jueves, 11 de agosto de 2011

Un cine mugriento: Crítica de SERBIS (SERVICE, SERVICIO)

SERBIS (SERVICE, SERVICIO), de Brillante Mendoza (Filipinas, 2008)
Serbis es toda una experiencia. Después de verla, uno tiene la sensación de haberse fundido con esas imágenes tan decadentes y oler a meado de gatos. Porque Serbis es una película sobre la putrefacción que sabe y huele mal. La historia trascurre en un cine porno en el centro de Manila, un lugar cerrado y claustrofóbico. Mendoza se siente más a gusto visitando las cloacas que respirando el oxígeno de la superficie: Serbis es un retrato de las bajas pasiones humanas y una mugrienta colección de estampas sobre la inmoralidad de una sociedad caótica. Por primera vez Mendoza se esmera en lograr que su microcosmos familiar tenga una historia, nada que ver con los efectismos de El masajista. Afortunadamente, o para desgracia de los que frecuentan un cine de entretenimiento alegre y vitalista, Serbis es una descripción de personajes uraños y podridos, la rutina de una sala de cine decadente que proyecta sus miserias al exterior: de la misma forma que los clientes acuden a las butacas de madera desgastada para ver cuerpos femeninos contorsionándose, la actividad del cine se funde con los sonidos de la calle formando un todo perverso y pervertido. La naturaleza de Serbis abraza la contradicción: Mendoza economiza medios y le bastan tres escenas casi mudas para explicarnos las infidelidades de la hermana protagonista; entre tanta decrepitud, la entrada de una cabra al patio de butacas da pie a una de las escenas más disparatadas de los últimos años; y como contrapunto, la película sucumbe a lo explícito con ese joven pintor reventándose un grano lleno de sangre y pus con una botella de vidrio vacía. Fragmentos, ejemplos, retales del genio y la parafernalia de Mendoza: la entrada del un niño en un sala oscura donde unos prostitutos realizan felaciones a los espectadores resulta tan triste como desmesurada; y los problemas legales de la propietaria del local sólo hacen que evidenciar el carácter arribista y nauseabundo de esos seres que caminan por los pasillos del ruinoso cine. Una película amoral con una muy eficaz cámara en mano y con la capacidad de sumar varias escenas inquietantes a nuestro imaginario cinéfilo. El reverso de la nostalgia de Cinema Paradiso. Para los que ir al cine a pasarlo mal sea un placer.


Nota: 7

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2 comentarios:

Sandra Mantas dijo...

A mí me gustó bastante Serbis, por su afán de provocar y eso tan propio del cine filipino de economizar con los pocos medios que tienen. Cierto que "Masahista" era muy floja, sin embargo yo he visto otras dos pelis de Mendoza que no sé si has visto y que son altamente recomendables, por un lado Kinatay, pero solo si te gusta el cine experimental y rupturista algo hardcore y "Foster Child", pasra mí, una auténtica maravilla. Un abrazo.

Mario Salazar dijo...

No he visto ninguna película de Brillante Mendoza pero mira que tengo ganas, espero que su polémica y trasgresión tenga algo artístico debajo, que se justifique su tipo de cine en algún sentido, que no sea solo vacío y exposición descarnada, tengo mucha curiosidad cinéfila, no soy de los que se compran todos los cuentos pero confieso que donde halla rastros de originalidad rescatable siempre habrá un espectador detrás, en lo que me cuento. Un abrazo.

Mario.