Félix & Meira, de Maxime Giroux. Recién llegada de Toronto. A concurso. |
La sexta jornada en San Sebastián ha sido una de las más intensas de todo el certamen: pocos días tenemos ocasión de ver las nuevas propuestas de Laurent Cantet, Ulrich Seidl y Mia Hansen-Løve, así como los film canadienses y españoles mejor valorados de la temporada. Todas las grandes propuestas se han concentrado en esta sexta entrega de cine, colas y visionados en cadena. De todo lo visto y oido en Donosti os damos cuenta en esta crónica. Eso sí: por encima de todo, hoy ha sido el día grande de Magical Girl.
Félix et Meira llegaba a San Sebastián con un importante galardón debajo del brazo: el premio a la mejor película canadiense exhibida en el Festival de Toronto. Las expectativas eran muy altas, y tal vez por eso la película nos ha decepcionado un poco. El film explica el encuentro entre un hombre que acaba de perder a su padre y una mujer atada a la doctrina ortodoxa que profesa su esposo. Los personajes se unen por sus carencias, por su soledad y por su necesidad de escapar del terrible presente que están viviendo (imaginad una mezcla entre Llenar el vacío y Lost in Translation). No estamos, pese a todo, ante una historia de amor, aunque las mejores escenas son aquellas que retratan los momentos más íntimos de la pareja (ella viendo los ojos de Félix por primera vez, él acariciando el pelo de Meira por primera vez, etc.). El final puede interpretarse como una vuelta al desencanto, o bien una demostración de que el romance hollywoodiense nunca puede ser posible cuando las diferencias culturales y religiosas son muy acentuadas, o simplemente una muestra de que en el mundo real las ataduras y las obligaciones matan poco a poco la chispa del primer día. No es una película típica, y tal vez por eso nos ha costado asimilarla (más si cabe en nuestro caso: la vimos a las 9:30h. de la mañana). Estamos seguros que ganará al recordarla. Habrá que tenerla muy en cuenta de cara al palmarés.
Eden, de Mia Hansen-Love. Sección oficial a concurso. |
Regreso a Ítaca, lo último de Cantet, sí ha recibido un aplauso unánime. Distintos personajes se reúnen en una azotea de La Habana para contar anécdotas, ver fotos, escuchar música antigua y revisar afectos, secretos y cuentas pendientes. Cantet se sirve de un formato casi teatral para trazar con luz y también con amargura los devenires de la generación de la revolución del 68, desencantada por compromiso, emigrante por obligación y muy crítica con el presente. El guion es una joya, y en boca de sus actores alcanza niveles de sabiduría y emoción poco frecuentes en el cine actual. Cantet ha rodado un film pequeño por fuera y grande por dentro, su mejor obra desde Recursos humanos. Uno de los hallazgos más agradables de la sección Perlas.
La propuesta de Mia Hansen-Løve es radicalmente diferente a la de Cantet, pero ambas son dos retratos generacionales y una demostración de la variedad, tanto por la edad de los realizadores como por sus estilos e historias, del reciente cine francés. Los críticos de la vieja escuela la describirán como una modernez sin enjundia. Será que nosotros nos hemos criado en la era de la música electrónica, pero el film de Hansen-Løve nos ha encantado. Cuenta con sutilez la evolución de la escena musical parisina de los últimos 10 años, a la vez que explica el crecimiento de un personaje que podría ser la quintaesencia de los jóvenes 'peterpanescos' de nuestros días: el protagonista pasa de la efervescencia de la juventud a las contrariedades de los 30, a la vez que su carrera como DJ va del éxito absoluto a la decepción más dolorosa. Porque, pese a su gran selección musical y su humor juvenil, el film deja un poso muy amargo. Película atípica, a ratos etérea, repetitiva en algunas escenas, pero siempre personal y entretenida. Difícilmente logrará el consenso de público y jurado, pero su presencia en San Sebastián está más que justificada. La comunidad bloguera presente en Donosti debería auparla como se merece.
Con Magical Girl llegó el Gordo de la lotería festivalera. Ya es para muchos la obsesión - fetiche de esta edición. Lo nuevo de Vermut hará historia. En San Sebastián ya la ha hecho: ha sido la única obra recibida entre gritos de '¡Bravo!' de toda la sección oficial. Contar algo del film sería un sacrilegio: la tienen que ver... y alucinar. Magical Girl, como discute uno de los monólogos del film, tiene un lado emocional y otro racional. En el primero, la cinta es lo más tragicómico, inesperado y alucinante de este año. En el segundo, es una descripción entre simbólica y patética de la España de nuestros días. Para quien escribe, el film habla de los peligros de maleducar a nuestros pequeños. Y a partir de esa idea, pueden establecerse los debates que se quieran. La describiría como 'espatuflante' (léxico propio). Y revolucionaria. Y suicida. Y ejercicio de estilo. Y juego de géneros. Y muchas cosas más. La Concha de oro debería ser suya.
Y si Vermut hace un triple salto con pértiga para decirnos que 'España va mal', Ulrich Seidl hace lo propio con los austriacos. En In The Basement une personajes peripatéticos que nos muestran los sótanos de sus casas y las sorprendentes actividades que llevan a cabo en ellos. Vermut hace reír, pero su film va más allá; Seidl únicamente encadena gags desagradables. El film, más que estupor, causa vergüenza: todo resulta exagerado y guionizado hasta el extremo. En la sala, con todo, muchos se despelotaban de risa.
Gett: El proceso de Viviane Amsalem. Perla del cine israelí. |
Películas que han caldeado un San Sebastián que sigue muy vivo. Mañana es el turno de los nombres españoles fuera de concurso: Lasa y Zabala y Murieron por encima de sus posibilidades. Pero seguramente ninguna obra superará a Magical Girl en riesgo, originalidad e inteligencia. Mañana seguimos: ¡saludos desde la capital del cine!
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