miércoles, 15 de diciembre de 2010

Crítica de BIUTIFUL

 Aviso: la reseña contiene información clave del argumento del film. Si a pesar de los pesares quieres ver la película, lee sólo las frases en negrita.

Biutiful es una película que pesa. Para bien y para mal. Creo que la gracia, llámenle clave, díganle corazón, del film está en su principio y final. El protagonista se encuentra en un bosque nevado con una persona que no conocemos mientras se oye el susurro de un diálogo. Biutiful podría ser la historia de un hombre que va muriendo poco a poco, de hecho no hay mejor metáfora para Biutiful que una vela apagándose: a medida que la llama se hace más pequeña, la sombra del fuego es más alargada. Cuando la escena del inicio se repite antes de los títulos de crédito, el público entiende la verdadera esencia de la película. Uxbal no está muriendo: ya estaba muerto desde el minuto uno de metraje. Y a partir de aquí surgen los adjetivos que definen la película: mórbida, dolorosa, hipnótica. Es muy curioso que Iñárritu, al independizarse de Arriaga, deje el momento cumbre de Biutiful en una escena que sucede en un tiempo paralelo: puede ser un sueño, una metáfora o una verdadera ejemplificación del purgatorio, limbo o infierno. Vaya, que Biutiful no tiene nada de lineal, y los muchos y buenos secundarios de la película cumplen con creces el trabajo de dobles y triples tiempos y espacios, súmum de las historias cruzadas que logró Babel. Que la película sea circular, que empiece como acaba o que acabe como empieza, resulta aún más asfixiante. Porque Iñárritu es mucho más cruel que el Von Trier de los noventa: no deja que su personaje tenga al menos una escena de llanto, confesión o desahogo. Quizás porque Uxbal es bueno pero también malo. Contradictorio. Como todos los demás personajes (Maricel Álvarez es muy muy grande). Por ello, más que una película sobre la fealdad, es una película sobre la belleza imperfecta; o aún mejor, una película sobre esa belleza que quiere imitar la perfección (otra metáfora: el primer mundo y sus complejidades) y no lo logra. Porque hay algo de copia (y top manta), de sueños no cumplidos (esos Pirineos...), de emigraciones y emigrantes (y redadas policiales), en la trama de Biutiful. Y como la película es circular, repetimos, volvemos a Uxbal. Un hombre que se ha equivocado en todo. No sabemos cómo ha llegado hasta aquí (mejor 'allí': todo resulta tan mugriento que necesitamos medir las distancias), pero poco importa: la cuestión es que se casó con la mujer equivocada, eligió una profesión que en verdad no es un trabajo, toma decisiones que al final tienen su castigo (la otra gran escena del film: decenas de chinos muertos por inhalar gas de una estufa). Incluso su existencia ha sido un error: el mal emana de él en forma de cáncer (otra metáfora: él mismo se autodestruye), ni tan siquiera conoció a su padre, como si su concepción hubiera sido un accidente de la naturaleza. Cuesta con tanta metáfora no pensar en Biutiful como una película religiosa, pero las escenas en las que Bardem imita a un medium me parecen de lo más rocambolesco que se ha rodado en años. Dejémosnos de cábalas: todo nace y muere por, para y gracias a Bardem. Sin duda, es el personaje más misterioso y duro de su carrera. Su presencia es fuerte, pero el verdadero secreto está en sus ojos: lo dicen todo. Y con él, Iñárritu homenajea otra Barcelona, su Barcelona; una Barcelona posible, que no real. El mexicano parece embelesado con cada imagen que le ofrece la ciudad: desde los humos que escupen las chimeneas de las fábricas hasta el vaivén de unos pantalones que, tendidos y mirando la gran urbe, se empapan de agua mientras llueve. Biutiful, por esa acumulación de imágenes, resulta un tanto excesiva. Por su carencia de síntesis, incluso por ser una película que prefiere dejarnos 'destrozados' antes que 'emocionados', Biutiful es la peor película de su autor. Quizás porque las demás eran casi perfectas (dato totalmente subjetivo). ¿No habíamos dicho que Biutiful hablaba de la no belleza? Pues eso. La cinta es 'biutiful' a conciencia. Muchos abandonarán la sala antes de tiempo y otros no podrán levantarse de la butaca después de 145 minutos que se viven como una auténtiza paliza. Esto se escribió sólo dos horas después de experimentar Biutiful. Seguramente la reseña está mal escrita: todo en un párrafo largo. La síntesis no es lo mío, como Iñárritu. Me autoasigno la posibilidad de contradecirme y decir que Biutiful es un bluf: dejo una puerta abierta a la duda, y también a un segundo visionado, algo que confirma mi masoquismo cinéfilo. De momento, es una obra maestra imperfecta. Sólo sé que necesito (necesitarán) rehabilitación. Nota: 9'5



2 comentarios:

VitoneMen dijo...

Creo que lo que mas me sorpendió de tu crítica es que no la hayas calificado con un rotundo 10!. Por lo menos era lo que creia que iba a ocurrir, pero de todas formas se nota que estamos en presencia de cine de cálidad tipico del Gran Iñarritu.

Me estoy volviendo a impregnar del aire de premiaciones de temporada, asique he retomado el blog y te invito a que te pases por el.

Saludos xavi !

Saludos Xavi!

Selena27 dijo...

me ha encantado que al principio de tu critica escribieras que aquellos que no hayamos visto la pelicula , solo leamos la parte escrita en negro, a pesar de solo ser unas 10 lineas me ha resultado muy interesante tu critica.
Y en lo referente a hacernos sentir,
yo recordare toda mi vida , en la pelicula las dos caras de la verdad , el momento final entre richard gere y edward norton , solo puedo decirte que muy feliz no me sentia, pero vi un gran actor en ese momento. Adivina a quien me refiero. XD