martes, 29 de mayo de 2018

CRÍTICA | MAR ADENTRO, de Alejandro Amenábar

 
Aguas pasadas que mueven molinos
MAR ADENTRO
Óscar, Globo de oro y NBR: film de habla no inglesa. 14 Goyas, 2 EFAs y 2 premios del Festival de Venecia
España, 2004. Dirección: Alejandro Amenábar Guión: Alejandro Amenábar y Mateo Gil Fotografía: Javier Aguirresarobe Música: Alejandro Amenábar Reparto: Javier Bardem, Belén Rueda, Lola Dueñas, Mabel Rivera, Clara Segura, Joan Dalmau, Tamar Novas, Josep Maria Pou, Celso Bugallo, Francesc Garrido Género: Drama. Biopic Duración: 120 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 03/09/2004
¿De qué va?: Desde que sufriera un accidente de joven, Ramón Sampedro ha vivido postrado en una cama. Su deseo por morir dignamente mobiliza a una asociación barcelonesa y a una abogada. Al mismo tiempo, una joven gallega queda prendada por el carácter de Ramón.



Dos décadas atrás, el caso de Ramón Sampedro sacudió la actualidad española. Alejandro Amenábar, en un más oportuno que oportunista ejercicio de riesgo cinematográfico, contó su historia en Mar adentro, calmada la marea de Los otros y con un cine patrio en la cresta de la ola. Revisada ahora, y con las aguas de nuestra ficción más apaciguadas que nunca (algunos dirían que yermas, estancadas), sorprende encontrarse con una película que, a pesar de sus dificultades de texto y de contexto, salva todos los escollos con grandes dosis de sensibilidad, aplomo actoral y un envoltorio técnico muy efectivo. No sorprende que su combinación de drama social y tragedia personal, romance y pesadilla, vida y muerte, gustara a los académicos de uno y otro lado del charco, con unos aderezos cómicos y una descripción de personajes que su director nunca ha vuelto a superar. Con todo, también es inevitable pensar que en la actualidad, en tiempos de tertulias vacuas, Mar adentro resultaría más incendiaria que conciliadora, e incluso recibiría la negativa de asociaciones, colectivos y etcétera. Porque, para estar hablando de un film del año 2004 (para el caso, anteayer), parece que haya llovido mucho, demasiado: a día de hoy, por ejemplo, el famoso travelling aéreo, puro ingenio, al son de Nessun dorma sería imposible en términos de medios y de discurso. ¿Y qué me dicen de los 20 millones, inalcanzables en pleno 2018, que recaudó la cinta en taquilla? ¿Y de la naturaleza trilingüe de la película? En definitiva, acercarse de nuevo a Mar adentro no sólo supone comprobar la robustez de una obra que, a todos los niveles, ya es un clásico de nuestra cinematografía, sino entender que el cine adulto, artística e industrialmente relevante, que se hacía la década pasada ha desaparecido arrollado por el chapapote de la crisis y de nuestros políticos. Esperemos que nuestro cine, tras ese golpe seco contra la arena, no pida la eutanasia.


Para interesados en la vida y sus complejidades.
Lo mejor:
Sus 14 goyas lo certifican: hay muchos donde elegir.
Lo peor: Que su monopolio goyesco robase espacio a otras películas igual de excelentes.


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