jueves, 5 de marzo de 2015

CRÍTICA | VERY BAD THINGS, de Peter Berg


Chicos malos, pobres diablos
VERY BAD THINGS, de Peter Berg
Sección Oficial Festival de San Sebastián 1998
EE. UU., 1998. Dirección y guión: Peter Berg Fotografía: David Hennings Música: Stewart Copeland Reparto: Cameron Díaz, Christian Slater, Jon Favreau, Daniel Stern, Carla Scott, Tyler Cole Malinger, Leland Orser, Jeremy Piven, Jeanne Tripplehorn Género: Comedia negra. Parodia. Thriller Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 08/01/1999
¿De qué va?: Fisher está a punto de casarse. Su futura esposa está obsesionada con el enlace: quiere tenerlo todo controlado, todo a punto, todo milimetrado hasta el mínimo detalle. Superado por las circunstancias, Fisher idea un plan para evadirse, celebrar el fin de su soltería y romper con su gris rutina: una noche de desenfreno, alcohol y drogas con sus amigotes en Las Vegas. La farra acabará en tragedia: una prostituta muere en su habitación, entierran el cadáver y llegan a un pacto de silencio para volver a la normalidad sin levantar ninguna sospecha. Con todo, como era esperar, no tardarán en estallar las tensiones, los secretos y los reproches.


De todas las comedia gamberras del último cine norteamericano, Very Bad Things es seguramente uno de los títulos más interesantes. Referente de despelotes recientes como Resacón en Las Vegas, la obra de Berg (su ópera prima, y todavía ahora su mejor película) pone en la picota del humor extremo a una sociedad norteamericana asentada en las apariencias y en los sentimientos reprimidos. Berg sigue al dedillo las convenciones del género (no renuncia al espectáculo palomitero de rigor), pero se muestra especialmente retorcido y brillante a la hora de trazar los claroscuros de sus personajes. Con esta premisa, Very Bad Things equilibra el despitorre con una matizada descripción de situaciones (algunas, gags de una precisión genuína, como la escena de la gasolinera; otras, bifurcaciones al terror de pringue y cachondeo, como el momento de la boda). Un conjunto que invita a la carcajada, aunque su personalidad bipolar la lleve a combinar líneas de guión divertidísimas con otras muy amargas. De hecho, pocas películas guiñan al público tan directamente y, paradójicamente, trazan un final tan lapidario como el de Very Bad Things (imposible olvidar a una Cameron Diaz superada y vencida, víctima de la feliz caricatura que quería preservar a toda costa). Apenas cuenta con quince años a sus espaldas, pero se echa de menos el humor lacerante, incisivo y desaforado de Very Bad Things en la cartelera de nuestros días. Una equilibrada combinación de lugares comunes y quiebros críticos. Una chorrada muy seria, o una seriedad muy chorra: en resumidas cuentas, una película que inquieta y que divierte.


Para los que saben que lo serio, a veces, se viste de comedia desenfrenada.
Lo mejor: Slater y Diaz en, tal vez, sus mejores interpretaciones 'ever made'.
Lo peor: Algún exceso de más (con todo, inevitable... y excusable).

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