Cine español e historia: quejas y sombras
LASA ETA ZABALA (LASA Y ZABALA), de Pablo Malo
España, 2014. Dirección: Pablo Malo Guion: Joanes Urkixo Fotografía: Aitor Mantxola Música: Pascal Gaigne Reparto: Unax Ugalde, Oriol Vila, Jon Anza, Francesc Orella, Javier Mora, Andrés Gertrúdix, Carlos Olalla, Pep Tosar, Sergi Calleja, Aitor Mazo, Cristian Merchan Género: Biopic. Thriller. Terrorismo Duración: 105 min. Tráiler: Link Estreno en España: 17/10/2014
¿De qué va?: En octubre de 1983, dos miembros de la banda terrorista ETA viajaron a Bayona para una misión secreta. Ambos desaparecieron sin dejar rastro y todo parecía indicar que alguien los había secuestrado aprovechando la oscuridad de la noche. Años después, a muchos kilómetros de distancia, encuentran los restos no identificados de dos personas que una década atrás fueron torturadas y enterradas en cal viva. Una investigación revela que los cadáveres corresponden a los cuerpos de los dos terroristas y se inicia un largo litigio para averiguar la verdad del caso.
¿De qué va?: En octubre de 1983, dos miembros de la banda terrorista ETA viajaron a Bayona para una misión secreta. Ambos desaparecieron sin dejar rastro y todo parecía indicar que alguien los había secuestrado aprovechando la oscuridad de la noche. Años después, a muchos kilómetros de distancia, encuentran los restos no identificados de dos personas que una década atrás fueron torturadas y enterradas en cal viva. Una investigación revela que los cadáveres corresponden a los cuerpos de los dos terroristas y se inicia un largo litigio para averiguar la verdad del caso.
El panorama social y político por el que está atravesando España nos obliga a echar la vista atrás, realizar un ejercicio de revisión y volver a los años de la Transición, esta vez sin la nostalgia que ha imperado en los últimos años. Sólo hace falta leer los editoriales de algunas publicaciones y pasearse por las tertulias políticas de ciertos canales de radio y televisión para darse cuenta que en nuestro país no hemos sabido gestionar la herida de la Posguerra y la posterior (y tal vez falsa) euforia de la Transición; y en este ámbito, el cine, por su capacidad evocadora, por llevar al presente datos y rostros vinculados al pasado, tiene (o al menos debería tener) un papel decisivo para la convivencia y el enriquecimiento de todas las opiniones. Pero, como no podía ser de otra manera, nuestro problema es doble, o triple, o infinito, y más cuando invitamos al tan vilipendiado cine español a la fiesta del concierto o de las desavenencias políticas: ¿cómo puede nuestra industria abordar nuestro pasado si por parte de determinados sectores se ha creado una falsa imagen de 'cine politizado' o 'guerracivilista'? ¿cómo podemos realizar películas que sean buenas crónicas de un tiempo histórico y que a la vez abran interesantes debates o esclarezcan cuestiones del tiempo actual con la imperante sequía económica del sector?
Por todo ello, sorprende el estreno este viernes de una película como Lasa y Zabala,
o lo que es lo mismo, la crónica del asesinato de dos miembros de ETA y
la investigación policial y judicial que terminó juzgando a los
responsables de las muertes de José Antonio Lasa Aróstegui y José
Ignacio Zabala Artano. Muchos dirán que la irrupción del film en pleno 2014 tiene poco sentido (ETA, por suerte, parece haber cesado su actividad violenta), pero en verdad su llegada a las salas y al ojo mediático no podría ser más recurrente (ahora, conscientes de que el sistema social y judicial que se construyó años atrás se ha desplomado, podemos ser más críticos con un episodio tan turbio de la crónica negra local como el que aborda Pablo Malo). El problema (otro más: tenemos para dar y regalar) es que Lasa y Zabala se limita a reproducir en imágenes unos hechos que ya conocíamos con anterioridad, todo con una pulcritud preocupante, con una parcialidad que debería encender todas las alarmas. Partimos de la base que ni Malo ni ningún miembro del equipo de la película quiere defender o justificar a los terroristas y sus acciones, pero debido a la pobre descripción de personajes y al viciado pulso cinematográfico del film da la sensación de que la paleta de colores se reduce únicamente a todos muy oscuros y muy claros, con unos terroristas elevados a la categoría de mártires y unos guardia civiles cortados con el patrón del 'cabrón' sin paliativos. Lasa y Zabala, en definitiva, acaba resultando poco reveladora en todos los aspectos, por no decir manipuladora y manida, a pesar de que el terreno estaba muy bien abonado para realizar una crónica ampliada y profundizada del caso. La obra tampoco presenta demasiados atractivos artísticos, ya que se parapeta en el correctismo formal, en la narrativa televisiva y en el discurso superficial (algunas secuencias de las entrevistas a los juzgados causan risas de vergüenza y abucheos en la salas, consecuencia obvia de retratar por la vía fácil un tema con demasiadas aristas). Lasa y Zabala, en definitiva, es otra oportunidad perdida de nuestro cine por coger el toro de nuestra historia por los cuernos: mejor quedarse con Yoyes o Días contados, incluso con thrillers como El lobo o GAL, para conocer más y mejor esos años 80 tan puestos en duda. Y si el cine español, por cuestiones de financiación o 'x', no puede o no quiere abordar el pasado con un film de época, siempre queda la metáfora como espacio de libertad absoluta: la referencia que hace Magical Girl a la Constitución Española, aunque simbólica y casi subliminal, es, paradójicamente, mucho más potente y habla más de la España de ayer y de hoy que esta decepcionante Lasa y Zabala.
Para revisionistas no exigentes.
Lo mejor: Pequeños arrebatos de energía como los notables títulos de crédito del film.
Lo peor: Guion pobre, actores sobreactuados, tendencia al esquematismo, etc.
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