Spielberg ha contradecido desde siempre esa máxima de Hitchcock de 'no trabajar ni con niños ni con animales'. War Horse sigue la senda del cine típicamente spielberiano: encontramos una mezcla entre épica y sentimiento, un aprovechamiento al máximo de las posibilidades de la fotografía y los distintos efectos visuales y sonoros, y una manipulación semisoterrada de las emociones de la audiencia al hacer confluir los momentos más lacrimógenos con las cumbres musicales de la banda sonora de John Williams y un uso descarado del plano general. Spielberg se ha empeñado tanto en construir su cinematografía desde la nostalgia (la palabra de estos Oscar) que en contraposición de sus films de alma infantil (E.T. e Indiana Jones al completo hasta llegar a Las aventuras de Tintín) algunas de sus apuestas más adultas han corrido el riesgo de interpretarse como extensiones de otras chiquilladas (nos referimos a las sólidas Jurassic Park, Inteligencia Artificial o Atrápame si puedes, por ejemplo). War Horse aúna el Spielberg aniñado y el adulto sin llegar a situarse en ningún bando. Incluso los cielos color ámbar que filma por obra y gracia del croma y la informática parecen intentar recrear el peplum antiguo estilo Lo que el viento se llevó. El problema de War Horse es que Spielberg ha querido que su nuevo Oliver Twist fuese un caballo que sobrevive y vuelve a su casa tras la Segunda Guerra Mundial. Lo que se dice rizar el rizo. La maquinaria del relato funciona a pesar de que los engranajes de War Horse parecen girar con esfuerzo, expulsando humo de sus juntas y amenazando avería en todo momento. Spielberg pide demasiado al fragmentar tanto el relato (parece una novela episódica por la que el dichoso animal viaja de Inglaterra a Francia, y de ahí hasta el frente de guerra), y directamente la pifia con un final impostado (dos soldados de bandos contrarios deciden hacer un alto el fuego para rescatar al animal de los alambres en los que se había quedado atrapado, además de sucesos posteriores que no deben contarse para evitar spoilers). En War Horse no hay sensación de unidad, no hay una línea argumental, y aún así todo está pensado para arrancar la lágrima del espectador (véase la homogénea dirección de actores) en pos de una relación zoofílica del todo imposible. Como dirían nuestros abuelos, War Horse es una película 'bonita', que no necesariamente 'buena'. Todo en ella resulta tan previsible como la derrota de las tropas alemanas. Aunque es innegable que el señor Spielberg tiene la mano curtida y sabe hacer que muchos se traguen con gusto 145 minutos de rostros medio llorosos, frases bienintencionadas y paisajes de ensueño. Incluso no estando a favor de War Horse hay que reconocer el oficio de su responsable: al fin y al cabo, ¿quién haría este tipo de cine si no estuviese Spielberg?
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2 comentarios:
Concordando un poco con lo que dices, mo recuerdo donde leí que esta era de las películas "mas Spielberg" que Spielberg ha dirigido. Interesante.
Tal vez le eche un vistazo.
Salud
Muy de acuerdo con tu crítica Xavier, yo también le puse un 6.
Creo, fíjate, que la cosa hubiera funcionado mejor como miniserie, cada capítulo con el recorrido que el caballo va haciendo...no sé, para mí se quedó a medias entre cine infantil y adulto, un poco como Hugo...(pero de manera distinta).
;)
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