo, en la habitación de las perversiones: parte del espíritu inquieto e inquietante del Miike de siempre habita, aunque muy sutilmente, en Over Your Dead Body. Seguramente ganará enteros en un segundo visionado. De momento, Miike justifica su presencia en la Sección oficial a concurso por pura cuestión de estatus: al rey lo que es del rey, y Miike, aun con una película menor, siempre juega en primera división. Esta vez dudamos que se alce con algún premio.
L'altra frontera, de André Cruz Shiraiwa (España, 2014). Sección oficial a concurso. |
4. L'ALTRA FRONTERA: Ariadna Gil y gran parte del equipo de L'altra frontera han pisado hoy la alfombra roja de Sitges para presentar un film que cita (que no critica) a los reality shows más conocidos situándolos en un contexto tan extremo como el de una guerra. André Cruz traza aquí su particular Los juegos del hambre: los personajes deben trabajar en un campo de convivencia de reminiscencias nazis, las tareas cumplidas se premian con puntos, y el público que visiona el día a día en el centro decide finalmente si los elegidos pasan o no a las siguientes rondas. Gil da vida a una madre de familia que accede a formar parte de tan macabra estructura con el fin de salvar a su hijo de un peligro que se intuye inminente. Con todo, la película nunca resulta especialmente incisiva: estamos más bien ante un entretenimiento hilvanado con cierta gracia que únicamente puede amenizar las tardes de algún canal televisivo. El film sobreexplica todas las reglas del campo de trabajo y se nutre del circo mediático que a priori ataca: de ahí que el conjunto resulte ligeramente descompensado. Lo mismo sucede con una escena final de una ambigüedad innecesaria: ni queda claro el posicionamiento ideológico del film ni se justifican detalles tan importantes como el diseño de personajes (Mireia Ros, que ayer nos dejó patidifusos en la infumable Asmodexia, sigue en L'altra frontera opositando a la actriz secundaria con los papeles más desafortunados del año). Una película menor que sorprendentemente va a concurso: si Sitges fuese un reality show al estilo Gran Hermano, el film catalán no pasaría de las primeras rondas de eliminación. ¿A Ariadna Gil no le llegan - ofrecen películas más interesantes? ¿De verdad?
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