Resacón en Maspalomas
CÓMO SOBREVIVIR A UNA DESPEDIDA, de Manuela Moreno
Festival de Málaga: Sección oficial
España, 2015. Dirección: Manuela Moreno Guión: Susana López, Manuela Moreno y Núria Valls Fotografía: Bet Rourich Música: VV. AA. Reparto: Natalia de Molina, Úrsula Corberó, José Lamuño, Celia de Molina, Roger Berruezo, María Hervás, Jim Arnold Género: Comedia Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 24/04/2015
¿De qué va?: Un grupo de amigas se pone manos a la obra para sorprender a la única de la pandilla que ha decidido casarse. Aunque son mileuristas, deciden tirar la casa por la ventana, coger un vuelo de bajo coste y plantarse en las playas y los chiringuitos de Gran Canaria. Pero la fiesta les llevará a protagonizar momentos más que embarazosos que pondrán en peligro su regreso a Barcelona.
La nueva comedia ya no conoce límites a lo que sexos y sexualidades se refiere. Mujeres y hombres protagonizan por igual películas dirigidas al gran público, con chistes cortados por el mismo patrón. Ahora bien: ¿ese es el camino hacia la normalización de géneros? ¿Es esa la vía que deben tomar las nuevas autoras, preocupadas, al menos en teoría, por contar historias afines a las mujeres de su generación? Mucho nos tememos que no. De la misma manera que la norteamericana La boda de mi mejor amiga ponía en bocas femeninas las incorrecciones y las frases soeces típicas y tópicas del macho, la española Cómo sobrevivir a una despedida repite la fórmula, si bien su abanico de influencias van de la risa yanki (Resacón en Las Vegas) a productos más cercanos (sobrevuelan las constantes de la nueva comedia española, con Ruiz Caldera y Sánchez Arévalo como máximos exponentes).
En su narrativa, Cómo sobrevivir a una despedida apela a la broma rápida, con un ritmo bastante ágil propio de la televisión. Se nota la experiencia de Moreno en el formato cortometraje, porque algunos de los mejores momentos de la película son, en esencia, microrrelatos que se insertan con más o menos suerte en una historia excesivamente chabacana: véase el gag del cura en el avión, la actuación musical de las Spice Girls o la presentación inicial de personajes al más puro estilo 'Amélie bloguera'. Con todo, Cómo sobrevivir a una despedida resulta simpática y sincera, sin más pretensiones que divertir a la platea y con el objetivo de atraer a públicos que no suelen apostar por el cine español. Se aprecia el intento, pero para la próxima se agradecerían menos referencias sexuales, una exposición menos frívola de la homosexualidad (sí: somos modernos y desinhibidos... pero tampoco demasiado) y una apuesta cómica más refinada. Será el retrato de una generación, como dice Moreno en su dedicatoria al término de la película, pero no todo vale. Es, eminentemente, un producto palomitero, pero con eso no basta. Quien escribe se niega a pensar que la juventud de nuestros días se reduce al eslogan de 'sexo, drogas y rock & roll': tal vez esté equivocado, pero se agradecería que nuestro cine apostara más por la moderación que por el botellón de litrona barata.
En su narrativa, Cómo sobrevivir a una despedida apela a la broma rápida, con un ritmo bastante ágil propio de la televisión. Se nota la experiencia de Moreno en el formato cortometraje, porque algunos de los mejores momentos de la película son, en esencia, microrrelatos que se insertan con más o menos suerte en una historia excesivamente chabacana: véase el gag del cura en el avión, la actuación musical de las Spice Girls o la presentación inicial de personajes al más puro estilo 'Amélie bloguera'. Con todo, Cómo sobrevivir a una despedida resulta simpática y sincera, sin más pretensiones que divertir a la platea y con el objetivo de atraer a públicos que no suelen apostar por el cine español. Se aprecia el intento, pero para la próxima se agradecerían menos referencias sexuales, una exposición menos frívola de la homosexualidad (sí: somos modernos y desinhibidos... pero tampoco demasiado) y una apuesta cómica más refinada. Será el retrato de una generación, como dice Moreno en su dedicatoria al término de la película, pero no todo vale. Es, eminentemente, un producto palomitero, pero con eso no basta. Quien escribe se niega a pensar que la juventud de nuestros días se reduce al eslogan de 'sexo, drogas y rock & roll': tal vez esté equivocado, pero se agradecería que nuestro cine apostara más por la moderación que por el botellón de litrona barata.
Para fiesteras poco exigentes.
Lo mejor: El momento post resaca.
Lo peor: Su ordinariez.
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