martes, 21 de enero de 2014

Crítica de FAMILY TOUR, de Liliana Torres

FAMILY TOUR, de Liliana Torres (España, 2013)
Sección Zabaltegi, Festival de San Sebastián. Sección oficial Òpera prima, Festival REC de Tarragona.
Los límites entre la realidad y la ficción son cada vez más sutiles. Liliana Torres, otro nombre más a tener en cuenta de la ESCAC catalana, realiza con su ópera prima un exorcismo personal y un experimento a contracorriente que quiere contar sentimientos reales e historias verídicas, con independencia de la narrativa o el formato adoptado, sin miedo a traspasar y a jugar con la esencia del documental y la ficción tradicional. Family Tour es la historia de la propia directora: en un ejercicio metacinematográfico más que curioso, Nuria Gago, actriz de gran presencia y sensibilidad, interpreta a la propia Liliana durante unas semanas de vacaciones en casa de sus padres, mientras que el resto del reparto lo completan los propios familiares de la cineasta. La película tiene valor como pieza de arte privada, declinada en primera persona, pero también como relato donde uno puede rastrear rutinas, actitudes y constantes de nuestras familias. Torres habla de la soledad, de la incomunicación y de lo difícil que resulta conciliar nuestra personalidad como parte, queramos o no, de una estructura familiar que nos define y que a veces nos ata. Torres-Gago asiste a un periplo de visitas a tíos y primos, se reencuentra con viejos conocidos y se da cuenta poco a poco de la persona que en su día fue y que ahora parece haberse esfumado. 


Un film abierto a todo tipo de adjetivos, aunque el que más la define a juicio del blog es el de 'valiente', tanto por el oficio de su responsable como por el atrevimiento de todos sus participantes, sin olvidar el inusual trabajo de Nuria Gago que pone a prueba los cimientos de la representación cinematográfica. En Stories We Tell, Sarah Polley abría las puertas de su intimidad y nos desvelaba el gran secreto familiar que había estado latente durante varias décadas: Family Tour realiza una pirueta bastante parecida y demuestra nuevamente que las grandes historias nacen de uno mismo (la imaginación del creador, en definitiva, ya no es la base de todo su trabajo sino un recurso para dar forma y sentido a lo vivido, siempre caótico y subjetivo). Un ejemplo más de una nueva corriente de cine español producido, rodado y distribuido desde los márgenes tanto por la voluntad de sus firmantes como por imposición de los recortes del gobierno y la crisis económica. Ojalá este tour por las luces y sombras del árbol genealógico no quede en el anecdotario donde se guardan los álbumes de fotos y las grabaciones caseras familiares: cada familia tiene sus características pero a su manera todas acaban pareciéndose, por lo que resulta muy fácil empatizar y sentirse identificados con la película.


Para afrontar las inminentes visitas familiares-navideñas desde otra perspectiva.
Lo mejor: Su sinceridad.
Lo peor: No llega a los niveles de emoción y de reflexión de, por ejemplo, Tres dies amb la família.

Nota: 6

1 comentario:

Santi dijo...

Entiendo que para la directora fuera todo un ejercicio, de hecho vino al REC (el Festival Internacional de Cine de Tarragona) y ella misma junto a la actriz protagonista estuvo hablando sobre su experiencia rodando la cinta, pero sinceramente a mí me resultó extremadamente aburrida y una viva prueba de por qué debe recurrirse a actores y actrices profesionales y no a amigos o familia para hacer una película. No le resto mérito a la propuesta, de hecho alabo su valentía, pero como producto cinematográfico me parece que deja mucho que desear, realmente no llega a contar nada destacable ni especial y su costumbrismo resulta anodino. De hecho se llevó el premio de la crítica en dicho festival y no lo compartí en absoluto.

Es una propuesta sincera, sí, pero desde el punto de vista del espectador la considero fallida a nivel de entretenimiento y significado (si no eres la directora o su familia no consigue enviarte ningún mensaje interesante).