Cartel de The Guest, vista hoy en Sitges. |
Hay muchas formas de pasar el domingo: preparando la paella familiar, limpiando la casa, yendo a misa, viendo ¡Qué tiempo tan feliz! con los abuelos, practicando ese hábito tan sano de 'no hacer nada'... Otros son valientes y acuden a Sitges para ver las nuevas sorpresas de la programación del festival. Por desgracia, la jornada de hoy ha dado para más bien poco: muchos bostezos, muchos cambios de tiempo (del aluvión al calor achicharrante) y muchas películas poco o nada atractivas. Mañana, con Ki-Duk, Satrapi, Dupieux y compañía esperamos tener un día más fructífero. Pero aunque sea domingo no nos escaqueamos de la crónica de rigor. Aquí va la tercera entrega.
La distancia, de Sergio Caballero (España, 2014). Sección oficial a concurso. |
La distancia, el nuevo trabajo de Sergio Caballero (Finisterrae), ha sido el encargado de inaugurar la tanda de sesiones. Muchos nos empezamos a preguntar por qué los films más densos están programados a los 8 de la mañana: hay películas malas, pero también hay horas poco adecuadas. Tal vez en el caso de La distancia el factor horario no ha sido el más decisivo: la película, fina y directamente, es una oda al vacío absoluto, una excentricidad de la que apenas se puede trazar un mínimo argumento. En la estepa siberiana, tres enanos con poderes sobrenaturales que viven alrededor de una central térmica destartalada reciben la misión de encontrar 'La distancia'. Los protagonistas apenas mueven la boca, pero unas voces en off reproducen sus diálogos. En ningún momento se explica qué es 'la distancia', qué hacen esos personajes en ese paraje tan particular y qué significados ocultos habitan en los extravagantes fotogramas de la cinta. Una obra que uno no sabe si desagrada por ser muy rebuscada o muy sencilla: nosotros no descartamos que el film sea simplemente un ejercicio de estilo suicida diseñado para un público muy reducido. A Ángel Sala y a su equipo parece que les ha entusiasmado, pero tras la proyección sólo hemos detectado caras de sopor absoluto.
The Guest, de Adam Wingard (EE. UU., 2014). Sección oficial a concurso. |
The Guest, por el contrario, venía avalada por su buen recibimiento en Sundance y ha sido la más aplaudida de la mañana (el público de Sitges es demasiado generoso, incluso escandaloso). Adam Wingard, viejo conocido del festival gracias a la saga V/H/S o Tú eres el siguiente, explica la historia de un falso veterano de guerra que consigue cambiar la vida de la familia de un soldado fallecido meses atrás. La película lleva las constantes del 'psycho killer' a terrenos más livianos: sus influencias van de Carpenter al thriller de acción de los 80, pasando por el slasher noventero, la comedia gamberra y el terror halloweeniano. El film gustará a los que busquen un entretenimiento sin más, pero a muchos nos ha parecido una tontuna: ¿por qué da la sensación de que todo sucede 'porque sí', sin una explicación convincente, y con un tramo final que se desmadra segundo a segundo? Dan Stevens, muy modosito en la serie Downton Abbey, es la estrella absoluta del espectáculo con un 'bueno-malo' o 'malo-bueno' (según se mire) que tendrá muchos adeptos. Esperamos que la forzada escena final no sea la amenaza de una secuela. Ya sea en cines, en dvd o en los inframundos de la descarga y visionado online, el film tendrá mucho éxito.
The Midnight After, de Fruit Chan (Hong Kong, 2014). Sección oficial a concurso. |
The Midnight After tampoco ha conseguido remontar los ánimos festivaleros. Fruit Chan, al igual que Shimizu con el film que vimos ayer, cambia totalmente de tercio, y no precisamente para bien: The Midnight After es una comedia de acción para un público juvenil de Hong Kong, por lo que gran parte de los chistes, las referencias internas y las citas culturales de la película quedan muy lejos de nuestra mirada occidental. Sea o no cuestión de las diferencias geográficas - culturales, nos sorprende la escasa capacidad de los asiáticos para hacer películas de mensaje directo, metraje ajustado y trama sintética: al igual que muchas cintas asiáticas vistas en Sitges, The Midnight After se enreda sin necesidad, tiene personajes que gritan todo el rato y acumula varios finales posibles, a cada cual más surrealista y menos convincente. La premisa es, como mínimo, digna de mención: tras pasar un túnel, los 17 pasajeros de un autobús se enfrentan a una gran ciudad desértica y dudan de si la humanidad ha desaparecido o si en verdad quienes han muerto son ellos. Aunque Chan se recrea en la descripción de personajes y al final poco o nada acaba teniendo demasiada enjundia. Fuera de Sitges estaríamos hablando de una película incomible, imposible de distribuir. Su mayor pecaso, con todo, es otro: hacernos aborrecer una canción tan fantástica como Space Oddity de David Bowie.
I Origins, de Mike Cahill (EE. UU., 2014). Sección oficial a concurso. |
Acabamos con el visionado más destacado de este 5 de octubre: I origins (Orígenes). Mike Cahill sorprendió a todos con Another Earth (premio a la mejor actriz en el Festival de Sitges 2011) y repite acierto con su nuevo trabajo. Tal vez por el camino Cahill ha perdido frescura, pero en líneas generales puede decirse que en Orígenes aplica su particular sentido del género fantástico a una historia más comercial, con un público potencial más numeroso y heterogéneo. Michael Pitt, con la estética gafapasta - hipster que está de moda entre el indie estadounidense, da vida a un científico que estudia la evolución del ojo humano y que está obsesionado con los ojos de una chica que vio en una fiesta cuatro años atrás. Su mezcla de romance, ciencia ficción y misticismo recuerda, aunque sea vagamente, a Human Nature de Michel Gondry: en esencia, es una película más mainstream de lo que parece, más divulgativa que intelectual, pero afortunadamente entretenida, con la capacidad de no resultar demasiado rompedora pero tampoco demasiado obvia. Recibirá muchos halagos entre la comunidad bloguera, pero a este blog no le ha acabado de entusiasmar: aun con sus diferencias, es un producto demasiado parecido a otros tantos (¿cuántas películas recurren a canciones de Radiohead para ambientar su escena clímax?).
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