martes, 8 de enero de 2013

Crítica de LAS AVENTURAS DE TADEO JONES, de Enrique Gato

El cine español necesitaba una película como Las aventuras de Tadeo Jones. Por varios motivos. El más evidente, para demostrar que con constancia y trabajo se pueden construir productos sólidos, dinámicos y simpáticos. El primer largometraje de Enrique Gato, además, tiene visión de mercado, algo por lo que no debe pedir explicaciones, mucho menos perdón: ya era hora que desde aquí se crease un producto animado enteramente local y al mismo tiempo de valores, resultados y potencial internacional. Otra cuestión por la que este arqueólogo a lo Ibáñez entra en el cine más estimable del 2012 es por su falta de pretensiones: concatena gags con mucho tacto, nunca fuerza los guiños cinéfilos a Lucas y a Spielberg aun siendo perfectamente reconocibles para el público atento, y es la primera vez que la animación made in Spain aspira y consigue crear un héroe de cartoon con el good feeling propio de producciones foráneas. Las aventuras de Tadeo Jones no cuenta con los softwares y los equipos de la Pixar, por lo que no pueden valorarse sus resultados artísticos en relación a obras con las que por motivos más que evidentes parte en desventaja. Lo notorio es que Enrique Gato dota de muchísima vida a todos sus personajes y logra un entretenimiento familiar que no tiene nada que envidiar a otras compañeras con más gadgets y presupuesto a sus espaldas. Las aventuras de Tadeo Jones dista de ser la película definitiva, si bien Gato reactualiza el cine infantil de los 80 con el que se crió con el fin de crear una saga de lo más estimulante a los márgenes de otro cartoon con más posibilidades. No es que su éxito en España y en países como China hayan adulterado nuestro juicio: la película realmente merece todo lo bueno que ha recibido y que tendrá a lo largo de este 2013. Arrugas y Chico y Rita eran artesanía de autor y Planet 51 demostró la solvencia de las coproducciones. Las aventuras de Tadeo Jones demuestra que lo comercial puede y debe aunarse con la calidad. Suma y sigue, con el añadido de estar ante un gran salto a todos los niveles. A la animación española todavía le queda mucho trecho por recorrer, pero sin duda este es el camino correcto. Ocupa desde ya un trono considerable, más pequeño que el de Indiana, pero muy honroso.


Para quienes desconfían de las posibilidades, comerciales y artísticas, de nuestro cine.
Lo mejor: El carisma de sus personajes.
Lo peor: Alguna catetada prescindible como el guiño torero con la pantera.

Nota: 6'5

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