Ander es un milagro de película. Se habla mucho del cine catalán y en catalán, pero España es grande y muy variada en culturas y lenguas. Con Ander, hablada en vasco casi en su totalidad, nos sumergimos en ese paisaje de montañas frondosas y vidas solitarias que el cine patrio no exploraba desde la sensacional Vacas (cuidado: ópera prima de Julio Medem... hablada en castellano). Isona Passola, productora de Pa Negre que presentó la película en el Festival de San Sebastián, contó que Imanol Uribe, director vasco que estaba en la platea, se dirigió emocionado al equipo de la que acabó siendo la ganadora del Goya, no sólo para destacar el valor de realizar semejante obra maestra (obviamente, esto es un añadido mío), sino por haberla rodado en catalán. 'Algo hemos hecho mal', dijo Uribe, cuando Pa Negre se atreve a contar un episodio histórico concreto en la lengua que le pertoca. No es que en Ander el tema lingüístico sea la base, pero sí debe subrayarse que es un extraño placer, pero placer al fin y al cabo, visionar historias que, por su esencia, sólo pueden ser narradas en la lengua de los implicados. Porque rodar una historia en su lengua es un acto de decendia, responsabilidad y compromiso con lo que se está contando. La lengua es precisamente el rasgo que define a la sociedad vasca, aparentemente tan cerrada, más aún si hablamos de zonas rurales con poquísimos habitantes. En ese ambiente entrará un inmigrante peruano para substituir en sus tareas a Ander, un pastor, ganadero y operario de fábrica sobre el que pivota una familia típicamente vasca. No les desvelo nada si les digo que ambos, los dos hombres, se enamorarán. Lo que sí deben descubrir por ustedes mismos es la singularidad de una historia que, más que de amor, es de posesión, de necesidad, de miradas, de tensiones: una historia de ancestros y tradiciones, de miedos al qué dirán, de actitudes impostadas ante la educación recibida, de cobardía frente a los amigos de toda la vida, de asfixia ante una rutina que no nos satisface. Ander surge del choque de dos personajes que a su vez representan dos mundos distintos. Finalmente, Ander es una historia humana que vuelve a un cine silencioso (o mejor dicho, el que habla poco, pero para decir cosas certeras), con una cadencia pausada y un in crescendo dramático que emociona sin aspavientos. Da la sensación de que Ander ha nacido de la verdad, de las experiencias propias de su director, o del conocimiento del mismo del Euskadi más recóndito. No se dejen llevar por los que se dirigen a ella como la Brokeback Mountain española: Ander es mucho más. Una película que sus responsables han mimado y pensado hasta la saciedad. Hay algunos planos que quedarán sellados a fuego en la mente de este bloggero. Véanla: todos los premios que se dieron en 2010, del Forqué al Fotogramas de plata, están en deuda con ella. La muestra definitiva, junto a la citada Pa Negre, que para tocar temas generales hay que partir de casos particulares; o aún mejor: que lo local sólo es un paso para conquistar lo universal. Por eso Ander es la película pequeña más grande del cine español de la temporada pasada. Lástima que nadie se dió cuenta...
Nota: 9
--------------------
Ramon Vila Capdevila, alias Caracremada, fue el último maqui antifranquista y anarquista que sobrevivió en los bosques de Cataluña. Esta es, en teoría, su historia. Los maquis han formado parte de la rica revisión que nuestro cine ha hecho de la Guerra Civil, desde El corazón del bosque hasta El laberinto del fauno. Pero de todas las posibilidades narrativas que ofrece el personaje, de las más comerciales a las más minoritarias, el realizador novel Lluís Galter elige la opción más suicida. Caracremada no quiere ser la biografía de un personaje histórico local, tampoco una excusa para sumergir a la audiencia en un intrincado de acción y acciones. Caracremada es una película casi muda que se limita a contar la vida de Capdevila en el bosque. Tras una hora y media de sonido ambiental y planos lentísimos, ya pueden imaginarse que al personaje ya no le quedan demasiadas cosas que hacer. Al espectador tampoco, acaso huir de un ejercicio más arqueológico que cinematográfico. Uno espera que aparezca una voz en off, el típico narrador televisivo que nos diga qué estamos viendo. Pero nada. Caracremada juega a ser difícil porque sí y no llega ni a la categoría de experimento. 90 minutos de metraje ególatra y vacío, una suerte de Albert Serra historicista tirando a malo. Que un licenciado en Comunicación Audiovisual como Lluís Galter haya querido que Caracremada, más adecuada para museos que para cines, fuera su ópera prima demuestra que en nuestro país hay una generación de jóvenes outsiders que tienen mucho que aportar y decir a un cine español más ecléctico de lo que parece a simple vista. Se aprecia el valor, pero no será Caracremada la obra que ensalce ese cine destinado a ser (mal)llamado diferente. A veces lo raro es simplemente raro. Que no figurase en las candidaturas de los Gaudí es la máxima prueba del naufragio. La trama se puede resumir en dos segundos y al rebobinar la cinta uno se da cuenta que todos los planos son iguales. Preferirán hacer la siesta que verla. Insoportable.
Nota: 3
2 comentarios:
Por lo que escribes "Ander" luce muy bien, a decir verdad, tiene muy buena pinta, sabes de algún medio para conseguirla, me gustaría verla. Excelentes reseñas como siempre Xavier, por cierto, que tal esta una película de tu país que lleva por nombre "Aita", la tengo en mi ordenador y aun no la veo. Y también me gustaría saber que opinas de "La Vida Sublime" por que la acabo de ver. Ya me informaras. Saludos.
Leyéndote me has convencido totalmente de buscar y ver "Ander".Gracias por este descubrimiento tan prometedor.
saludos!
Publicar un comentario