Y las nominadas al Oscar a la mejor película son...
Tras el festival de Cannes nadie se lo hubiese creido. En septiembre hubiéramos sospechado sobremanera. Pero llegada la gala de los Oscar, The Artist es la película más comentada, más premiada, más singular y más reivindicada en Estados Unidos y Europa. Sus posibles puntos flacos son a su vez sus puntales más fuertes, aquello que define The Artist: film francés, de bajo presupuesto, en blanco y negro, sin ningún diálogo, con actores no conocidos, con un homenaje al cine curiosísimo teniendo en cuenta que la industria actual está inmersa en el cambio del cine analógico al digital, y de este al tridimensional. Mucho deberían torcerse las cosas para que la ganadora del Bafta y del Globo de oro no se lleve el Oscar. Ahora bien: los Oscar son los Oscar, tienen unos códigos propios, unos funcionamientos personales; e independientemente de lo sucedido durante toda la temporada de premios la Academia impone sus propias leyes, esas que dejaron a Brokeback Mountain sin el Oscar o que dejaron vía libre a Shakespeare in love. ¿Permitirá la Academia que un film francés gane en Los Ángeles el título de la mejor del año? A horas para el final, lo único que puede desvelar el sueño de The Artist son esos miles de votos 'a la sombra', sin incidencia en premios paralelos, pero sumamente representativos en los Oscar. Poco taquillera, por no decir nada: defender el glamour del cine de The Artist significa ir a la contra del público en un país en el que el cine primero es una industria y después un arte.
Los descendientes aúna dos de las constantes que los Oscar han seguido con más fidelidad a lo largo de sus ochenta años de existencia. El de Payne es un relato familiar, emocionante, con actores en estado de gracia: lo mismo se puede decir de Kramer contra Kramer o Rain Man, de La fuerza del cariño o de Gente Corriente. Y en paralelo, estamos ante una película que hereda la mejor tradición del cine indie que año tras año gana terreno en el Kodak Theatre. Payne es uno de los grandes y estar nominado al Oscar al mejor director es una garantía. Aunque pesa el hecho de tener solo el Globo de oro en casa. La cara: muchos damos como seguro su Oscar al guión adaptado, trámite imprescindible para ganar aquí, pero hace dos años el libreto de Precious se impuso al favorito Up in the air. La cruz: está nominada en mejor montaje, la histórica llave que lleva hacia la estatuilla, y ganó en el gremio de montadores. Su victoria sería una sorpresa, pero entra dentro de lo lógico por tradición y dentro de lo plausible teniendo en cuenta el desarrollo de toda la temporada de galardones. Por mucho Allen, Scorsese o Daldry nominado, pese al éxito de Criadas y señoras, objetivamente Los descendientes ha sido la más taquillera de las nueve candidatas (en España estuvo tres semanas en el número uno del ranking a pesar de no ser una historia excesivamente comercial).
3. TAN FUERTE, TAN CERCA,
de Stephen Daldry
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Recuperados del shock que supuso ver nominada a Tan fuerte, tan cerca, no hay que ser demasiado cinéfilo para entender que la victoria del film de Daldry es difícil pero plausible. Incluso a pesar de tener solo dos nominaciones. Tan fuerte, tan cerca, cine lacrimógeno y bien contado, con un genial montaje y una extraordinaria dirección de actores, entra en lo que entendemos como oscarizable, un patrón que ha dejado en la estacada las cintas de Alfredson o Fincher pese a tener mejor prensa. No se elige a la mejor película del año, sino a la mejor cinta para los 6.500 votantes de los Oscar, en su mayoría actores, y en su mayoría estadounidenses. Es el único film nominado que habla del aquí y del ahora, con el recuerdo vivísimo del 11-S. Estos últimos años han sido la clara demostración de que la ampliación de nominados en la categoría reina no era una estrategia para dar espacio a films extranjeros o animados. Tan fuerte, tan cerca está aquí por 'la magia del 5%', y la victoria de Crash se explica porque muchos amaban el film en silencio y aplaudieron desde sus casas el palmarés. Con el film que nos ocupa puede suceder lo mismo: la idea de que la mejor película solo gane un Oscar, como sucedió con Gran Hotel el año 1932, es algo difícil pero no descabellado.
