Dos franceses, un mexicano, un griego y un inglés. Cinco candidatos a la mejor dirección de fotografía que resumimos y homenajeamos en el siguiente post. Empezamos con un excelente video realizado por nuestro compañero José Barriga:
Y los nominados al Oscar a la MEJOR FOTOGRAFÍA son:
Philippe Le Sourd, por THE GRANDMASTER
Primera nominación para Le Sourd. Ningún Oscar.
Kar Wai es un cineasta que cuida hasta el mínimo detalle el envoltorio técnico de sus películas. En su primera colaboración con el francés Le Sourd, Kar Wai logra unas texturas visuales muy personales y al mismo totalmente nuevas. Le Sourd juega con el agua, el hielo y la nieve para llevar al espectador a distintos escenarios abstractos llenos de fuerza. Le Sourd se luce especialmente en las escenas más físicas: las peleas en el interior del prostíbulo o la lucha en el andén son auténticas piezas de orfebrería con una fotografía sutil, perfectamente coreografiada, ralentizada por momentos, con un gran poder de expresión. La dirección de fotografía también se encarga de dar relieve dramático a la historia: en numerosas ocasiones reduce los personajes a gestos nimios, incluso a siluetas en la lejanía, creando un juego de sombras chinescas y una paleta de tonos ámbar de ecos pictóricos. Un trabajo preciosista con el que Le Sourd llega a su madurez técnica.
A favor: Es la apuesta más detallista, la menos 'norteamericana' y una de las más vistosas de toda la selección. El Oscar que ganó aquí Tigre y dragón o la candidatura de La casa de las dagas voladoras hace casi 15 años es un buen antecedente para un trabajo que se nutre especialmente de las escenas de artes marciales.
En contra: El hecho de que la película haya quedado apeada en categorías más importantes le resta fuerza, y más con el 'efecto arrastre' que tendrá Gravity en casi todos los rubros técnicos. Le Sourd ya ha ganado con la nominación: el éxito del film puede abrirle las puertas de forma definitiva en la industria de Hollywood.
Emmanuel Lubezki, por GRAVITY
Sexta nominación para Lubezki. Ningún Oscar.
Muchos opinamos que la categoría de 'mejor fotografía' debería escindirse en dos apartados: poner en la misma terna a direcciones de fotografía sustentadas en los efectos visuales con otras de ejecución clásica es ligeramente injusto y supone una competencia un tanto desleal. Sea como sea, Lubezki logra con Gravity una auténtica ópera interestelar. En el film de Cuarón, fondo y forma se fusionan para ofrecer al espectador una experiencia tan rotunda como ingrávida. Lubezki da relieve, tintes épicos, pura tragedia y absoluta fascinación onírica a la película: su juego de equilibrios, los objetos que se contorsionan al compás del direcor y los sutiles movimientos circulares de cámara hacen que la cinta sea un vals espacial-especial que poco tiene que envidiar a la famosa escena del 2001 de Kubrick. Por complicación técnica, esta es la candidatura más impresionante del film. Si Gravity ha cambiado ciertos prototipos y juicios cinematográficos es, en parte, gracias al extraordinario trabajo de un técnico que ya merecía el Oscar por otra cinta repleta de lírica y mística: El árbol de la vida.
A favor: Cuenta con el premio del gremio de directores de fotografía, es el film más 'fuerte' del año y su fotografía ha recibido aplausos por parte de todos los sectores. Hay ganas de premiar a Lubezki, y más teniendo en cuenta que el boom latino puede vivir una noche redonda con el reconocimiento a Cuarón en 'director'. Las últimas ganadoras del Oscar a la mejor fotografía (Avatar, La invención de Hugo, Origen y La vida de Pi) dibujan la tendencia académica de valorar los films de ciencia ficción y gran despliegue de medios, un perfil que este año solo cumple Gravity.
En contra: Nada, o casi nada. Únicamente puede apearse del premio si finalmente los votantes deciden valorar una opción menos tecnológica y más tradicional.
Bruno Delbonnel, por A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS
Cuarta nominación sin premio para Delbonnel. Ningún Oscar.
El film de los hermanos Coen ha sido uno de los grandes perjudicados en las nominaciones a los Oscar, pero por fortuna sigue en liza uno de los apartados más notables de la travesía musical del año: su dirección de fotografía. Delbonnel retrata la Norteamérica de mediados de los 60 con unos colores grises que calan en la audiencia, llevando al público a un estado casi onírico que culmina con el llamado 'bucle de la derrota' (al final, los planos iniciales se repiten y el film termina siendo tanto el viaje vívido de un superviviente como la evocación melancólica de un vagabundo altivo). Delbonnel trabaja según los corsés clásicos (nada que ver con Lubezki), pero es uno de los resultados más vistosos de la temporada. Especial mención a los momentos musicales y la filmación de los 'garitos de época': desde la butaca, podemos sentir el sabor-olor de cerveza y tabaco que acompaña al personaje.
