miércoles, 10 de abril de 2013

Crítica de FUGITIVAS, de Miguel Hermoso

No matar, no mangar, no mentir
FUGITIVAS, de Miguel Hermoso (España, 2000)
¿De qué va?: Una banda de delincuentes decide robar una administración de loterías de Madrid y fugarse hacia el sur. Los planes se truncan cuando Tony y Laura, la sobrina de su novio Juanjo de apenas siete años, son abandonadas en mitad de la carretera: Juanjo se ha escapado con todo el botín y sus dos compinches les persiguen. Laura decide llevar a la niña junto a su padre, un cantaor de flamenco. Pero esquivar a sus persecutores no será nada fácil, y su periplo se alargará hasta recorrer de punta a punta toda la costa andaluza.
Palmarés: Premio Goya a la mejor actriz revelación (Laia Marull) y mejor canción original (Fugitivas, de Manuel, Natboccara y JJ Chaleco). Premio Turia a la mejor película española del 2000. Tres premios ASECAN, incluyendo mejor película. Premio del público del Festival de Chicago. Premio a la mejor actriz (Laia Marull) y mejor banda sonora (Antonio Meliveo) del Festival Internacional de Ft. Lauderdale. Nominaciónal mejor actor de reparto (Juan Diego) del Círculo de Escritores Cinematográficos de España.
El dato: La película duró muy pocas semanas en cartel, pero logró un notable éxito de crítica. Es la primera ganadora del Goya a la mejor canción, categoría que se concedió por primera vez ese año 2000. Laia Marull ganó también su primer Goya: a día de hoy es la única actriz que puede presumir de tener todos los Goyas posibles (premio como protagonista de Te doy mis ojos, secundaria por Pa negre y revelación por el film que nos ocupa). Es uno de los primeros papeles de María Galiana tras la exitosa Solas de Benito Zambrano y solo meses antes de que fuese popular por ser la abuela de la familia de la longeva serie Cuéntame. Tiene una de las bandas sonoras más celebradas del último cine español, con música flamenca y melodías de guitarra española: Niña Pastori hace un cameo en la película y canta Cai, éxito de su tercer álbum Cañaílla que suena en los títulos de crédito de la cinta.


Valoración: Es un placer bucear en el baúl de obras del reciente cine español y encontrarse una perla como Fugitivas, tan desconocida como singular. Aunque en su momento tenía el suficiente potencial para ser un título de culto instantáneo, el hecho de que haya permanecido oculto todos estos años le ha conferido mayor energía. Fugitivas no se parece a nada ni a nadie del cine local de ultimísima factura: a su aliento enteramente español (no solo por la evidencia del flamenco y el paisaje andaluz: en ella planea el alma del cine de Eloy de la Iglesia y otros) se le añade un esquema de road movie femenina muy interesante, herencia directa de un cine del espectáculo de arraigue norteamericano (podría ser sin problemas nuestra Thelma y Louise). Así, entre persecuciones, molinos de viento y olor a jamón serrano y gazpacho discurre una bellísima historia de dos mujeres (una mujer inconsciente y una niña muy madura) que buscan su lugar en el mundo mientras esquivan las magulladuras de un pasado que les persigue. Un thriller con espacio para el drama crudo y la comedia surrealista. Y aunque algunos la acusarán de ir a más revoluciones de la cuenta, Fugitivas encierra una realidad de marginados y perseguidos más que reconocible, llevando la temática social a los mimbres disparatados de las ficciones imposibles de tiros y volantazos. Entre las estaciones de servicio, la soledad de la carretera y el componente desalmado-simpático de sus secundarios se cuela un cine con vida que se ve sin pestañear y que se siente a flor de piel, aunque uno no tenga especial preferencia por la guitarra española y el cante jondo. De esas historias que se quedan grabadas en la mente para bien o para mal: a unos les generará rechazo, a nosotros nos inspira una ternura inconmesurable.


Para escépticos del thriller español.
Lo mejor: Es personal y vibrante.
Lo peor: Que su tendencia a lo kinki le reste espectadores.

Nota: 7'5

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