En paralelo a la fama de The Artist, ochenta años de Oscar nos dicen que para ganar en el Kodak Theatre primero hay que ganar la batalla de la taquilla. Hollywood valora proezas como la de The Help: ser la reina de la taquilla veraniega en un país obsesionado con el box office y empeñado en halagar los 'sleepers' o 'films de temporada'. Lo mismo se aplica a La boda de mi mejor amiga, pero Criadas y señoras es mucho más: un film con una ambientación exquisita, unas actrices en estado de gracia y un guión simpático, entre crítico y meloso, accesible y muy efectivo. Puede parecer un film facilón, pero Criadas y señoras, por su factura y su tempo, es una cinta difícil de construir. Sus cuatro nominaciones al Oscar saben a poco: el guión, el vestuario o la dirección artística de Criadas y señoras deberían haber estado en la noche del día 26. Así que todo el peso recae en el voto de los actores, los mismos que dieron a Criadas y señoras su noche triunfal en los SAG. Si Davis gana en actriz protagonista, el film ganará enteron para dar el agradable sorpresón del año. En terreno Oscar no se trata de tener muchos amigos sino de tener pocos enemigos: Criadas y señoras cae bien, muy bien, entre los votantes. Piensen: ¿alguien puede sentirse molesto con la victoria del film de Tate Taylor? El voto afroamericano representa un pobre 2% en los Oscar, 2 partes del pastel que pertenecen a Criadas y señoras.
5. LA INVENCIÓN DE HUGO,
de Martin Scorsese
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Scorsese es un clásico que aún nos deparará muchas grandes películas. Su relación con los Oscar ha sido desigual, y en parte las 11 nominaciones de La invención de Hugo recuerdan a las mismas candidaturas de Gangs of New York, película que finalmente se fue a casa de vacío. Por una mera cuestión numérica, La invención de Hugo está en el podio de favoritas: si suma al menos un premio en los apartados de sonido, otro técnico, y tal vez mejor director, la cifra sería lo suficiente cuantiosa como para que la Academia le dejase espacio en la categoría reina. Problemas: el Oscar de Infiltrados todavía resulta cercano en el tiempo, el film promueve un 3D que los académicos dieron la espalda con Avatar, ninguno de sus actores está nominado, el guión tiene muy pocas posibilidades de imponerse, estuvo nominado a pocos Baftas en comparación con lo conseguido por The Artist... De ir mejor película y director por caminos separados, Scorsese estará en realizador y The Artist en película. Ahora bien: si recordamos que la mayoría de académicos nunca asiste a la gala, que ve las películas en casa con su familia y que vota más con el corazón que con la cabeza, puede ser que finalmente La invención de Hugo y Criadas y señoras resulten más accesibles.
6. MIDNIGHT IN PARIS,
de Woody Allen
Lee la crítica del blog AQUÍLas relaciones de la Academia con Allen han sido desiguales a lo largo de casi cuatro décadas. Los mejores momentos fueron la victoria de Annie Hall, las nominaciones de Interiores y las dos estatuillas de Hannah y sus hermanas. Allen ha estado presente con sus guiones y sus actores, en su mayoría secundarios. El Allen de ahora no es el que era, pero Hollywood valora que Midnight in Paris haya sido un éxito de público y de crítica. Aunque la última obra maestra del genio fue Match Point (recordemos: nominada a 4 Globos de oro pero a un único Oscar), Midnight in Paris es la más original, la más accesible, la más entretenida. Lo francés está de moda en Hollywood y eso también incumbe a quien en su día no salió de Manhattan para rodar sus películas. Una victoria aquí sería lo más parecido a un premio honorífico, y en parte una manera de explicitar lo evidente: ninguna película de estos Oscar despierta las pasiones de otras ediciones. Si hay que hacer una quiniela competente, dejemos a esta medianoche mágica con un posible Oscar al guión original.
