jueves, 23 de julio de 2015

CRÍTICA | ¿TELÉFONO ROJO? VOLAMOS HACIA MOSCÚ, de Stanley Kubrick

¿TELÉFONO ROJO? VOLAMOS HACIA MOSCÚ 
(DR. STRANGELOVE OR: HOW I LEARNED TO STOP
WORRYING AND LOVE THE BOMB), de Stanley Kubrick
Largometraje nº 33: Cinoscar Summer Festival 2015: Sección oficial a concurso
Elección de Juan Francisco Bigorra
Reino Unido, 1964. Dirección: Stanley Kubrick Guión: Peter George, Stanley Kubrick y Terry Southern Duración: 90 min. Género: Sátira bélica Tráiler: Link Reparto: Peter Sellers, George C. Scott, Sterling Hayden, James Earl Jones, Keenan Wynn, Slim Pickens, Peter Bull, Tracy Reed, Jack Creley, Frank Berry, Glenn Beck
¿De qué va?: Un militar ordena en plena Guerra Fría un ataque nuclear contra la Unión Soviética. Distintos altos mandos se disponen a evitar la catástrofe. ¿Conseguirá la cólera incontrolada de un general cambiar el devenir de la Guerra Fría?
Palmarés: Bafta a la mejor película y 4 nominaciones a los Óscar.


RESEÑA MAYRA: En la edición pasada del Cinoscar Summer Festival, una comedia de humor negro que también tenía lugar en una guerra (en ese caso la 2ª Guerra mundial), fue el film Ser o no ser (disfruté mucho aquella peli). Este año, en ese estilo satírico nos encontramos con ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, que interesantemente también se ambienta en una guerra, en este caso un conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Stanley Kubrick es el cineasta considerado ídolo de muchos: no estoy demasiado familiarizada con la cinematografía de Kubrick, pero de lo visto hasta ahora puedo decir que ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú es una de las películas que más me ha gustado (y eso que ya he visto 2001: Una odisea del espacio). La cinta crea un ambiente cómico pero a la vez de suspense, con buena estructura narrativa y buen ritmo, además de interpretaciones destacables (principalmente por parte de Peter Sellers), una historia que satiriza a ambos bandos dejando ver hasta qué lamentable punto puede llegar el absurdo del ser humano.

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RESEÑA MIGUEL: Si a día de hoy se construyese un museo sobre la perfección en el cine, en el que cada una de sus 100 salas hubiese una pantalla de cine, de tal forma que en cada pantalla se mostrase en bucle infinito las mismas películas, todas los films de Stanley Kubrick estarían expuestas. Incluida esta sátira política que es una de las pocas veces que Kubrick hace un acercamiento al género cómico, que aun así consigue otorgarle la misma épica que le da al resto de sus cintas. Aun sabiendo que para algunos la comedia es un género menor, aquí Kubrick, ayudado por un guión muy agudo, consigue convertir las risas en tensión; sonriendo mientras clavas las uñas al sillón. Peter Sellers, actor al que le cogiera cierta manía, elabora aquí un ejercicio de interpretación sobresaliente, poniéndose en la piel de múltiples personajes; y elevando la película hasta límites desconocidos. Es un film para ver varias veces, para reír, para aplaudir su técnica, y para dar gracias de que Kubrick hiciera películas.

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RESEÑA XAVIER: Aunque muchos lo describieron como un ser afable, cercano y muy simpático, el cine de Kubrick nunca destacó precisamente por su sentido del humor. Dr. Strangelove es probablemente su único intento (excelente, como no podía ser de otra manera) por construir una comedia extrema, entre la sátira y la crítica ácida. El film, a medio camino entre el thriller y la desmitificación histórica, describe los temores y el espíritu grandilocuente de los Estados Unidos durante la Guerra Fría. El baile de sombras y miserias sigue de plena actualidad, así como el tenso ejercicio de cine bélico que Kubrick orquestra en la cuenta atrás aérea más angustiosa que se recuerde en la gran pantalla. En esencia, el film no deja de ser una obra de cámara, una broma de dimensiones reducidas que empequeñece ante una filmografía que consiguió en tantísimas ocasiones la excelencia técnica (probablemente los planos aéreos de la película inspiraron al genio neoyorkino para su posterior aventura espacial). Con todo, el ‘sello Kubrick’, la inteligencia de su firmante y el medido ritmo narrativo vuelven a manifestarse con fuerza. Cine de altos vuelos, en todos los sentidos. Y bien pensado, los reflejos deformados que ofrece la película no distan de la realidad, tanto pretérita como presente. ¿O no tenemos la sensación de que nuestros dirigentes, políticos y militares, hacen y deshacen a placer sin ningún atisbo de decencia y de lógica? Kubrick, una vez más, visionario y maestro.

