Leyendo sobre The Fighter, me encontré la curiosa nota de un crítico: 'se parece a The Wrestler y a Rocky, no a Million Dollar Baby o Toro Salvaje'. Efectivamente, The Fighter no dejará huella en el género deportivo, específicamente en el subgénero del boxeo. Pero puestos a establecer símiles, The Fighter se me antoja una nueva Huracan Carter. Excelente recreación histórica con recursos mínimos, peinados cuidadísimos, espacios muy estudiados y una fotografía y montaje acorde con la temática y la sinergia de la historia. Superados los aspectos técnicos, The Fighter es un constante paseo de grandes actores: Bale el primero, porque su interpretación sabe a creación y no a mímesis, el eterno error en el que caen muchos actores al interpretar un personaje con un precedente cinematográfico o una base real; Leo, fumadora empedernida, entra en la lista de matriarcas diabólicas incontestables, allí donde ya habíamos canonizado la Jacki Weaver de Animal Kingdom, una de sus competidoras al Oscar; y la otra contendiente a la estatuilla, una Amy Adams que lidia con un personaje dulce y al mismo tiempo fuerte, sea como sea excelente en ambas vertientes. Incluso Walhberg, cuyo rostro me aburre cantidad, se salva como el luchador en horas bajas en medio de una intrincada trama familiar. ¿Pero qué hace que The Fighter me resulte una película un tanto inocua? La olvido a las dos horas de haberla visto, no me afecta, ni siquiera me siento emocionado ni celebro el triunfal final que ya intuyo desde el minuto uno. Cuesta conectar con unos personajes tan antipáticos, y más cuando el guión quiere insertarlos en una trama convencional de superación personal (toda una paradoja). Y eso hace que el magno trabajo de Bale y Leo acabe, sólo en parte, en saco roto, como el boxeador que reparte puñetazos al aire. Resumen: estamos ante una película bien hecha, bien interpretada, del gusto academicista... con el añadido de que el espectador siente un desapego peligroso con todo lo que se está contando, por tremendista y por 'ya visto'. Me cuadra como candidata al Oscar, pero también 'da el pego', y perdonen la expresión, como retransmisión televisiva de sábado por la tarde. Y un apunte final descaradamente escapista: ¿a nadie le hizo gracia que los personajes de Walhberg y Adams, en un momento de la trama, vayan al cine a ver la española Belle Epoque en versión original subtitulada?
Nota: 6'5