domingo, 15 de mayo de 2011

Lovers in Beijing: Crítica de SPRING FEVER

Spring Fever busca a toda costa ser una historia lírica, sin renunciar a escenas de alto contenido sexual, jugando con sus personajes para al final no llevarles a ningún sitio. De alguna manera, Spring Fever no sabe qué película quiere ser y va probando varios tonos, registros y narraciones secundarias para al final carecer de unidad. Con todo esto no es raro que la película despiste. Empieza, eso sí, de una forma clara: dos hombres mantienen relaciones sexuales en una caseta de lo que parece una isla apartada, mientras un tercero en discordia espía esos momentos de complicidad. Ya en la ciudad, la mujer de uno de los amantes salta a escena y destapa la infidelidad homosexual de su marido. Lo que sigue es una tragedia un tanto alicaída que viene a decirnos lo difícil que es ser feliz y libre cuando las convenciones y las obligaciones juegan en contra de nuestros intereses. Nada nuevo. Este discurso tiene lugar entre citas literarias que nos retrotraen a una primavera bucólica, mientras los fotogramas se mueven en una paleta de oscuros y marrones bastante deprimente. La entrada de un nuevo personaje, una chica que pierde su trabajo, viene a sumarse a lo que acaba siendo un mosaico de secretos nocturnos, corrupción y personajes perdidos. Se desea un guión más consistente, y, paradoja absoluta, la película ganó el premio al mejor libreto en el Festival de Cannes 2009. Ligeramente provocativa, ligeramente deprimente, ligeramente poética, Spring Fever carece de ese tono febril que invade su título. De nuevo, otra paradoja para un film inédito en España con más sombras que luces, acaso una especie de tótem alternativo del nuevo cine queer.


Nota: 6

1 comentario:

Giancarlo Verástegui dijo...

Inexplicable el premio a Cannes... Totalmente de acuerdo con tu crítica, aunque si fuiste bastante generoso con ese 6.

Tanti Saluti Xavier!!!