¿De qué va?: David es un chico normal que empieza a experimentar sus primeros impulsos sexuales. Bárbara, la hija de su dentista, se convertirá en el objetivo a conseguir. David fantasea con estar con Bárbara y hace todo lo posible para coincidir con la joven. Mientras, en su vida suceden muchísimas más cosas: su abuela se muda a vivir a la casa familiar, su hermano pequeño está a punto de fichar por los alevines del Real Madrid, su profesor de gimnasia le introduce en las frustraciones de la vida adulta y su madre cada día pierde más el control.
Palmarés: Dos nominaciones a los premios Goya 2001: mejor realización novel (Víctor García León) y mejor actor novel (Biel Durán). Premio al mejor actor para Biel Durán en el Festival de Málaga 2001.
El dato: Más pena que gloria nació como un encargo para adaptar al cine la novela Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero: al recibir la negativa de los productores tras elaborar un primer guion alejado de los cánones comerciales, García León, junto a Jonás Trueba, que en ese momento tenía tan solo 20 años y firmaba sus primeros trabajos como guionista con el mote de Jonás-Groucho, decidieron seguir con el proyecto y levantaron el film. Finalmente, Y decir alguna estupidez, por ejemplo, te quiero fue dirigida por Antonio del Real y se estrenó en el primer trimestre del 2001, mientras que Más pena que gloria, tras su paso por el Festival de Málaga, llegó a las salas ese mismo verano. Durán, ya conocido por su primer trabajo en La teta y la luna de Bigas Luna, trabajó durante su infancia en algunas de las series más destacadas de la televisión catalana de finales de los 90. Es el primer trabajo en cine de Bárbara Lennie, que por aquél entonces contaba con 16 años: posteriormente conseguiría la nominación a la mejor actriz revelación por Obaba de Moncho Armendáriz y el Goya a la mejor intérprete femenina por Magical Girl, ya convertida en una de las grandes estrellas de la escena española.
Reseña: Más pena que gloria retrata el mundo de la adolescencia con sus alegrías y sus miserias. El argumento no es nuevo, las intenciones también nos resultan familiares y el desarrollo de la historia tampoco abre nuevas vías. Con todo, Más pena que gloria sabe reivindicarse y diferenciarse gracias a un tono tragicómico muy conseguido. A la credibilidad que inspira todo el conjunto, a la cercanía de sus escenarios y a la cotidianidad de sus diálogos se suma una notable pericia a la hora de presentar situaciones y personajes entrañables que sufren aquellos problemas y que acallan aquellos deseos que nadie se atreve a decir, mucho menos a poner en pantalla. Aunque Más pena que gloria esté escrita por dos veinteañeros, su visión de esta etapa vital tan cinematográfica es adulta, llena de comprensión y de cariño, capaz de revelar el patetismo de su personaje y al mismo tiempo de humanizarlo con sus rudimentarias desventuras. En conjunto, queda el recuerdo de unos años en los que uno no puede hacer casi nunca lo que quiere hacer y en los que la comunicación con el otro supone en muchas ocasiones un gran reto. Mientras otros films hablarían desde la disputa, la crítica o la complacencia, límites todos ellos muy fáciles de cruzar, Más pena que gloria es un equilibrado cuento costumbrista que tiene la bondad del mejor Azcona y la descripción de personajes de cierto cine francés. Y si en algún momento algún espectador tiene la sensación de estar ante un intento de vodevil a medio cuajar, el excelente plano final despeja las dudas: la adolescencia, como dice su título, tiene más pena que gloria, y la toma de conciencia del personaje es el primer paso hacia la vida adulta, llena de renuncias y alguna que otra satisfacción. García León, en definitiva, nos dice que siempre somos unos novatos en todo, y eso eleva este relato de iniciación sexual a la categoría de cine entrañable e inspirador.
Para adolescentes sin nostalgia.
Lo mejor: Tiene el profesor de gimnasia más enrollado del cine español.
Lo peor: No quedan claras ciertas motivaciones de los personajes adultos.
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