martes, 7 de mayo de 2019

CRÍTICAS | AMISTAD, KUNDUN y MEDIANOCHE EN EL JARDÍN DEL BIEN Y DEL MAL

LAS PELÍCULAS MENOS RECORDADAS DE TRES DIRECTORES QUERIDÍSIMOS



AMISTAD
EE.UU., 1997. Dirección: Steven Spielberg Guion: David Franzoni
¿De qué va?: Durante el verano de 1839, los esclavos del navío La Amistad, en ruta de África hasta las costas cubanas, capitulan un motín. A pesar de tomar el control del barco, las tropas americanas detienen a toda la tripulación. Un abogado sin demasiada experiencia será el encargado de luchar por los intereses de los hombres apresados. Ficha completa
Reparto: Matthew McConaughey, Djimon Hounsou, Morgan Freeman, Anthony Hopkins, Pete Postlethwaite, Chiwetel Ejiofor, Stellan Skarsgard, Nigel Hawthorne, David Paymer, Anna Paquin, Jeremy Northam, Arliss Howard, Peter Firth, Daniel Von Bargen, Tomas Milian Música: John Williams Fotografía: Janusz Kaminski Género: Drama Duración: 154 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 06/03/1998.

A Spielberg le ha costado muchísimo tiempo conseguir que la Academia y la crítica tomaran en serio su cine. Para las nuevas generaciones puede parecer incuestionable el estatus del "Rey Midas", pero los que llevamos bastantes años de cinefilia sabemos que al director de Indiana Jones, E.T. y otras intrascendencias le costó sangre, sudor y muchos dólares ocupar su trono. Su carrera puede dividirse en dos grandes bloques: blockbusters de entretenimiento, adaptados al público, a la técnica cinematográfica y a las preocupaciones de cada década; y películas de temática más severa, en su mayoría revisiones de la historiografía norteamericana. En contra de la opinión mayoritaria, en este segundo grupo se encuentra el grueso más importante de la filmografía spielberiana (El color púrpura, Salvar al soldado Ryan, Munich, Lincoln, El puente de los espías, Los archivos del Pentágono) a excepción de Amistad, un error de cálculo que sigue coleando, más grave si cabe por tratarse de la película que siguió a la oscarizada La lista de Schindler. No puede decirse que la sutileza sea una de las virtudes de Spielberg, pero aquí su visión de la esclavitud, la América negra y las sombras del sistema judicial resulta especialmente fácil, torpe, flagrante. Para colmo, el metraje se dilata hasta las dos horas y media, con maquillajes barrocos, frases rimbombantes y nula habilidad para convencer y/o emocionar al personal. Cine que confía demasiado en la supuesta importancia y el carácter mayestático de su argumento, aquello que en las carreras de premios suele catalogarse con la manida consigna de "una película necesaria". El público, el de antes, el de ahora, el de siempre, necesita buen cine: Amistad, pese a sus intenciones, no figura en esa lista. Hasta los artistas más importantes pueden equivocarse.


KUNDUN
EE.UU., 1997. Dirección: Martin Scorsese Guion: Melissa Mathison
¿De qué va?: En 1937, un niño tibetano es elegido por unos monjes como sucesor del Dalai Lama, la principal figura del budismo. Obligado a separarse de su familia, el pequeño recibirá una formación estricta. De mayor, ya convertido en líder, tendrá que exiliarse para salvar su vida. Ficha completa
Reparto: Tenzin Yeshi Paichang, Gyurme Tethong, Tencho Gyalpo, Tenzin Thuthob Tsarong, Ken Leung Música: Philip Glass Fotografía: Roger Deakins Género: Drama Duración: 134 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 05/06/1998.