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RESEÑA DANIEL: Considerada por muchos como la gran obra maestra de Kubrick (por encima de las que a mi criterio son la cúspide de su cine: 2001 y La naranja mecánica), Teléfono rojo: volamos hacia Moscú cuenta con la más grande, fascinante y acertada sátira política que recordamos de aquellos viejos hombres que saben lo que es hacer cine. Un film que podría dividirse en etapas, y una tras otra se sucede con gran atino. Kubrick consigue adentrarnos a la más impensable manera de solucionar los problemas extremos de dos potencias mundiales buscando no solo entretener sino que, como hombres comunes que vivimos alejados de una realidad, hacer fiesta con esos individuos que están al mando y tienen el poder para hacer y deshacer como plazcan. La mofa que el soviético realiza alcanza cotas de habilidad pocas veces vista. De genios y psicópatas, de tontos y suicidas; de miserables y corrientes. El mundo está loco.

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RESEÑA ISIDRO: Si giro la cabeza 90 grados a la izquierda me topo con un pedazo de póster apaisado de Dr. Strangelove. Y si giro la silla 180 grados y engurruño los ojos (soy un poquillo miope) vislumbro el mismo deuvedé que llevé hace 6 años a una clase de Historia del Mundo Contemporáneo para reforzar el capítulo sobre la Guerra Fría (tenía un profesor muy guay que me dejaba proyectar todas las películas que quisiera si tenían que ver con el tema). ¿Qué quiero decir con esto? Pues que ¿Teléfono rojo? me parece una absoluta genialidad (o que soy un poco 'júligan', que a lo mejor), una comedia de suspense sin fisuras e irremediablemente divertida, con el toque justo de caricatura y esperpento y un reparto brillante. Porque no podía haber una sátira más incisiva y oportuna que esta sobre las tensas relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética (¡el comunismo como una peste que contagia los fluidos corporales!) y la sombra de un cataclismo nuclear más posible de lo que podría parecer. Suerte que el mundo cuenta con el Dr. Strangelove y su plan iluminado por su Führer para salvar a la humanidad… más o menos. Lo cierto es que el panorama que presenta Kubrick es desolador: la estupidez humana es infinita, pero lo más sano que podemos hacer es reírnos de ello.

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VALORACIÓN DE LA CRÍTICA

La más demoledora sátira sobre la guerra fría y el peligro atómico de la historia del cine. El genio creador de Kubrick desborda en cada secuencia y alterna farsa y drama, crítica ácida y apabullante dominio técnico para relatar esta delirante odisea. La puesta en escena resulta un prodigio de imaginación visual, redondea una obra maestra absoluta, divertida y angustiosa a partes iguales. Miguel Ángel Palomo, El País

Aparente sátira política que toma el peligro nuclear como referente, a través de una historia planteada en un tono eminentemente delirante. Su director, que nunca ha revelado un excesivo sentido del humor, no acabó de ligar todos los extremos de la compleja trama, pero acabó cumpliendo. Lo mejor de la función reside en los tres personajes encarnados por Peter Sellers. Fotogramas, Redacción

NOTA DE LA CRÍTICA

 Filmaffinity: 8'0 / IMDB: 8'5 / Sensacine: 8'7 / Metacritics: 9'25 / Rottentomatoes: 9'65
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VALORACIÓN DEL JURADO

El jurado del CSF ha decidido promover el film a  
12 PREMIOS DEL FESTIVAL:

Mejor película
Mejor director: STANLEY KUBRICK
Mejor actor protagonista: PETER SELLERS
Mejor actor secundario: GEORGE C. SCOTT
Mejor reparto
Mejor música original: LAURIE JOHNSON
Mejor guión adaptado: S. KUBRICK, T. SOUTHERN y P. GEORGE
Mejor fotografía: GILBERT TAYLOR
Mejor montaje: ANTHONY HARVEY
Mejores efectos especiales: VV. AA.
Mejor diseño de producción: CLIFTON BRANDON
Mejor canción: We'll meet again

NOTA DEL JURADO

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