RARE EXPORTS: A CHRISTMAS TALE
Primera reacción al acabar la película: ¿'esto' ha ganado en el Festival de Sitges? Una película de terror finlandesa que acaba siendo una comedia un tanto surrealista, dedicada a desmontar y reescribir el mito de Santa Claus. Aquí las navidades no son demasiado felices porque el abuelo con el traje rojo es lo más parecido a un Jason con mala hostia. La película está contada desde la perspectiva de un niño y la historia tiene cierta gracia: no deja de ser una fábula atípica, surrealista, friki hasta la médula, destinada al consumo rápido. El problema es que a Rare Exports le falta la mala baba necesaria para ser graciosa: no acaba de combinar con atino su corazón aniñado y su vertiente gótica. Por eso durante setenta y cinco minutos ocurren muchas cosas, pero el espectador opta por ver sin mirar. Nada interesa demasiado. Al final la anécdota se impone: hace gracia el acento nórdico del niño, la explosión final o ese mocho que pasea el pequeño protagonista creyendo que es un perro. Y tras la crítica, vuelvo a lo de antes: ¿'esto' ha ganado en Sitges? Títulos como Martyrs, Eden lake o Frontière(s), que no ganaron en pasadas ediciones, deben estar preparando sus antorchas y afilando sus cuchillos. Una película que merece un aprobado 'justico'. Nota: 5
Primera reacción al acabar la película: ¿'esto' ha ganado en el Festival de Sitges? Una película de terror finlandesa que acaba siendo una comedia un tanto surrealista, dedicada a desmontar y reescribir el mito de Santa Claus. Aquí las navidades no son demasiado felices porque el abuelo con el traje rojo es lo más parecido a un Jason con mala hostia. La película está contada desde la perspectiva de un niño y la historia tiene cierta gracia: no deja de ser una fábula atípica, surrealista, friki hasta la médula, destinada al consumo rápido. El problema es que a Rare Exports le falta la mala baba necesaria para ser graciosa: no acaba de combinar con atino su corazón aniñado y su vertiente gótica. Por eso durante setenta y cinco minutos ocurren muchas cosas, pero el espectador opta por ver sin mirar. Nada interesa demasiado. Al final la anécdota se impone: hace gracia el acento nórdico del niño, la explosión final o ese mocho que pasea el pequeño protagonista creyendo que es un perro. Y tras la crítica, vuelvo a lo de antes: ¿'esto' ha ganado en Sitges? Títulos como Martyrs, Eden lake o Frontière(s), que no ganaron en pasadas ediciones, deben estar preparando sus antorchas y afilando sus cuchillos. Una película que merece un aprobado 'justico'. Nota: 5
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A CASA POR NAVIDAD
Del frío de Noruega nos llega un título que en su traducción al español podría ser el gancho promocional de una marca de turrones. La película tiene el tono melancólico de unas navidades con la familia, bajo el calor de la hoguera. El director sigue a sus personajes sin perseguirlos, y los inserta en una especie de mural tierno, entre divertido y dramático. Me gusta que, más que cruzadas, sus historias sean paralelas y que el guión no busque una resolución, ni lógica ni feliz, ni siquiera con un tono conclusivo. Al final la película es la curiosidad que aspiraba ser: espiar durante pocos minutos las vidas de unos personajes extraños durante una Nochebuena nevada. Y para ello el director se comporta como una especie de Charles Dickens, concibiendo la navidad en su dimensión más familiar, adaptándola también a la realidad del 2011: un padre separado que simula ser Papá Noel para ver durante cinco minutos a sus hijos, una mujer impotente al ver como su amante no quiere separarse de su mujer, o la tierna relación de dos niños, uno de ellos musulmán, celebrando la noche mágica mirando el cielo estrellado. Deja un buen sabor de boca, como si fuera una canción solemne y corta, entonada a coro y a capela. Cuesta entrar en su mundo silente, incluso se queda a medias en su intento de ser la extravagante historia de siempre (algunos momentos rozan el humor absurdo y casi violento). Pero... ¿quién le hace ascos a un polvorón tan dulce? Nota: 6