A todos los que he dado la lata con esta película, especialmente mi profe de italiano.
Odiar a una madre es imposible. Aún menos evitarla. Todos tenemos una, más o menos perfecta, pero es la nuestra. Virzì homenajea la figura de la mamma italiana, y de paso a las madrazas y madonnas que nutren la historia del cine italiano, en La prima cosa bella, una película de diálogos frenéticos, dotada de una energía arrolladora, que invoca la nostalgia del espectador y que nos invita a reconciliarnos con la madre que nos parió y quiso a pesar de los pesares. Contada a dos tiempos, la película es un canto a la vitalidad y al recuerdo, y vuelve al pasado con un personaje masculino que fue un hijo primogénito sufridísimo y que ahora es un profesor de instituto desencantado. En contraposición, su madre, en sus etapas de juventud y senectud, irradia belleza, inconsciencia, fuerza, el carácter que precisa toda matriarca (y que es el culpable y víctima de la tradición 'mammone' del país). Un ejercicio de cine clásico en la que el verdadero espectáculo está en ver a Valerio Mastandrea esquivando a su madre y hermana, castrado tras vivir tanto tiempo bajo el influjo y dominio de féminas; sin olvidar la bellísima Micaela Ramazzotti, la encarnación moderna de Anna Magnani más adorable desde la Penélope Cruz de Volver; y la veterana Stefania Sandrelli, a la que la película brinda un merecidísimo y velado homenaje por toda su extensa carrera como actriz cómica. Una película tierna que conseguirá que salgan del cine con ganas de revisar esos álbumes de fotos antiguas que tienen escondidos en algún altillo lleno de polvo. Paolo Virzì conquista con La prima cosa bella la cima de los mejores directores europeos, por su dirección de autores, por su impecable recreación histórica, y por imprimir un ritmo increible a su historia, tan fresco como avasallador (una rapidez que puede saturar a los más duros de corazón: eso sí, hay que verla en su versión original). Toda época, cada momento de nuestra vida está asociado a una imagen, un momento, una canción: la de la película es La prima cosa bella, de Nicola di Bari, pieza que tararean hijo, madre y hermana en uno de sus últimos momentos juntos. Una estampa familiar que podría ser la nuestra. Porque... ¿quién no cree que su madre es la mujer más hermosa? Nominada a 18 premios David di Donatello, nominada al EFA al mejor realizador y representante italiana a los Oscar pasados. Un título clave que llega en julio para embellecer la triste cartelera veraniega.
Odiar a una madre es imposible. Aún menos evitarla. Todos tenemos una, más o menos perfecta, pero es la nuestra. Virzì homenajea la figura de la mamma italiana, y de paso a las madrazas y madonnas que nutren la historia del cine italiano, en La prima cosa bella, una película de diálogos frenéticos, dotada de una energía arrolladora, que invoca la nostalgia del espectador y que nos invita a reconciliarnos con la madre que nos parió y quiso a pesar de los pesares. Contada a dos tiempos, la película es un canto a la vitalidad y al recuerdo, y vuelve al pasado con un personaje masculino que fue un hijo primogénito sufridísimo y que ahora es un profesor de instituto desencantado. En contraposición, su madre, en sus etapas de juventud y senectud, irradia belleza, inconsciencia, fuerza, el carácter que precisa toda matriarca (y que es el culpable y víctima de la tradición 'mammone' del país). Un ejercicio de cine clásico en la que el verdadero espectáculo está en ver a Valerio Mastandrea esquivando a su madre y hermana, castrado tras vivir tanto tiempo bajo el influjo y dominio de féminas; sin olvidar la bellísima Micaela Ramazzotti, la encarnación moderna de Anna Magnani más adorable desde la Penélope Cruz de Volver; y la veterana Stefania Sandrelli, a la que la película brinda un merecidísimo y velado homenaje por toda su extensa carrera como actriz cómica. Una película tierna que conseguirá que salgan del cine con ganas de revisar esos álbumes de fotos antiguas que tienen escondidos en algún altillo lleno de polvo. Paolo Virzì conquista con La prima cosa bella la cima de los mejores directores europeos, por su dirección de autores, por su impecable recreación histórica, y por imprimir un ritmo increible a su historia, tan fresco como avasallador (una rapidez que puede saturar a los más duros de corazón: eso sí, hay que verla en su versión original). Toda época, cada momento de nuestra vida está asociado a una imagen, un momento, una canción: la de la película es La prima cosa bella, de Nicola di Bari, pieza que tararean hijo, madre y hermana en uno de sus últimos momentos juntos. Una estampa familiar que podría ser la nuestra. Porque... ¿quién no cree que su madre es la mujer más hermosa? Nominada a 18 premios David di Donatello, nominada al EFA al mejor realizador y representante italiana a los Oscar pasados. Un título clave que llega en julio para embellecer la triste cartelera veraniega.
Nota: 7
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