Ludovic quiere ser niña
MA VIE EN ROSE (MI VIDA EN ROSA), de Alain Berliner
Globo de oro a la mejor película de habla no inglesa 1997
Bélgica, 1997. Dirección: Alain Berliner Guión: Alain Berliner y Chris Vander Stappen Fotografía: Yves Cape Música: Dominique Dalcan Reparto: George du Fresne, Michèle Laroque, Jean-Philippe Ecoffey, Hélène Vincent, Daniel Hanssens, Laurence Bibot, Jean-François Gallote, Caroline Baehr, Julien Riviere, Marie Bunel Género: Tragicomedia Duración: 85 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 12/03/1999¿De qué va?: Ludovic, sus hermanos y sus padres se mudan a un barrio residencial de las afueras. Durante la fiesta de bienvenida, Ludovic se convierte en el centro de todo el vecindario al presentarse ante todos vestido de niña. Sus padres, avergonzados, excusan al pequeño, pero éste se niega a dar su brazo a torcer: quiere ser una niña, vestirse como tal y ser tratado como tal.
Antes de que el cine queer tuviera mayor presencia en las carteleras de medio mundo, una cinta belga, Mi vida en rosa, tuvo el atrevimiento de abordar el tema de la transexualidad con un lenguaje a medio camino entre el cine social y el cuento infantil. El periplo de Ludovic, un niño que desea vestirse de chica y que sueña con casarse con su compañero de clase, queda descrito en un contexto de represión social y familiar, a la vez que la película se centra en las repercusiones que el comportamiento del pequeño tiene para todos los que le rodean (las apariencias, el qué dirán y demás convenciones llevadas a extremos cómicos). Con todo, la película resulta un retrato bastante descompensado de las diferencias y de las identidades sexuales: el espectador nunca acaba de creerse el comportamiento estúpido de los padres, el esquemático perfil de los vecinos del barrio residencial o las ensoñaciones a todo pequeño de Ludovic, que recuerdan al famoso videoclip de Barbie Girl de Aqua. A Mi vida en rosa se le valoró la valentía (era, como su personaje, un film avanzado a su tiempo), pero para un espectador actual la película resulta demasiado repetitiva, un tanto esquemática y desfasada (tanto en sus tesis como en sus formas). Queda, eso sí, la sensación de haber asistido a una película que, pese a su llamativo papel de regalo, esconde un tremendo drama en sus entrañas. Un vodevil incómodo que, con el bagaje del cinéfilo del S. XXI, a duras penas pasa por una apuesta naïf, simpática... y rosa.
Para los que ven la vida con el vaso medio lleno, a pesar de todo.
Lo mejor: El trabajo del niño protagonista.
Lo peor: Pende del hilo del ridículo en demasiadas ocasiones.
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