lunes, 7 de marzo de 2011

Ñoña ciencia ficción: NEVER LET ME GO (NUNCA ME ABANDONES)

Había muchas ganas de conocer los entresijos de Never let me go. Le sobraban atractivos: protagonizada por tres de los actores jóvenes más importantes (las británicas Knightley y Mulligan, el norteamericano Garfield), un reparto que incluye caras como Sally Hawkins y Charlotte Rampling, un guión que es la adaptación de una novela muy apreciada por la crítica... Pero Never Let Me Go ha acabado como una acuarela un tanto aguada. Amor juvenil, pasado de azúcar, en un contexto rocambolesco. No queremos desvelar el secreto de la trama, pero Never Let Me Go, más que la Expiación que se esperaba, ha acabado como un melodrama bastante digno que adolece de algunos tics propios del telefilm más facilón. Porque eso es Never Let Me Go: una historia televisiva de lujo, inconsistente, pero con el genial trabajo de sus intérpretes. Hay algo forzado y postizo en un romance que el guión recuerda cada dos por tres, aunque nunca se trabaja para que el espectador viva esa pasión que hora y media después sólo funciona a medio gas. Never Let Me Go, aunque apreciable, es bastante predecible, y como han corroborado los Oscar recientes (a los que no estuvo nominada tras ser una de las favoritas de primera hora) queda lejos de los mejores dramas de regusto british. Aun así, no recuerdo una película que ensamble de una forma tan curiosa el melodrama de toda la vida con la oscuridad de un fantastique desangelado. ¿Y si la película hubiera sido un cortometraje? ¿Y si la hubiese dirigido Joe Wright (para potenciar la personalidad melancólica de la trama) o Park Chan-wook (para convertir la película en un terror adolescente de nivel)? Sea como sea, siendo como es, Never Let Me Go alegrará tardes de domingo e incluso hará derramar alguna lagrimilla. Suficiente.


Nota: 6