martes, 21 de noviembre de 2017

CRÍTICA | PERFETTI SCONOSCIUTI, de Paolo Genovese


La vida privada, en público
PERFETTI SCONOSCIUTI
Festival de Tribeca: Mejor guión. David di Donatello a la mejor película y guión original
Italia, 2016. Dirección: Paolo Genovese Guión: Paolo Genovese, Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini y Rolando Ravello Fotografía: Fabrizio Lucci Reparto: Giuseppe Battiston, Anna Foglietta, Marco Giallini, Edoardo Leo, Valerio Mastandrea, Alba Rohrwacher, Kasia Smutniak Género: Comedia dramática Duración: 95 min. Tráiler: Link Sin fecha de estreno en España
¿De qué va?: Siete amigos, tres parejas y un soltero, se reencuentran en una cena en la que deciden jugar a un juego extraño: ponen sus smartphone sobre la mesa y al grito de “no tenemos nada que ocultar” deciden compartir los mensajes y las llamadas que cada uno de ellos reciba durante la noche, en una especie de ruleta rusa a golpe de SMS y tonos de llamada.



Perfetti sconosciuti, como acreditan sus 17 millones de euros de recaudación y el David di Donatello a la mejor película, ha sido, con el permiso de Un italiano en Noruega, el último fenómeno de la cinematografía italiana. Paolo Genovese, director asiduo a la parodia de brocha gorda, da un paso sustancial a su carrera con esta tragicomedia de parejas que dejan al descubierto todos sus secretos durante una cena amistosa. La premisa del guión y el elenco de intérpretes no podrían ser más interesantes, pero la película, aunque utiliza bien sus cartas, cae en el ruido e incluso en la inverosimilitud por culpa de un tramo final que, intuyéndose catártico, sólo sirve para subrayar las obviedades de su historia: la evidencia de que todos escondemos partes de nuestra vida a nuestros más allegados. Diseñada como un cruce dialéctico de esencia teatral, Perfetti sconosciuti escarba en la fina capa de apariencias y lazos afectivos, si bien para el espectador, sabiéndose un comensal más de la fiesta, no resulta nada difícil adelantarse a las graves consecuencias del improvisado "juego de la verdad". Al final la sensación es que a Perfetti sconosciuti se le ven las costuras y que fuerza la descripción de personajes para conseguir la cuadratura del círculo, aunque ello suponga establecer vínculos disparatados (véase el momento en el que se revela la destinataria de los pendientes). Genovese tampoco consigue sacar oro fílmico con sus desmanes intrascendentes (la aplicación telefónica que obliga al único soltero invitado a hacer ejercicio varias veces al día) y sus amagos de trascendencia (la acción transcurre en paralelo a un eclipse de luna), si bien hay que reconocerle un sentido del ritmo admirable. Se entiende el entusiasmo de nuestros vecinos por esta colección de compañeros que ponen a prueba su amistad a golpe de whatssaps y llamadas sorpresa, y aún así es lícito pensar que la fórmula de Perfetti sconosciuti admite nuevas y mejores adaptaciones, ya sea en el teatro o en el cine, dentro o fuera de Italia, de cara al futuro. La más inmediata, Perfectos desconocidos de Álex de la Iglesia. Desde ya, queremos disfrutarlas todas.


Para cinéfilos celosos de su privacidad y de su smartphone.
Lo mejor: La agilidad de sus diálogos, justamente reconocidos por la Academia de Cine Italiano.
Lo peor: El meollo de la historia (qué secretos se descubren y cómo se revelan) es muy "de manual".

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