CRÓNICA DE UNA ESTAFA
Un estafador de poca monta llega a una zona francesa acuciada por la crisis. Hace dos años, la construcción de lo que debía ser una carretera que conectara la zona con el resto del país se paralizó al encontrar en las inmediaciones de las obras colonias de escarabajos. Las asociaciones animalistas lograron paralizar el proyecto, y desde ese momento la alcaldesa del pueblo y sus conciudadanos, bares, hoteles y demás, tuvieron que apretarse el cinturón con resignación. Pero la llegada de nuestro ladrón lo cambiará todo. Especialista en engañar a particulares y empresas, el caco que interpreta François Cluzet, casi sin querer, será el encargado de reactivar las obras de esa autopista metafórica: es, simbólicamente, el camino hacia el progreso y, de forma trágica e irónica, el asfalto no lleva a ningún sitio, no une ningún punto geográfico con otro. Porque todo es una mentira, porque esta es la jugarreta más grande en la que se ha visto inmerso un ladrón anónimo reconvertido en héroe local. La crónica de la estafa de toda una región que compitió en Cannes 2009 y recibió 11 nominaciones a los premios César, venciendo en la categoría de actriz de reparto (estupenda Emmanuelle Devos). Además, la premisa en la que se basa esta estupenda película es real. Para más señas. Para más inri.
Gérard Depardieu, secundario de lujo |
A l'origine, no estrenada en España y recién aterrizada en países como Argentina, tiene muchos atractivos. Cuenta la vulnerabilidad de la gente en tiempos de crisis, cómo nos agarramos a un clavo ardiendo cuando los tiempos no son buenos. El personaje de ese estafador no se distancia demasiado de la figura de un político en la convulsa Europa del S. XXI: lo que ofrece a la ciudadanía, más que la autopista en sí misma, es esperanza en forma de trabajo (los políticos hablan mucho pero no dicen nada: esa es la estrategia del protagonista, al que odiamos por su descaro y con el que simpatizamos por su fragilidad). Estamos, por lo tanto, ante una película social que retrata las debilidades de aquellos ojos que, ante la necesidad, no ven lo evidente. Y como el hambre agudiza el ingenio, el engaño no sigue en ningún momento el esquema esperado. A l'origine es también un thriller sumamente realista y la historia de un personaje ambiguo: desconocemos su pasado y puede ser un mero sinvergüenza, un hombre con morro y gran capacidad manipuladora, un tarado mental, o un ególatra irredento que toma la construcción de la vía como un reto personal. El proyecto. Su proyecto. Y la última escena, una de las más impactantes que nos ha dado el cine francés reciente, lo demuestra (cuidado con el spoiler): el protagonista se sube a los andamios, coge la bandera con el símbolo de la falsa empresa que creó (o hizo creer, o quiso crear) y corre por su carretera a sabiendas de que la policía le espera al final de la lengua de asfalto. Él alza esa bandera como el colonizador que pone sus huellas en tierra nueva. Este último plano nos recuerda que, además de sus trepidantes formas del cine de mafiosos, A l'origine es un film político que analiza las telarañas (entresijos, mecanismos, oscuridades) del engaño, una mentira que nos remite a nuestra vida cotidiana (las pequeñas cosas que escondemos y que pueden tener consecuencias incontrolables) y a la vida de todos nosotros (aquí se estafa a toda una sociedad, y de paso salen a relucir las miserias de todos los implicados).
Emmanuelle Devos ganó su segundo Cesar por interpretar a una alcaldesa en apuros |
A l'origine no es una película que explota. Dura 130 minutos, y el director filma el zenit y la bajada a los infiernos de su personaje con calma. La película es un nuevo ejemplo de que en el cine un buen guión puede a cualquier efecto especial. A l'origine acaba demostrando un pulso narrativo encomiable, comprometido y consciente de las dimensiones de la historia. Es, pues, una demostración admirable de 'cine basado en una historia real'. La demostración de que el cine francés de hoy tiene más recovecos noir fuera del cine de Jacques Audiard (recordemos que El profeta fue la gran vencedora en los César de ese año). Ahora que se avecinan elecciones en España, alguien debería estrenarla (sí, este blog sigue quejándose, más bien reivindicando todo lo excelente que no llega a las salas). Seguro que la ciudadanía abriría los ojos tras tanta corrupción en Marbella y alrededores. Una película necesaria, de rabiosa actualidad.
El protagonista es el no demasiado conocido François Cluzet (El adversario, París) |
Nota: 8
3 comentarios:
Pues no la conocía pero suena interesante.
Apunto...
Que bien que historias como estas tengan la oportunidad de hacerse un producto real. Siempre me han gustado las historias originales, por eso les recomiendo ver Luck, la última serie de HBO.
Buscando imágenes para una entrada dedicada a las mentiras del cine francés, me he encontrado con tu blog. Me ha gustado mucho. Cine nórdico y películas que en su mayoría no he visto. Muy apetitoso. Con tu permiso lo enlazo a mi blog para seguir las actualizaciones. Si tienes algún inconveniente, me lo dices y lo retiro de inmediato.
Un saludo
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