1. No confieses que no te gusta el cine de superhéroes. Pueden quemarte en la hoguera.
2. Aunque te guste más Bolt que Wall-e, Mamma Mia! que El caballero oscuro , ocúltalo: no tienes nada que hacer.
3. No te declares fan de algún director con nombre extraño: el colectivo sabe quién es Spielbergh, pero no Park Chan-wook. Vive tu condición de raro en soledad: esta es la mejor forma de tener siempre razón.

4. No recomiendes películas que no sean populares: este es el primer paso para mantener tu círculo de amigos intacto.
5. Aléjate de todos aquellos que se presentan ante tí como cinéfilos. Hay excepciones, pero casi todos acaban decepcionándote. Tú escúchales, asiente y calla: las risas o las lágrimas vienen después.
6. Evita ser loquaz a lo que cine se refiere: te pondrán a prueba, dudarán de tus conocimientos y encontrarán cualquier excusa para eliminar tu mérito. Ser cinéfilo es luchar contra todo, contra viento y marea. Tú resiste: el cine lo vale.

7. Puedes decir tranquilo que te encanta Hitchcock o Kubrick (los clásicos se llevan). Es obligatorio decir que Mamma Mia! no vale nada, que sigues la última serie americana de prestigio (si miras Perdidos, mejor que mejor) y que el cine actual está muy, muy mal. Lo apocalíptico se lleva en época de crisis. Si quieres estar al día, debes hablar mal de Nicole Kidman, Meryl Streep, Almodóvar, el cine español en general, los Oscar, los remakes y las descargas en internet (aunque tú seas su consumidor número uno). Tu entorno lo agradecerá.
8. La tentación es fuerte, pero evita ir al cine con alguien que aprecies. Verás superproducciones que no te gustarán... y a la salida del cine, será muy difícil mentir. Evita el mal trago.

9. Nadie debe saber cuántos dvds tienes o cuánto dinero te gastas en dvds. Eso queda entre tu cuenta bancaria, tus estanterías (recomiendo armarios o muebles especiales) y tú. No pongas los dvds en lugares visibles: quienes vengan de visita querrán verlos (y lo que es peor: tocarán las cajas... algo que nos pone muy nerviosos).
10. Solo puedes dejar los dvds a alguien de mucha confianza: o no te los devuelven o te los traen rallados. Tras la confianza, la hecatombe. Evita disgustos innecesarios.
Si no quieres seguir las instrucciones, tienes una doble alternativa: evita ser como quieren que seas, visionar las películas que las productoras y televisiones quieren que veas. Destroza el cánon y adáptalo. Disfruta; evita las críticas con sorna, las palomitas de colores y los films de Roland Emmerich. Tu salud te lo agradecerá.