Aun teniendo un blog y siendo parte de esta sociedad tan globalizada y dominada por la tecnología, me sigue maravillando que en muy poco tiempo podamos contar con reseñas, comentarios en Twitter, entradas en varias webs y rumores varios sobre Melancholia. Ahora las sesiones matinales de la prensa en Cannes (8:30 de la mañana) tienen otra dimensión: lograr que medio mundo despierte con las reacciones de, en este caso, una película tan esperada y un cineasta tan polémico como Von Trier. Se ha dicho, se dice y se comentarán muchas cosas de Melancholía, y siempre hay que tener en cuenta que no es lo mismo ver una película en un festival que en una sala de cine convencional. Tampoco lo es el público: los gustos de la prensa son incluso más caprichosos e inexcrutables que los de los cinéfilos. Por eso hay que leer las primeras reacciones del film como positivas y saber interpretar los elogios de los entusiastas y los abucheos de los más críticos.
Parece que Melancholia ha gustado a quien tenía que gustar: al público seguidor de Von Trier, entre ellos los que se sintieron decepcionados, incluso estafados, con la radicalidad de Antichrist. También hay un sector que se ha sentido indiferente ante la película, otra buena señal: el día que Von Trier contente a sus detractores habrá que encender las luces de alarma. Todo apunta a que Kirsten Dunst brinda una excelente interpretación y que incluso podría seguir la senda de Gainsbourg (también hoy en la Croisette) y ganar la Palma de oro. La noticia es que el danés ha vuelto al melodrama, y en su intento por abarcar todos los géneros, fiel a su espíritu juguetón e inconformista, ha creado otra rareza, ahora afín a las formas del cine fantástico. Eso sin grandes efectos, pero sí con imágenes bellas. De hecho, la película arranca con ocho minutos con una melodía de Wagner mientras en la pantalla se sobreponen imágenes de seres mitológicos y otras paranoias. Vaya, que parte del espíritu de Antichrist sigue en los fotogramas de Melancholia. Veremos si al final ambas acaban formando el díptico esperado.
Otra cuestión es Von Trier. Él como director recién llegado en su caravana a un Cannes que busca la foto, el comentario y el vestido de turno. Definitivamente la gente toma a Von Trier demasiado en serio, y el danés, consciente de ello, le gusta provocar. Este año la declaración no ha venido a discutir quién es el mejor director de cine del mundo, más bien se ha hablado sobre la figura de Hitler, con la que Von Trier asegura simpatizar. Eso según los comentaristas presentes en la rueda de prensa. Eso sin conocer el contexto de la frase. Eso como triste titular escrito por unos periodistas que ante la labia de Trier se muestran muy poco perspicaces. Von Trier no se toma demasiado en serio a sí mismo y no está para hacer parabienes. Pero cuando se trata de sus películas, Von Trier hecha la carne en el asador. Así que hay que saber leer entre líneas aquello que podrán encontrar en páginas análogas a esta. La síntesis es clara: Melancholia ha cumplido las espectativas, independientemente de su potencial ante posibles galardones o las declaraciones de sus responsables. Si Cannes trata de cine, parece que el de la jornada de hoy ha sido bueno. Muy bueno. Melancolía, pero esperanza.
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