Conviction es el The blind side del 2011. Me explico: es la historia almibarada de siempre, el cuento de superación de toda la vida cuyo final se sabe a los cinco minutos de metraje. Como en el caso de la película de Bullock, aquí Swank, tan excepcional como siempre, lleva el peso de una trama muy hollywoodiana, una historia muy agradable que logra emocionarnos con los códigos más tradicionales del drama-thriller academicista. Conviction es en el fondo una película chorra que hace unos quince años hubiera estado meganominada a los Oscar. Los tiempos han cambiado y Conviction, como en su día The blind side, están destinadas a protagonizar gloriosas sesiones televisivas, nocturnas o de sobremesa. Conviction es la historia de Betty Anne y su lucha durante dieciséis años por sacar de la cárcel a su hermano Kenny, injustamente acusado de un crimen atroz. Betty Anne, que tiene el nervio y el rostro de Swank, se convertirá en abogada para desentrañar los entresijos de un caso con sus lados oscuros. Lo de siempre, pero con unos secundarios de lujo: Sam Rockwell, Minnie Driver, Melissa Leo y Juliette Lewis. Una película superentretenida, más bien con una narrativa convencional, enésimo reflejo de la admiración que sienten los norteamericanos por las tramas de procesos judiciales. Efectista pero efectiva, nominada al SAG a la mejor actriz. Veremos qué dicen de ella los críticos especializados cuando se estrene en abril en España. De momento, este blog defiende una película que, sin inventar nada, propone un cine tierno y eficaz sin demasiados trucos.
Nota: 7
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