Viendo los estrenos que llegarán a las salas este verano, uno piensa que la oferta de los multicines va de mal en peor. Tendremos películas de superhéroes, los blockbusters de turno, las películas animadas de todos los años... ¿y dónde queda el cine en mayúsculas? Seguramente en el cine francés, porque no hay nada que pueda refrescar más estos días que ver Micmacs, lo nuevo de Jean-Pièrre Jeunet, Una mujer en África de Claire Denis con Isabelle Huppert, el drama Las manos en el aire, la singular Mammuth (nominada al César a la mejor película) o el thriller Farewell. Películas que veremos si finalmente no se aplazan sus fechas de estreno, algo que ya ha sucedido con muchos títulos. No sé si es porque mi francofilia me ciega, pero realmente el cine francés está salvando la cosecha del 2011: de lo ya visto, Mademoiselle Chambon, Tournée, El árbol, Le père de mes enfants o Potiche figuran entre lo más interesante. Sin contar L'illusioniste, desgraciadamente inédita en España. (como À l'origine, Illégal y un largo etcétera). Además, Pequeñas mentiras sin importancia, a pesar de sus casi dos horas y media de metraje, está siendo un pequeño gran éxito en los cines de nuestro país, siguiendo la estela de Nada que declarar. Y a todo esto se suma lo mucho que se ha hablado de Carlos, la película-serie de televisión del cada vez más grande Olivier Assayas. Aunque no goce de promoción (el caso de Bebés, La marca del ángel o Versalles, estrenadas de tapadillo), el cine francés tiene su público y no sería raro que alguno de estos nombres dominase en los próximos días esos circuitos paralelos liderados por los Verdi y Renoir. Mientras esperamos The Artist, El niño de la bicicleta o Polisse, todas ellas premiadas en Cannes 2011, el cine francés es el único antídoto posible a cosas como Kung Fu Panda 2, Resacón 2 ¡Ahora en Tailandia!, Cars 2, Conan, Los pitufos y demás. Hasta que no empiece el curso escolar (y, en cierta manera, el cinematográfico) con La piel que habito (fijada para el 2 de septiembre) y el Festival de Venecia, y dejando aparte las italianas La prima cosa bella y Le quattro volte, sólo nos queda el cine francés para sobrevivir al estío, ya sea viajando a las capitales o por la cada vez más honrosa vía de la descarga. Porque el verano, por imposiciones climáticas y económicas, siempre es sinónimo de cine mediocre. Una pena, ¿no creen?
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1 comentario:
¡¡No me metas a Cars 2 en el mismo saco que los Pitufos que me encuentras las cosquillas!! xD
Qué ganas de ver Micmacs, por cierto :)
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