En la política no hay espacio para los héroes
SHOW ME A HERO, de David Simon y Paul Haggis
EE. UU., 2015. Miniserie de 6 episodios emitida por el canal HBO. Género: Drama. Thriller político Duración: 55 min. por episodio Fechas de emisión: Domingos 16, 23 y 30 de agosto de 2015 Tráiler: Link Reparto: Oscar Isaac, Carla Quevedo, Catherine Keener, Ilfenesh Hadera, Dominique Fishback, Alfred Molina, Natalie Paul, Winona Ryder, LaTanya Richardson Jackson, Peter Riegert, Bob Balaban, Clarke Peters, Terry Kinney, James Belushi, Danny Mastrogiorgio, Michael Potts, Jon Bernthal, Michael Stahl-David, Jeff Lima, Josh Salatin, Daniel Sauli, Jim Bracchitta, McKinley Belcher III, Brianna Horne, Bruce Altman, Angela Pietropinto, Patrick Cooley, Laura Gómez, Saverio Guerra, Stephen Gevedon, Allan Steele
El dato: En su paso por la HBO la serie consiguió una media de 0'4 millones de espectadores por capítulo. Se ha rodado en Yorkers, el escenario real que cita la serie. Las escenas que suceden en República Dominica se filmaron en Puerto Rico. La serie utiliza 12 canciones de Bruce Springsteen en su banda sonora.
EL PRECIO DEL PODER (Reseña sin spoilers)
David Simon, creador de títulos como The Wire, y el director Paul Haggis
unen sus fuerzas en Show Me a Hero, miniserie de 6 episodios para el
canal norteamericano HBO que ha conseguido el favor de crítica y
público. La serie rescata la historia de Nick Wasicsko, alcalde de la
ciudad de Yorkers que durante los años 80 medió en uno de los conflictos
urbanísticos más recordados de la historia reciente de los Estados
Unidos: la división, primero política y luego vecinal, que produjo una
orden judicial que obligaba al municipio a construir viviendas sociales
para ciudadanos afroamericanos en situación de exclusión social en
barrios blancos. El proyecto y sus repercusiones en la vida de distintos
ciudadanos anónimos y en el circuito personal y laboral más cercano de
Nick Wasicsko centran todo el metraje, dando forma a la paradoja que
encierra el título: su protagonista accede al poder y a la vez es
destruído por un contencioso que se eternizó largos años y que deja a la
superficie cuestiones tan actuales como la fidelidad a unos principios,
la corrupción reinante y la frustración que surge cuando el individuo
se ve superado por la aplastante maquinaria del sistema.
Haggis, en un inusual ejercicio de
contención dramática (nada que ver con la histeria de las historias
cruzadas de Crash), se adentra en las vidas de algunos ciudadanos negros
mientras el estamento político hace y deshace a su antojo, asumiendo su
poder y al mismo tiempo sus limitaciones. La serie quiere unir la vida
ordinaria con la esfera burócrata, dando a entender que la segunda
condiciona a la primera, aunque los residentes de a pie no sean
conscientes de ello. Con todo, el relato no acaba de unir esas dos
partes: si los fragmentos relativos a Wasicsko se sustentan en todo
momento, no puede decirse lo mismo de la escueta y esquemática
exposición de los personajes secundarios, cuyo devenir resta escrito con
cuatro frases arbitrarias en cada episodio. A pesar de esto, en su
extenso elenco hay espacio para un personaje tan interesante como el de
la activista que da vida Catherine Keener, cuya evolución (de la
negación y el odio inicial a la comprensión y el compromiso ciudadano de
los últimos capítulos) encierra las claves de toda la trama.
Algunos de los elementos que deslucen esta Show Me a Hero son su
tendencia a los diálogos abigarrados, a las escenas largas y a las
repeticiones injustificadas, como el recurrido plano en el que Wasicsko,
desalentado y tal vez derrotado, se desplaza al cementerio local para
visitar la tumba de su padre. Todo ello hace que la serie, en paralelo a
su innegable interés, no acabe de resultar todo lo entretenida y
apasionante que debería. Simon y Haggis ceden a la pulcritud de unos
hechos reales, incapaces de dotar de músculo ficcional a gran parte de
la historia a pesar de la entrega y de las interpretaciones de su
reparto, encabezado por un extraordinario Oscar Isaac. Los apartados
técnicos, el hilo musical que componen las canciones de Bruce
Springsteen y su atmósfera ochentera, eso sí, cumplen a la perfección.
En resumen, Show Me a Hero es una sólida propuesta que permite
adentrarnos una vez más en los claroscuros de la vida política. La de
Nick Wasicsko es una historia de valentía, de renuncia y de resistencia,
una metáfora de ese esquivo 'american dream' que tan pronto diviniza a
sus figuras más populares como reniega de ellas. Show Me a Hero convence
a pesar de su viciada narrativa porque todas sus criaturas resultan
reales y cercanas: los personajes actúan movidos por sentimientos
humanos y razones reconocibles. En la ficción, y en el caso real que la
inspira, no hay ni buenos ni malos, ni héroes ni villanos. Nos quedamos
con este gran mensaje de una serie que, sin llegar a la excelencia, sí
es más que notable.
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