Nos hemos olvidado que los modernos norteamericanos no fueron los primeros en jugar con el cinéma verité. Ni tan siquiera los autores del Dogma 95 o los hermanos Dardenne. Hay un cine de evocación europea y de inspiración clásica que resucita la Nouvelle Vague como el cine que presumía de ser social, político, espontáneo. Incluso Truffaut y los suyos se inspiraron en otros tantos antecedentes... Para un nuevo director, como ocurre en Blue Valentine, resulta relativamente fácil consultar las fuentes de su época y tomar los autores del ahora como la quintaesencia de lo cinematográficamente ideal. Por ello el cine de ahora está demasiado ocupado en imitar esquemas actuales: si una fórmula funciona, hay que aplicarla en sinfín de películas hasta que ésta se desgaste, justo en el momento que otra fórmula conocida domine por encima de las otras. Pero hacer cine es un acto de conciencia y compromiso, un riesgo, un experimento per se; y se debe a una tradición de autores, estilos cinematográficos, tónicas, esquemas, símbolos y demás complejidad. El cine de ahora ha cedido a la indecencia de la fotocopia, parece surgido de una lectura en vertical, y por lo tanto poco profunda, poco curtidora y poco emocionante para los espectadores. Blue Valentine, en cambio, se las ingenia para encontrar su espacio pensando en el futuro y teniendo muy en cuenta el pasado. Sabe que no puede ser una moda pasajera o una historia del montón. Al final no lo es. Blue Valentine tiene las escenas más sexys y más dolorosas en mucho tiempo, básicamente porque entiende el cine como un pedazo de verdad y no como un artefacto de mera recreación. Por ello Blue Valentine es un reflejo de cuantos relatos amorosos y de desamor nos vengan en gana, pero también una historia respetuosa con esa diacronía de obras, aportando un añadido a toda la tradición de cuentos diabólicos sobre las relaciones humanas. Blue Valentine es esquizoide, frenética, oscura, nacida de un arrebato e interpretada más con la sangre que con la piel, con el corazón y no con la cabeza. Podrán pensar, y están en su derecho, que toda esa reflexión del 'cine' no vale para nada porque toda película necesita ser financiada y al final garantizar una taquilla mínima. Sí, el cine es una transacción económica, y las mejores operaciones bancarias son las que llevan consigo un añadido extra en forma de buen celuloide. Los productores de Blue Valentine son Ryan Gosling y Michelle Williams, los dos actores, los dos portentos, las puntas de una misma línea y las partes de un mismo todo. Ello me hace pensar que el dinero está en las manos equivocadas, y más en Estados Unidos, a la hora de hacer cine. El dominio que los actores han tenido de su película, coincidiendo con el mejor momento de su carrera y un sublime realizador novel, ha dado como resultado una de las obras maestras de este 2011. Poco debe contarse de su argumento: les parecerá tópico, pero acabarán muy tocados. Ya que Blue Valentine respeta ese pasado de obras, esperamos que la película siente cátedra y logre imitadores. De momento ha conseguido recordarnos que, aunque el cine 'comercial' (léase como 'convencional') haya malinterpretado la realidad mediante clichés, el amor, el sexo y la rabia de dos personas que ya no se quieren siguen siendo los sentimientos más puros, humanos y cinematográficos que existen. Una gran película.
4 comentarios:
Ojala y Williams ganara ese oscar... la mejor del quinteto...
gran reseña para una pelicula perefecta
La verdad es que Blue Valentine es para mi una grata sorpresa... no entiendo como no se ha colado en las 10 mejores.
Si mi profesor leyera tu reflexión diría: ¡¡¡Griffith lo inventó todo!!! Y lo que se dejó lo inventaron los soviéticos. A partir de ahí, todo lo que han hecho los que han ido viniendo ha sido combinar los elementos existentes de forma innovadora y infundir sus marcas personales. En el caso de Blue Valentine el director y los dos actores han sabido darle una vuelta de tuerca que los distancia de los demás productos.
No has comentado nada... pero sigue pensando que el montaje es genial...milimetrado.
Saludos ;)
Concuerdo con Gine el montaje es increíble en este film. Lo que se habrá utilizado el flashback en el cine y sin embargo aquí parece hasta renovado! Gosling, qué decir?, una omisión de la academia imperdonable.En cuanto al film en sí es increíble que ya lo haya visto casi 5 veces!! Y de un tibio 6 como lo recibí va subiendo un punto cada vez que la miro! ajajajaja, esas cosas del cine.
El domingo en casa, de la pila de pelis que tengo para ver, terminé eligiendo "LA vida de los peces" justamente por la buena critica que lei en tu blog.
Veo que "Blue Valentine" era aun mejor.
Listo, la veo esta misma noche, entonces!
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