Cuando el hambre aprieta hay que ingeniárselas para seguir al pie del cañón. Y si hablamos de la comedia romántica estadounidense, no ha habido mayor estrategia rejuvenecedora para paliar la pérdida de espectadores que traspasar las formas narrativas de la comedia gamberra televisiva a la gran pantalla. El modelo 'chico conoce chic' ha quedado obsoleto. Sandra Bullock poco tiene que hacer en esta nueva coyuntura. Por eso ver que Seth MacFarlane, responsable de irreverentes cartoons como El show de Cleveland, aparece en la ficha técnica de Ted por partida triple (director, guionista, doblador del peluche protagonista y hasta compositor de la canción que nos introduce en la historia) puede extrañar o por lo menos inquietar a los fans de la risa y el romance de toda la vida. MacFarlane ya es el hombre del año, no solo por el éxito de su ópera prima sino por su trabajo como conductor de la gala de los Oscar. Un nuevo modelo de showman, vaya, para una película que rompe, aunque solo parcialmente, las convenciones. En su parte inicial, Ted desmonta el 'érase una vez' y propone una relectura de los cuentos infantiles. Ya en su tramo central, la película presenta un a ratos interesante relato sobre la necesidad de asumir el paso del tiempo y madurar. Y a las puertas de su final, Ted da gato por liebre y vuelve al camino marcado para contentar a su audiencia: el muñequito, en definitiva, 'vive y colea' a pesar de los pesares. Intuímos que MacFarlane ha trufado su película de bromas marca de la casa, la mayoría citas directas a personalidades famosas en tono sarcástico o incluso burleta-burlesco, pero también ha hecho una historia personal en la que subyace el retrato de una generación: la de actuales treinteañeros que como MacFarlane se criaron de niños con la ciencia ficción de los 80 y que han arrastrado hasta la actualidad mitos e iconos. Es innegable que Ted tiene un punto de partida interesante y en ella hay más jugo del que parece. Aun así, la película molesta precisamente por el tono elegido, más desnudo, más rudo, más hiriente, más pasado de rosca. Al final lo más discutible de Ted no está tanto en sus citas y homenajes como en su propio sentido del humor. Y aunque films como Ted son totalmente coherentes con lo que se consume ahora (de Resacón en Las Vegas a Con derecho a roce), hay que destacar que con el cambio se ha perdido parte de la magia de la buena comedia: ahora los diálogos son vómitos y no ingeniosos juegos lingüísticos, la referencia se explicita y no hay margen para la imaginación, en lugar de 'reírse con' se potencia el peligroso 'reírse de'. No sirve de nada girar la vista y negar la nueva realidad de la comedia yanki - los Globos de oro lo hicieron al recurrir a las británicas El éxotico hotel Marigold y La pesca del salmón en Yemen para llenar sus categorías de comedia-musical, todo en detrimento de los verdaderos taquillazos del año en suelo estadounidense -, pero hay que destacar que precisamente por su falta de tacto y tino este nuevo rumbo debe tener los días contados. En un capítulo corto de Padre de familia se busca lo hiperbólico, lo directo, el titular. Los códigos del cine son diferente. En resumen, Ted es una gran historia que pierde complejidad y capacidad de atracción, visto lo visto no de convocatoria, al querer ser un exitazo entre la muchachada deslenguada. Es la diferencia entre hacer buena música y conseguir ser la canción más descargada en Itunes. Ted es eso: un éxito fugaz que aporta más bien poco. Los treinteañeros de dentro de veinte años, por lo tanto, no tendrán a este osito nada adorable como parte de su imaginario. Cine, vaya, que sigue la corriente de las modas y que por concepto nace con fecha de caducidad marcada.
Para maduros descerebrados que sufren el síndrome de Peter Pan
y que se alimentan de los 'tuppers' de la mama.
y que se alimentan de los 'tuppers' de la mama.
Lo mejor: Mila Kunis, diva del humor agresivo.
Lo peor: La escena en el estadio.
Nota: 5
2 comentarios:
Mmmmmm, qué pasó acá Xavi? Hay que sacarse un poco las vestiduras finas para disfrutar este tipo de cine. ¿Le vamos a pedir "ingeniosos juegos lingüísticos" a MacFarlane? ¿No es eso caer en la pretensión?
No me gustó el enfoque desde el que por lo que se lee viste la película. No coincido con él, mejor dicho.
Si a todos los films y comedias le vamos a pedir el mismo grado de inteligencia (¿para que el realizador sea inteligente, o para que el espectador se sienta inteligente? Para pensarlo esto) entonces este arte está en peligro de extinción, o al menos su género.
MacFarlane se mudó al cine para darle frescura a un género cansado de las típicas huevadas firmadas por Apatow, que perdió la irreverencia hace rato y se aburguesó como la mayoría.
Para mí "Ted" es un gran logro, una obra a reivindicar porque es cine escrito desde la acidez. Algo nuevo, nada de modas. Y si son modas, la mayoría de los gags que ves en la película los inventó este señor hace casi 15 años, con su Family Guy.
Yo ayer publiqué mi nota sobre esta película en mi blog. Te invito a que la leas a ver qué opinas :)
Abrazo! Un gusto leerte como siempre.
Un intento de comedia gamberra que no se mantiene y cae en el más bajo melodrama. Mila Kunis, un encanto.
Saludos, Xavier.
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