viernes, 5 de agosto de 2011

Hillary Swank acechada: Crítica de LA VÍCTIMA PERFECTA (THE RESIDENT)

Primer pensamiento antes y después de ver la película: ¿qué hace una actriz como ella en un film como este? Muchas veces nos olvidamos que ser actriz no deja de ser un oficio como otro cualquiera. Hay que pagar una hipoteca (que se lo digan a su personaje, que busca piso en Nueva York), los buenos guiones no surgen por arte de birlibirloque y es difícil no encasillarse en un género. Hay pocos que saben sortear los obstáculos de Hollywood, y Swank, que llegó al corazón de Los Ángeles con pocos dólares en el bolsillo cuando era una adolescente con el sueño de convertirse en estrella, no es una de ellas. Pero, y he aquí la gracia, Swank es la productora de la película (la chica ha amasado una fortuna por el camino), una cinta que, recordemos, se distribuyó en Estados Unidos directamente en dvd. ¿Acaso Swank no corre el peligro de ser actriz de una sola película, o de unas pocas, a lo sumo de unas cuantas? No es una novedad ver su rostro en productos de terror: nadie se acuerda de ellas, pero en su filmografía figuran nombres como La cosecha, 11:14 Destino fatal y la más recomendable Premonición. Swank está dotada de una solvencia dramática indiscutible, unos atributos que la hacen ser carne de Oscar y el centro de la diana de todos aquellos que la ven como una mera imitadora de ese estilo Meryl Streep que gusta a muchos y disgusta a otros tantos. De la misma manera que la reina de África y protagonista de Los puentes de Madison, Swank tiene un éxito de convocatoria incuestionable: pregunten a la salida del cine y se darán cuenta que muchos pagaron su entrada de La víctima perfecta sólo para ver a Swank. Sucedió lo mismo con Betty Anne Waters (Conviction), estrenada hace poco. Pero: ¿puede una actriz abanderar un propio estilo, ser ese sello garante de calidad? Si Julie & Julia no hubiera contado con el oficio de Streep, ¿acaso no hubiésemos pensado que el film era una soberana tontería? De la misma manera, ¿una película pasable como la que nos ocupa hubiera resultado pésima si su cabeza de cartel hubiera sido, por ejemplo, Sarah Michelle Gellar? Puede que sí. Y no es un fallo que la crítica se centre en Swank porque ella es lo mejor de la cinta (otra cosa es que su personaje resulte estúpido).


La víctima perfecta parece evocar los grandes títulos de la Hammer con unos estimulantes títulos de crédito. A los cinco minutos todo se desvanece. Swank se pasea por un bloque de pisos viejo y lleno de tópicos. Jeffrey Dean Morgan, al que muchos ven como el doble norteamericano de Javier Bardem, se encarga de espiarla, acecharla, adormilarla con botellas de vino con sedantes líquidos (pero... ¿quién se va a dormir después de beber vino y sin lavarse los dientes? ¿acaso estamos ante una doctora que desconoce los principios básicos de salud e higiene?). La película está contada de forma brusquísima: a la media hora la trama da un giro brusco, pero la película opta por volver al principio y rebobinarnos todas las secuencias, esta vez con la verdad antes escondida. Su final también es de todo menos sutil: acaba allá donde termina la acción, sin explicación alguna, sin que el personaje tenga la opción de ser un mero cliché corriendo entre tuberías con una de las herramientas asesinas más singulares de los últimos años. A todo esto, el personaje de Christopher Lee está totalmente desaprovechado. Vaya, que La víctima perfecta es una insuficiente historia de acecho y suspense que no aporta nada ni al género del terror (motiva más como film de acoso casi sexual), aún menos a la carrera de Swank, por mucho que la actriz clave la cara de indefensa asustadiza. Y si nos ponemos quisquillosos (y aquí vienen spoilers): ¿por qué Swank es la única neoyorkina que tiene un despertador que tras sonar unos minutos no se para? ¿por qué duerme con las persianas abiertas? ¿por qué su ex novio se da cuenta del 'pastel' a los dos segundos y ella, que vive allí durante semanas, no se percata de nada? ¿por qué cuando se baña el agua parece más blanco que azul? ¿no se le ocurrió preguntar a su casero de dónde había sacado su número de teléfono para ofrecerle el piso? ¿por qué el malo del film no se dio cuenta de que la inquilina había instalado una cámara en su casa? No necesitan más pruebas para no verla.


Nota: 4

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1 comentario:

HALBERT dijo...

Excelentes reflexiones Xavier. La vi hace un tiempo y me pareció flojísima y trillada. Sigo sin entender la presencia de Swank. Lo único que celebro es que se arriesgue a hacer cosas diferentes de las que ya sabemos que le salen bien (como lo hiciera Streep en RIO VIOLENTO, por citar una cinta del estilo thriller/acción, ya que la comparas con ella). Muy buen post!