En un tiempo en que Halloween va asociado a estrenos de terror, la mayoría secuelas o partes de franquicias ya creadas, se agradece que una película recupere el auténtico espíritu de una festividad con larga tradición y muy arraigada en el imaginario de toda una generación. Truco o trato tiene la magia de esas noches de terror, a la luz de una hoguera, comiendo con los amigos y pasando el rato contando historias de miedo, la mayoría con un añadido cómico. Y al mismo tiempo, Truco o trato conecta con el género del psycothriller: su asesino, o el elemento sangriento que conecta todos los pequeños relatos de la cinta, recuerda a un renovado Michael Meyers. Elementos del folklore, referencias a la naturaleza celta de la festividad y continuos saltos en el tiempo y de personajes son las bases de una película tradicional con un importante componente gamberro: en parte, desmonta e ironiza la simbología de los 'pumpkins with candles', los 'sweets' y los esquemas clásicos del terror, pero también les rinde homenaje. Truco o trato, gracias a esta dicotomía, se disfruta a muchos niveles. Todos los actores están estupendos. A pesar de su condición de 'película pequeña', economiza sus recursos y no tiene nada que envidiar a las grandes superproducciones del horror cinema actual. Su prólogo y su epílogo dibujan 'una película de terror más', pero su parte central, llena de digresiones y compleja en frikadas, dan al espectador los alicientes necesarios para reivindicar Truco o trato. Tim Burton, Quentin Tarantino y demás amantes de lo gótico (y las tramas no lineales, y los pastiches con hombres lobo y fantasmas de todo tipo) están de enhorabuena. Resulta inexplicable que Truco o trato, tan bizarra y a su manera tan rotunda, no se haya estrenado en España, sólo sea para recordar que Anna Paquin es mucho más que la Sookie de True Blood (serie que está en sintonía con el aire canallesco y oscuro de la película). Un pasatiempo bastante simpático, mucho más inspirado de lo habitual (de hecho, la historia del autobús y los ocho niños, la joven virgen o el padre de familia con brotes psicóticos son pequeños retales de una cinta que, en sus entrañas, esconde muchas películas en una, algo poco habitual). ¿Truco o trato? Trato, sin duda.
Nota: 6'5
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