Martin Scorsese pasará a la historia por haber reformulado los códigos del thriller norteamericano. Menos atención han merecido sus documentales musicales o películas puntuales que el director, yendo a contracorriente de la industria y obedeciendo a deseos puramente personales, enteramente artísticos, levantó previo estupor de los grandes estudios y posterior asombro de toda la comunidad cinéfila. En esa lista de rarezas destacan La última tentación de Cristo, la muy reciente e infravalorada Silencio o esta Kundun, declaración de amor nada escondida al decimocuarto Dalai Lama. Scorsese se interesa por la creación, el crecimiento y el exilio de la figura más importante del budismo, y lo hace, como en los títulos citados, desde una mirada que une política y espiritualidad, revisión histórica de personajes y pasajes no siempre considerados en los discursos oficiales. Durante las poco más de dos horas de metraje, Scorsese confía únicamente en su genio para acercarnos la realidad del Tibet, secundado por un equipo técnico y artístico de primer orden. El problema de la función no está tanto en la diferencia cultural sino en la asepsia con la que "el maestro" se acerca "al otro maestro". No hay conflicto, ni calado emocional, ni referentes más o menos cercanos a los que pueda agarrarse el público de Occidente. Scorsese tampoco contagia su cariño hacia el personaje, por lo que su defensa se intuye un tanto arbitraria, gratuita. Incluso, pese a su magnificencia visual, la historia es demasiado privada (que no íntima) como para epatar a la audiencia. Resultado: una película meritoria, aunque está condenada a ser un mero pie de página en la filmografía de Scorsese. Aun así, rarezas como esta son las que convierten a Scorsese en un autor tan estimulante.


MEDIANOCHE EN EL JARDÍN DEL BIEN Y DEL MAL
EE.UU., 1997. Dirección: Clint Eastwood Guion: John Lee Hancock, a partir de la novela de John Berendt.
¿De qué va?: Un escritor viaja hasta Savannah, una población extravagante del sur de los Estados Unidos, para cubrir la fiesta navideña de un ricachón famoso. Al terminar la velada, el anfitrión es acusado de asesinar a uno de sus criados y el periodista decide alargar su estancia para investigar lo ocurrido. Ficha completa
Reparto: John Cusack, Kevin Spacey, Jude Law, Irma P. Hall, Lady Chablis, Alison Eastwood, Paul Hipp, Jack Thompson, Kim Hunter, Geoffrey Lewis Música: Lennie Niehaus Fotografía: Jack N. Green Género: Thriller. Drama Duración: 155 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 03/04/1998.

A mediados de los 90, Medianoche en el jardín del bien y del mal se convirtió en uno de los libros más vendidos en los Estados Unidos. Su éxito motivó una pronta adaptación cinematográfica, capitaneada por el guionista John Lee Hancock, muy de moda por aquel entonces, y el realizador Clint Eastwood, que venía de adaptar con éxito las novelas Poder absoluto y sobre todo Los puentes de Madison. Pese a estas señas, la película fue un sonoro fracaso de público, probablemente por la escasa comercialidad de su argumento (difícil de explicar para el público que desconozca el antecedente literario), el escaso gancho de su reparto (a pesar de tener un elenco realmente portentoso) y su duración (150 minutos de metraje son, antes y ahora, motivo de recelo y pérdida de taquilla). El tiempo, con todo, ha sido bastante benévolo con un filme que, a todas bruces, merecía muchísima más suerte. Por su carácter coral, la película puede entenderse como un compendio de todos los temas favoritos de Eastwood: el concepto de justicia, las contradicciones de la sociedad norteamericana o el interés del director de Sin perdón por defender a personajes fuera de todo tiempo y lugar, con una ética con dobleces aunque inquebrantable. El paso de las décadas también ha añadido cierto morbo a su premisa: es imposible, con ojos de 2019, no ver en el personaje de Kevin Spacey una especie de profecía de lo que le sucedió al propio actor hace escasos meses, o percatarse cómo la impersonalidad de John Cusack, al dar vida a un protagonista-observador, remaba a favor de la propuesta, algo insólito en toda la filmografía del intérprete. Puede que el conjunto sea un totum revolutum un tanto indigesto, que no todos los personajes y tramas encuentren su espacio en el guion o que, a la postre, sea una propuesta tan atractiva como "difícil", pero Medianoche en el jardín del bien y del mal está preñada de grandes escenas e ideas, algo de lo que no puede presumir la mayoría del cine norteamericano, ni de antaño ni de la actualidad. En su descubrimiento tardío o en su pertinente revisión, la película es la prueba irrefutable, ahora ampliada con el estreno de Mula, que el cine de Eastwood siempre fue más progresista que la mentalidad de su artífice. Paradojas de la realidad y de la ficción. Una rareza que encajaría muy bien en esa Savannah de fiestas, vudú y perros fantasma.

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