7. MONEYBALL: ROMPIENDO
LAS REGLAS, de Bennett Miller
Lee la crítica del blog AQUÍJohn Goodman, Jessica Chastain, Brad Pitt y Viola Davis aparecen en dos de las nueve nominadas aquí. Y Pitt está en todos los fregados: de ganar Moneyball parte de la estatuilla sería suya en calidad de coproductor del film de Miller. Ahora bien: Pitt no ganará en actor y Moneyball lleva varios meses allanando el terreno, preparándose para ser la gran derrotada de la velada. A favor: está en montaje. En contra: Miller no está en director y Hill sí sin merecerlo. Tan fuerte, tan cerca es la The Blind Side del año, aunque por temática esta comparativa debería establecerse con Moneyball: trama deportiva llena de buenas intenciones, historia de superación personal y con un elemento tan yanki como el béisbol. Moneyball triunfaría de haberse estrenado décadas atrás, ahora lo tiene muy complicado. No tendrá el voto europeo. ¿A quién votarán en casa de los Brangelina: al film de Bennet o al de Malick?
8. EL ÁRBOL DE LA VIDA,
de Terrence Malick
Lee la crítica del blog AQUÍLa única concesión al cine de autor, difícil, de cadencia lenta y sensibilidad solo accesible para pocos. La Academia ama los contrastes. Todo indica que si las nominadas aquí hubiesen sido cinco, Malick estaría en director y Criadas y señoras en película (o lo que es lo mismo, que no se hubiera producido la clásica coincidencia en las dos categorías más importantes). Aunque esto merma las posibilidades de la Palma de oro de este año (estos son los Oscar más parejos y con mayor número de películas venidas del certamen francés), hay que recordar que todo lo que toca Malick lo convierte en oro (o al menos a juicio de los académicos). Hay que reconocer que guste más o menos, los Oscar han apostado aquí por un título que pasará a la historia del cine reciente. Es una casualidad, una curiosidad y en parte una excepción, ha puntuado la presencia de dos de los actores del año (Pitt y Chastain) y su condición de must see de la temporada, tanto para amarla como para odiarla. Sean Penn, miembro de reparto, no la votará, pero sí Madonna, amante confesa de la paranoia visual y emocional de El árbol de la vida: demostración de que el votante prototipo del film es incierto y amplio.
9. WAR HORSE (CABALLO
DE BATALLA), de Steven Spielberg
Lee la crítica del blog AQUÍEs un tópico pero es cierto: de estar en 1972, incluso 1982, y no 2012, Criadas y señoras y Moneyball serían las reinas. War Horse también aparece en este anacronismo al encajar en aquello que Hollywood considera clásico, épico, bonito, lleno de sentimientos y bondades técnicas. Dirección de actores (muchos actores), también de animales (ecuestres, y bastantes), coreografía de mil y un factores técnicos (muchísimos)... Las películas de Spielberg se valoran más por cantidad que por calidad, y si los Oscar fueran una operación a peso ganaría el equino guerrillero. Las aventuras de Tintín debía ser el bálsamo de Spielberg que hiciera más agradable la derrota de War Horse, pero sin el reportero belga en las nominaciones todo se concentra a una carta. Aunque en esta ocasión Spielberg no está en director, algo que sí sucedió con Munich (que igualmente perdió). Su incidencia en los premios ha sido escasa, a ratos mínima, y tampoco puede pensarse en una victoria contundente en categorías técnicas que den oxígeno al film aquí. La película, como un caballo corriendo en círculo por el escenario de los Oscar, llega a la noche final muy cansado, aunque si se produce el milagro entenderemos por qué estuvo en los Globos de oro.
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