What We Do In The Shadows, de Taika Cohen y Jemaine Clement (Nueva Zelanda, 2014). A concurso. |
Aunque el Festival de Sitges no clausurará su edición número 47 hasta el domingo con los tradicionales maratones de mañana, tarde, noche y madrugada (más o menos lo que sería acabar una gran cena con una ronda de bufet libre... empache asegurado), este sábado sabremos la lista completa de ganadores, y hoy viernes se han acabado de exhibir todos los films a concurso. Sitges es un certamen poco o nada ortodoxo: la sección oficial la forman 38 películas, por lo que es casi imposible hacer una quiniela más o menos seria. Muy pronto desvelaremos nuestros pronósticos y el listado de films favoritos del blog. De momento, seguimos con el repaso a los visionados de la jornada: cuatro cintas muy variadas que darán mucho que hablar.
1. WHAT WE DO IN THE SHADOWS: Los creadores de Eagle vs. Shark y Flight of The Conchords, dos de las series cómicas de culto más célebres de los últimos años, dan su salto al cine con esta comedia de terror, un falso documental que nos cuenta el día a día de cuatro vampiros que comparten piso. La estructura de las sitcom y la acumulación de gags son la base de una propuesta que juega a desmontar los tópicos vampíricos de toda la vida: aquí los protagonistas se comportan como adolescentes supersalidos y aprovechan su condición para tener una activísima vida nocturna. El film ha gustado mucho en Sitges y muy probablemente se alzará con el Premio del público: la audiencia sitgense sabrá valorar su irreverencia, su infatigable sentido del humor y su capacidad por describir personajes muy atractivos para audiencias jóvenes. En lo personal, What we do in the shadows es una película que se alarga demasiado. Sus chistes saturarán a unos y encantarán a otros. Quien escribe, salió de la sala cansado de tanta memez. Para gustos, colores. Con todo, una de las propuestas más singulares de todo el festival, uno de los pocos títulos exhibidos que no cuesta ver como inminente obra de culto (aunque para el blog el adjetivo que mejor la describe es 'peripatética': extravagante, pero por ridícula).
Tusk, de Kevin Smith (EE. UU., 2014). Sección oficial Fantàstics Especials. |
2. TUSK: Kevin Smith ganó el máximo premio en Sitges con Red State, film con el que cambiaba su cine de humor ácido hacia terrenos propios del cine de terror. Tusk se sitúa a medio camino entre ambas tendencias, y tal vez por ello el film resulta más convincente que el anterior trabajo del director (no se entiende, por lo tanto, que Tusk no figure a concurso este año). El film une el absurdo con la brutalidad, y el espectador visiona la película entre la perplejidad y el descojone. Un psicópata con especial afición a las morsas se topa con un podcaster que se dedica a mofarse de toda la gente rara que encuentra a su paso. De ese encuentro adivinaremos las perversidades del primero, mientras que el segundo recibe un castigo ejemplar por su tendencia a la mofa ajena. A veces dan ganas de frotarse los ojos en mitad de la proyección porque cuesta dar crédito a lo que vemos en pantalla. Smith por primera vez consigue unir el terror más visceral con el humor más alocado: Tusk, como resultado, es una experiencia difícil de olvidar, muy consciente de sus juegos e incluso con una honrosa capacidad de reírse de sí misma. Nunca vimos nada igual, ni en Sitges ni en ningún otro lugar: difícilmente llegará a salas, pero tendrá una vida muy larga en la red. Eso sí: para disfrutarla, hay que tener una especial propensión al cachondeo.
Cuando despierta la bestia, de Jonas Alexander Arnby (Dinamarca, 2014). A concurso. |
3. CUANDO DESPIERTA LA BESTIA: Cuesta no comparar el film de Arnby con Déjame entrar, no solo por la vinculación nórdica de ambas (con todo lo que implica: paisajes helados, contención de sentimientos, mezcla de drama con cine fantástico, etc.), sino por su interés a la hora de acercarnos los traumas de sus personajes mediante las deformaciones que permite el terror (en el film que nos ocupa se habla de la licantropía, y en la obra de Alfredson se optaba por un amor vampírico). Las relaciones, con todo, acaban aquí, porque mientras el film sueco se desarrollaba con sensibilidad y personalidad, el danés lo hace con poco ritmo, tendencia a la contemplación y una muy poco perfilada historia de marginación y acoso. La protagonista de Cuando despierta la bestia contiene sus impulsos animales, aunque no puede evitar que su cuerpo sufra pequeñas transformaciones cada vez que la gente de su alrededor la trata mal. Como es de esperar, el personaje estalla y la película se abre paso a un tramo final plenamente vinculado al cine 'made in Sitges'. Lástima que el conjunto no convenza ni en su apartado dramático ni en su vena de género. El film se queda a medias, presenta pero no profundiza, apenas se queda en la superficie de una historia que se intruye tremenda de puertas adentro. La bestia no despierta: queda en un semiestado de hibernación. Una película muy fácil de olvidar.
It Follows (Te sigue), de David Robert Mitchell (EE. UU., 2014). A concurso. |
4. IT FOLLOWS: La protagonista de It Follows soporta el peso de una maldición terrible: en el momento más inesperado, en el lugar más insospechado, alguien la persigue. Uno agradece que Sitges apueste por el thriller psicológico puro y duro (venimos de unos días con menús propios de una casquería). It Follows va camino de convertirse en uno de los misterios más inquietantes del certamen: guste más o menos, es una película que bombardea la cabeza, que contiene momentos de gran intensidad y que permite al espectador transitar espacios muy poco frecuentes en el género (por ejemplo, los sustos a plena luz del día, las persecuciones con planos generales y escenas con una estética tan singular como el momento de la piscina). El talón de Aquiles del film de David Robert Mitchell está en su obsesión por contar más de lo que parece, por elevar una premisa muy original a una metáfora mayor: por culpa de ello, la película no encuentra su resolución, dilata la historia hasta echar al traste parte de su encanto, y la audiencia tiene la sensación de no saber si el director quería hablar de los traumas infantiles o simplemente enredar al personal (el film admite, imaginamos, tantas lecturas como espectadores). En este caso, It Follows ganaría enteros siendo un film de terror teenager más convencional, con las clásicas huidas, los ineludibles chillidos y las trampas ambientales de turno. Una película difícil de describir que parece la versión terrorífica de Sofia Coppola. No aclara su mensaje, deja mucho a la libre intuición e imaginación de cada uno (demasiado), y aún así es quizás una de las películas más bellas, sencillas y poco convencionales de esta edición. Habrá que volver a ella para decidir si estamos ante una importante aportación o ante una tomadura de pelo. A nosotros nos ha picado la curiosidad y deseamos verla por segunda vez. El título es su argumento, y también la esencia de la película: es una de esas obras que te desarman quieras o no. Al fin y al cabo, ¿hay algo más terrorífico que alguien te persiga por la calle sin motivo aparente?
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