martes, 5 de enero de 2016

CRÍTICA | JOY, de David O. Russell


Russell y el sueño americano: parte 3
JOY, de David O. Russell
Globos de oro: Nominada a la mejor película (comedia y/o musical) y mejor actriz de comedia (Lawrence)
EE. UU., 2015. Dirección: David O. Russell Guión: David O. Russell y Annie Mumolo Fotografía: Linus Sandgren Música: David Campbell, West Dylan Thordson y VV. AA. Reparto: Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Bradley Cooper, Isabella Rossellini, Diane Ladd, Édgar Ramírez, Virginia Madsen, Elisabeth Röhm, Dascha Polanco, Jimmy Jean-Louis, Madison Wolfe, Erica McDermott, Isabella Crovetti-Cramp, Arthur Hiou, Damien Di Paola Género: Comedia. Biopic Duración: 110 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 08/01/2016
¿De qué va?: Joy Mangano, a pesar de su juventud, lidia con los gastos de la casa familiar, una hija pequeña, una madre adicta a las telenovelas, un padre obsesionado con encontrar pareja, un ex marido incapaz de madurar y un trabajo que no le satisface. Para revertir su suerte, Joy idea un prototipo de fregona con el que espera hacer fortuna. Tras unos inicios desastrosos, el invento acaba revoluciando los productos del hogar y Joy no tarda en saltar a la fama.


En uno de los momentos más recordados de La gran estafa americana, la esposa que interpretaba Jennifer Lawrence limpiaba el salón de su casa al borde de la locura. Joy, el nuevo trabajo de David O. Russell, puede entenderse como una progresión de esa escena. Incluso podría tratarse del fin de una trilogía por parte del director de The Fighter: si El lado bueno de las cosas era una clara reivindicación de la figura del perdedor y La gran estafa americana se acercaba a los embaucadores con una mirada cómplice, el recorrido que sufre la protagonista de Joy se queda a medio camino entre la humildad de unos y la falsa opulencia de otros, completando un interesante discurso sobre el sueño americano, la lucha proletaria y los dispositivos (sociales, culturales, televisivos, corruptos, etc.) que conforman la vida y la mística de aquello que llamamos Estados Unidos. 


Russell se ha convertido en uno de los narradores estadounidenses más lúcidos de su generación, además de uno de los pocos directores que apuesta por la comedia como recurso catártico que le permite ridiculizar y al mismo tiempo endiosar a unos personajes que en otro contexto, bajo otro prisma, lamerían el polvo de la cruda realidad. Joy, a modo de nuevo espejo deformado de la idiosincrasia yanki, es un rítmico cuento sobre los caprichos del éxito y la lucha femenina (que no feminista). Su humor discurre varios niveles por debajo de El lado bueno de las cosas, tampoco atesora las capas de La gran estafa americana, pero se agradece que un cineasta tan expansivo como Russell haya ofrecido un título desenvuelto, menos cínico y más simpático que sus antecesoras. Parece una comedieta menor, y aún así tiene mucha enjundia, no sólo por la evolución de su personaje (de ama de casa desbordada a inventora principiante, de ídolo televisivo a empresaria con formas de El padrino), sino por todas las lecturas que pueden extraerse de ella. Un balón de oxígeno para todos los emprendedores que quieren comerse el mundo y ven cómo el mundo se los come a ellos. Ante las adversidades, 'joy' (alegría).


Para empezar el año con energía cinéfila. 
Lo mejor: El potencial del trío Lawrence-Cooper-De Niro no tiene fin. 
Lo peor: Al ser una fábula, puede dar la sensación de que 
trata infinidad de temas un tanto de puntillas.

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