Stiller tiene a su mando y cerebro una pequeña gran parte del mundo de la crítica cinematográfica. Jordi Costa, sin ir más lejos, regala de forma descarada cinco estrellas a este pastiche de excesos vacuos en el último número de Fotogramas. Las colas para ver Tropic Thunder son un hervidero de eruditos decadentes, pandilleros raperos, aburridos cincuentones y mujeres despistadas que se amparan en el grasiento bol de popcorns. Tanta variedad de especies para, de nuevo, comprobar que el humor yanki difiere mucho del mediterráneo y que Stiller cansa porque nunca (me) gustó. Tropic Thunder cree ser tantas cosas y es tantas cosas que critica que cualquier intento de tomarse en serio todo el conjunto cae en saco roto. Stiller se rie de los tráilers, de las superestrellas, de los rodajes, de los Oscar y de los productores sin escrúpulos. Nada ni nadie sale ileso en esta (falsa) guerra de un (falso) director que, en el fondo, se cree una superestrella y quiere a toda costa esa estatuilla que aquí dibuja con rudimentarios palitos. La vanidad ha carcomido al enano bonachón y feucho que debía salvar la nueva comedia americana, etiqueta que ahora recae sobre Judd Apatow. No basta con incluir gags sobre gags, referencias fílmicas sobre guiños trasnochados... de Stiller no se puede esperar nada pero cada vez se le mima, se le mira, se le exige más. La idea de partida (por qué negarlo) es demasiado buena para ser verdad, pero toda la estructura va desplomándose cual castillo de naipes. Stiller será gracioso para el público americano pero España es otro cantar (ni peor ni mejor: simplemente diferente). Sólo me gusta Stiller cuando éste es capaz de abandonar sus ínfulas de autor y se limita a ser actor, siendo Duplex el mejor ejemplo de diversión austera y eficaz. Stiller intenta criticar en cada uno de sus títulos el modus vivendi de una sociedad tan contradictoria como la americana: el american way of life de Los padres de ella/él, la obsesión por los deportes y el físico perfecto de Cuestión de pelotas o el intrincado mundo en pareja de Y entonces llegó ella. Es curioso: Stiller tiene el status de intelectual pero sus discursos huelen a requemados e inútiles cursillos de autoayuda. Y es que ya se sabe: en el país de los ciegos el tuerto es el rey.
2 comentarios:
Guao tan mala es?,,, un poco intensa y discriminatoria tu critica no¡, pero la respeto y te entiendo ya que hay muchas películas que me disgustan… Un Saludo DON’T WORRY BE HAPPY
He intentado que sea una crítica dura pero no descriminatoria. Aunque bien pensado, Tropic Thunder descrimina a la comunidad negra de USA y otros tantos colectivos, con lo que mi escrito es más suave de lo que parece.
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