LA ETERNIDAD Y UN DÍA (MAI AIONIOTITA KAI MIA MERA), de Théo Angelopoulos (Grecia, 1998)
Cinoscar Summer Festival: Sección oficial a concurso
Elección de Mayra Meza: ''Angelopoulos presenta una película con un ambiente gris y conmovedor, rodeado de silencios que hablan, palabras que son poesía y una lírica llena de párrafos que te golpean el corazón, mientras la música acompaña cada escena de una manera espléndida. Sin duda un film muy recomendable especialmente para aquellos que gustan del drama silente con aires de poesía cautivante que merodee la historia''.
¿De qué va?: Alexandros es un escritor anciano que debe ingresar en un hospital. Decidido a no seguir las indicaciones médicas, Alexandros abandona la casa donde ha estado viviendo los últimos tres años y decide viajar sin destino fijo. En ese trayecto coincidirá con su hija, conocerá a un niño albanés víctima de las injusticias de los adultos, rememorará su gran novela inacabada y recordará a su madre y su esposa.
Palmarés: Palma de oro y premio del jurado ecuménico del Festival de Cannes 1998. 7 galardones del Festival de cine de Thessaloniki, entre ellos película, director, guion y actriz secundaria.
Reseña: El cine silente e itinerante de Angelopoulos tiene en La eternidad y un día una de sus obras más aplaudidas, tal vez la más accesible para aquellos que denunciaron cierta espesor en los postulados formales y temáticos de El paso suspendido de la cigüeña o La mirada de Ulisses. La eternidad y un día es una cinta más depurada, claramente poética, anárquica y atmosférica. La mejor postura ante las dificultades del cine de Angelopoulos es dejarse llevar sin buscar demasiado sentido a las imágenes pero conscientes de que el cineasta griego habla desde el presente y desde el recuerdo, desde el objeto y desde el símbolo, desde la historia y desde la lírica. La eternidad y un día es un viaje por espacios y sensaciones difíciles de determinar: su protagonista intuye la cercanía de su ocaso y se deja llevar por las lagunas de la memoria y la dureza del ahora. Es una película que no se ve: se está en ella. Angelopoulos llena el metraje con sus obsesiones: el mar como paisaje de fondo, la celebración de una boda, los niños subidos al alambre de una frontera, la desnudez de la carretera, una banda sonora que repite una escueta y bella melodía, largos parlamentos combinados con la voz en off narradora, la búsqueda de la identidad, la necesidad de capturar el tiempo mediante las palabras... Un film que en el peor de los casos puede resultar agotadora e inexpugnable para aquellos que no suelen detectar o interpretar las metáforas: el cine de Angelopoulos hay que disfrutarlo en un plano primitivo, meramente sensorial, pero también otro intelectivo. Por el contrario, si uno conecta en cuerpo y alma con lo que ocurre en la pantalla, el film proporciona una experiencia tan placentera como dolorosa. El cine sigue siendo arte gracias a gente como Angelopoulos. Una obra maestra.
VALORACIÓN DE LA CRÍTICA
Hermoso, doloroso y lírico retrato del último día de la vida de un viejo y enfermo escritor. Carlos Boyero, El Mundo.
Lo que hubiera podido ser un film realista y lírico, cae finalmente en un simbolismo ostentoso. Stanley Kauffmann, The New Republic.
De una intensidad hipnótica y calmada. Un placer sin fin. John Mount, Sight and Sound.
Lo que hubiera podido ser un film realista y lírico, cae finalmente en un simbolismo ostentoso. Stanley Kauffmann, The New Republic.
De una intensidad hipnótica y calmada. Un placer sin fin. John Mount, Sight and Sound.
VALORACIÓN DE LA CRÍTICA DEL FESTIVAL
Maravillosa odisea sobre el exilio interior, sobre la memoria y la pérdida, la historia pasada y presente de un país, retratada por un viajero; inmenso Bruno Ganz. Uggo Kollado
Poesía en estado puro. Evoca la soledad del ser humano, que acaba refugiándose en un niño inmigrante. Muy buena fotografía y música y gran interpretación del actor protagonista. Guillermo Navarro
Poesía en estado puro. Evoca la soledad del ser humano, que acaba refugiándose en un niño inmigrante. Muy buena fotografía y música y gran interpretación del actor protagonista. Guillermo Navarro
Poesía y lirismo. La historia es muy sencilla y el
objetivo es convivir con el personaje, y entender, disfrutar y sufrir sus
últimas horas, pero personalmente no me ha convencido. Dotada de una fotografía
magistral y unos planos absolutamente maravillosos, visualmente es una delicia. Jose Zambrano
Cada fotograma de esta notable película está impregnado de la extraña sensibilidad con la que Angelopoulos convierte cualquier hecho banal en una fábula poética. José Barriga
Cada fotograma de esta notable película está impregnado de la extraña sensibilidad con la que Angelopoulos convierte cualquier hecho banal en una fábula poética. José Barriga
PUNTUACIÓN DEL JURADO
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