El mundo de las discapacidades ha sido llevado al cine desde múltiples perspectivas. La de Seis puntos sobre Emma es bastante original. A partir de seis partes o puntos, los mismos con los que se escriben todas las letras en el alfabeto braile, somos testigos de la evolución emocional del personaje y su tenacidad por cumplir el deseo de tener un hijo. Lo mejor de la propuesta está en su actriz, una Verónica Echegui que parece ciega de nacimiento y con la que todo resulta natural, creíble, cercano. La intérprete lidia con un personaje incómodo que el guion retrata en sus luces y en sus sombras, tan tierno como en el fondo antipático, al fin y al cabo complejo, como cualquier ser de carne y hueso. A la innegable verdad que respira la historia se le añade una curiosa terapia, la misma que visita la Emma del título, y en la que el público es partícipe de otras historias, todas plausibles y cálidas: una tetraplégica que pide los servicios de un gigoló, una muda lesbiana que chatea con una amante, un disminuido psíquico muy amigo de la broma y una chica con tres dedos amputados cuentan sus carencias y querencias mientras Emma y el terapeuta escuchan y se identifican. La intención de dar luz a esas pequeñas historias cotidianas que casi nunca tienen su espacio en la gran pantalla es del todo loable y el guion deja entrever tanto un estudio previo del caso como un absoluto cariño y respeto por el tema tratado. Desgraciadamente, a Seis puntos sobre Emma le pasa factura su condición de historia mínima, de cortometraje mínimamente desarrollado. El film roza el ridículo y se hunde al querer acercarnos la red de lazos que se crea en torno a la protagonista: la ficción, por lo tanto, entra de lleno en la trama para robarle cualquier atisbo de credibilidad y oxígeno. Al final Seis puntos sobre Emma es demasiado pequeña, está enquilosada en el terreno de la mera anécdota, y de la obviedad del conjunto se resiente un tramo final tan mal cerrado como obvio. Film que respira e inspira amor por todos sus poros, filmado y escrito con cierta mano curtida, pero que desaprovecha el colosal trabajo de Verónica Echegui. Decíamos que el mundo de las discapacidades ha sido llevado al cine desde múltiples perspectivas: Seis puntos sobre Emma es pulcra, amable y sin estridencias, pero ante todo un mero apunte a pie de página, y de ahí a caer en la nube del olvido, incluso en el conjunto de la débil pero consistente vida del cine español, hay solo un paso.
Para ver el mundo desde otros ojos.
Lo mejor: Verónica Echegui puede con todo.
Lo peor: El personaje de Fernando Tielve.
Nota: 5
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