jueves, 7 de noviembre de 2013

Crítica de FRUITVALE STATION, de Ryan Coogler

¿Cómo hablar de Fruitvale Station sin caer en el tópico? ¿Sin decir que es esa película que año tras año cursa por la pelea de los Oscar sin reunir ningún mérito? ¿Sin mencionar que remite a un hecho tan concreto que sólo tiene sentido para una audiencia yanki igual de concreta? ¿Sin comentar que todo en ella está dispuesto para sonsacar la lágrima del personal y enmascarar por vía del robatorio emocional que lo visto no es más que un telefilm maquillado? Tan tópica como esa retahíla que hemos escuchado miles de veces en miles de películas: 'lo malos que son los negratas' para la comunidad negra y 'lo malos que son los blanquitos' en boca de los afroamericanos. No dudamos que Fruitvale Station remita a una cuestión-tensión social existente en una parte de Estados Unidos. Todavía ponemos menos en duda el caso real en el que se basa: la injusta muerte de Oscar Grant, joven padre de familia negro, durante la celebración del fin de año en un metro disparado sin motivo aparente por un policía. Lo que no se entiende es que ese caso, ficcionado y recreado por el film, sea la excusa para contarnos la supuesta historia de un padre coraje, de una madre coraje que sufre por sus retoños y de una novia coraje que trabaja todo lo posible para sacar a los suyos adelante. Vidas corrientes, pero puestas en negrita, subrayadas y engrandecidas hasta convertirlas en un material supuestamente enorme.


Fruitvale Station es del todo inverosímil, y como película cuesta encontrarle un sentido: si quería ser un homenaje a la víctima, al Grant real le hace un flaco favor el discurso demagogo del film; si quería ser la enésima exposición de la guerra 'negros-blancos', al film le faltan ideas y le sobra ideología; si quería difundir la historia de Grant con fines 'x', entendiendo que un film de ficción llega más lejos a lo que públicos se refiere que el formato documental, no se entiende su comienzo con las grabaciones reales del tiroteo, ya que esas imágenes no sólo condicionan la recepción de todo lo que viene después sino que imposibilita la sorpresa para aquellos que entren al cine a ciegas; y si quería ser un drama sin más, los personajes bien merecían una descripción con menos generalidades. En resumen, Fruitvale Station es una película ruidosa que sólo tendrá adeptos entre la audiencia más adormilada: no se precisa un visionado muy atento para darse cuenta que los postulados extraficcionales de la cinta caen por su propio peso. Un título pensado para llegar por la vía del atajo al centro de la esfera mediática, nacido de la nada y aún así con escandalosos aires de grandeza. Todo lo dicho puede discutirse y seguro que puede escocer a más de uno, porque Fruitvale Station sabe vestirse con las mejores corazas y cuestionarla parece una cuestión impopular, casi insolidaria con el propio Grant y con el equipo de la película - movido, dirán ellos, por cuestiones puramente artísticas y humanitarias -. Sea como sea, desde la lucidez o desde la incorrección, desmontamos lo que al blog le parece evidente: Fruitvale Station es 'pan y circo' manipulador.


Para los que piensen que Crash era facilona y manipuladora: hay cosas peores.
Lo mejor: Una Octavia Spencer dispuesta a salvar lo insalvable.
Lo peor: Que tendrá un grupo de feroces defensores.

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Nota: 4

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