Casi nunca nos paramos a pensar hasta qué punto puede llegar a ser decisiva nuestra familia en nuestras vidas, el hecho de nacer con unos padres u otros. Los amigos y las parejas los podemos escoger, pero no la familia, que para bien o para mal nos viene dada desde nacimiento. Cuesta creer que un padre, consciente o inconscientemente, no vele por la seguridad, felicidad y educación de sus hijos. Leena, el personaje que interpreta Noomi Rapace en Beyond, sigue sufriendo por un trauma infantil. Esconde el problema a su nueva familia, y muy probablemente en su relación con su marido e hijas han sido cruciales esas renuncias y vivencias de cuando apenas tenía siete años. Pero Leena ya no puede mantenerse ajena a sus adentros, pensamientos, impulsos, heridas: su madre se está muriendo e iniciará un viaje al pasado. ¿Hasta qué punto puede reprocharle a su madre todos esos momentos en los que la mujer no cuidó de ella y su hermano? ¿Sigue siendo lícito recordar a una persona desvalida sus peleas domésticas con un hombre alcoholizado y violento? Beyond transcurre como una road movie dolorosa, entre la madre que puede poner punto y final a tanto sufrimiento y la niña que en su día padeció tanto. La mujer feliz con la familia que ha creado y la pequeña que vivió en un nucleo familiar conflictivo. Pernilla August, con la ayuda de la solvente interpretación de Rapace, consigue que su relato de pasados que vuelven nos mantenga en tensión durante toda su hora y media. Lo mejor de Beyond es la acertada descripción de Leena, personaje que se mueve entre la comprensión y la rabia, algo que consigue que en Beyond no haya culpables, tan sólo víctimas (entre ellas, la madre que Leena odia pero que en el fondo también quiere). Si bien la narrativa de Beyond no supone ninguna novedad y en todo momento la historia se mueve por territorios conocidos, esta ópera prima sueca tiene los suficientes atractivos para llegar a augurar una genial trayectoria a su directora. Además, se nota que August, antes de dirigir, trabajó como actriz (ganó la Palma de oro en 1992 por su actuación en Las mejores intenciones): Noomi Rapace se confirma aquí como una actriz con muchos matices, con mucho futuro tras la Lisbeth Salander de la trilogía Millenium. Una película que no deben perderse.
Nota: 7
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