

Hay que desmentir muchas cosas sobre Nine. En primer lugar, Marion Cotillard no es más protagonista que Penélope Cruz, por citar a las dos actrices que consiguen las mejores interpretaciones de la cinta. Suma y sigue: Nicole Kidman, cuyas dotes musicales son innegables, no desmerece en nada a sus compañeras de reparto, por muy desacreditada que esté la australiana tras algunos desatinos artísticos (y estéticos, por no decir quirúrgicos). Y, para redondear el análisis al reparto de Nine, Daniel Day-Lewis brinda otro tarado memorable, un director de cine en decadencia atractivo en todos los sentidos. Más superficial es la aportación de Kate Hudson, el único personaje que no está explotado como debiese, aunque ella sola centra el número musical más famoso de la velada. Fergie no desentona (Be italian es el leitmotiv, la columna vertebral del relato) la diva Loren funciona más como guiño interno que como personaje potente y Judi Dench es un valor seguro que no decepciona. No seremos chovinistas: Cruz está radiante, pero no excelente. Al final, parece casi obvio que no figure entre el quinteto de nominadas a actriz secundaria, aunque tener el papel más atractivo del show ya es todo un mérito. Todo ello, por conjunto y por separado, uno de los repartos más vistosos y multiculturales del momento que, sin llegar a estar desaprovechado, sí daba para mucho más.

Más atrevida es la cinta a nivel técnico. Todos los números musicales suceden en el mismo escenario, los decorados de la película que Contini está a punto de rodar pese a no tener ni guión ni salud. También sorprende el elegante uso del blanco y negro para retratar flashbacks, algunos de ellos de suma importancia (véase la atractiva escena de la playa). La gran tara de Nine es tener poco gancho cómico y devenir un tanto forzada en sus momentos dramáticos: la discusión en la sala de proyección entre Day-Lewis y Cotillard no funciona, y el frustrado romance entre Day-Lewis y Kidman no llega nunca a justificarse del todo. Al final, Nine se desnuda y demuestra tener poca enjundia, excesivo temor al riesgo, menos energía de la que precisa un musical de nivel. En el otro lado de la balanza, el guión, último trabajo del fallecido Minghella, cuenta con algunas frases memorables, mención especial para la descripción que Judi Dench realiza sobre la tarea de dirigir (basada, según ella, en decir 'sí' y 'no' todo el tiempo a toda la gente). Poco para pasar a la historia, bastante para merecer su visionado, suficiente para conseguir alguna nominación a la estatuílla.