A favor: Consigue mucho con muy pocos elementos. Delbonnel, vinculado a títulos de gran despliegue técnico por ser el encargado de la fotografía de Harry Potter y el misterio del príncipe entre otros, es sobre el papel el tercer candidato más fuerte, tanto en popularidad como en número de intentos frustrados, tras Deakins y Lubezki.
En contra: Ningún film de los Coen ha ganado en este apartado, y este año su apuesta carece del gancho y la unanimidad de títulos pasados como No es país para viejos. Si el film gana aquí, todavía resultaría más evidente la ausencia de la película en 'mejor actor', 'mejor guion' o 'mejor montaje': la coherencia interna de los Oscar, casi inquebrantable, dice que Llewyn Davis no subirá al escenario.
Phedon Papamichael, por NEBRASKA
Primera nominación para Papamichael. Ningún Oscar.
A propósito de Llewyn Davis parte del color, pero su paleta de colores perfectamente podría reducirse al blanco y negro canónico. Ese es precisamente el sistema al que recurre Papamichael en Nebraska: a diferencia de otras fotografías 'black and white' como las de La cinta blanca o Ciudad de vida y muerte, el técnico griego opta por una visión paisajística, nada magnánima, que sigue a los personajes y los enmarca en escenarios de la Norteamérica profunda que resultan surrealistas y mágicos por efecto del decoloro. La propuesta de Papamichael es la opción más austera, ya que la fotografía intenta y consigue pasar a un segundo plano para resaltar el sarcasmo y la humanidad de sus criaturas. El trabajo de Papamichael, con todo, dista de ser sencillo: los planos fijos dotan de ternura y laconismo a la película (pensemos en la presentación de los familiares, sentados cual estatuas hastiadas en el sofá mientras miran la televisión), y a su vez dotan de un ritmo ralentizado pero nunca engolado a una road movie llena de paradas en el camino, pausas y transiciones entre diálogos y paisajes. Un trabajo digital, pero con gran regusto analógico.
A favor: Hace dos décadas, Nebraska hubiese sido la ganadora con diferencia, por lo que puede tener apoyos de las alas más ancianas de la Academia. Hollywood nunca pierde la posibilidad de premiar geografías y paisajes que les resultan tremendamente familiares.
En contra: Nebraska 'lleva las de perder', ya que no ha conseguido situarse como favorita en ninguna de las categorías a las que aspira. Es el único rubro técnico por el que pelea el film: una candidatura paralela a, por ejemplo, mejor montaje le hubiese dado muchísima más fuerza de cara a la competición.
Roger Deakins, por PRISIONEROS (PRISONERS)
Undécima nominación para Deakins. Ningún Oscar.
Deakins es una institución: es el técnico más curtido de la categoría y su maestría está fuera de toda duda. Lo cortés, pero, no quita lo valiente: Prisioneros no es uno de los mejores trabajos de Deakins, y al mismo tiempo no dudaríamos en defender su victoria como recompensa al fotógrafo inglés y como cita a un notable thriller que no ha contado con el beneplácito académico. Prisioneros, narrativa y estéticamente, está a la altura de los universos oscuros de David Fincher: la fisicidad, la brutalidad y la tensión que se respira en la recta final de la película es mérito de la dirección de fotografía. La película también acoge tintes hipnóticos gracias a unos planos nada bruscos, resaltados por un notable trabajo de montaje: en manos de otros, el drama que sufre el personaje de Jackman se hubiese resuelto con muchos zooms, cámara en mano y transiciones poco armónicas.
A favor: El apellido Deakins es un valor seguro. Quienes consideran que el film merecía mucha mejor suerte, se concentrarán aquí (y no serán pocos). Prisioneros representa el thriller maduro a la par que comercial, un prototipo bastante realista para los tiempos que corren (al fin y al cabo, Gravity lleva consigo unos gastos de producción y rodaje inalcanzables tanto para sus cuatro competidoras aquí como para la mayoría de títulos que se han estrenado y que se estrenarán recientemente).
En contra: Esta nominación perfectamente hubiese podido ser sustituida por un reconocimiento en mejor sonido o mejor montaje: el azar de las nominaciones ha beneficado a Deakins por su indudable impronta entre los votantes, pero el Oscar, sin galardones previos, es casi imposible. La Academia no suele dar premios de compensación en los apartados técnicos: todo parece indicar que Deakins deberá esperar a una duodécima intentona.
QUINIELA DE LOS LECTORES (Total votos: 37)
1. GRAVITY, con 29 votos (78%)
2. THE GRANDMASTER, con 3 votos (8%)
3. Empate entre A PROPÓSITO DE LLEWYN DAVIS y NEBRASKA,
con 2 votos (5% cada una)
5. PRISIONEROS, con 1 voto (2%)
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