Mike Leigh reaparece con Another Year, con la que ha vuelto a ganarse el beneplácito de Cannes y la Academia de Hollywood, sus máximos apoyos durante toda su carrera, especialmente tras su película más conocida y también la más rotunda de toda su filmografía: Secretos y mentiras. Another Year supone volver a la casa del viejo Leigh, y ya el título tiene algo de cíclico, de proceso que se repite de forma natural. A estas alturas, poco puede cambiar y poco puede sorprendernos el cine de Leigh. Tras Happy-go-lucky, un canto al vitalismo y a la sonrisa en tiempos de crisis, Another Year se desmarca siendo una antítesis de todo aquello que quería ser la antepenúltima obra de Leigh. Ahora sí, el británico filma y firma un drama crepuscular, una trama reducida a pocos personajes y contados escenarios (casi sólo un espacio: la casa del matrimonio de Gerri y Tom). Una película que, imaginamos, emana del genio creativo de su director, casi a modo de divertimento, a sus sesenta y siete años. Y el dato de la edad no es casual: Another Year es una película de regusto amargo, de vidas poco excepcionales pero a su manera poco convencionales, el análisis de una familia y sus relaciones sociales (pocas, pero muy activas) a lo largo de un simbólico año. Cuatro actos, cuatro estaciones que transcurren en paralelo a una historia dialogada que poco a poco empieza a enseñar sus malas hierbas, su tristeza, al final su tono elegíaco. Me imagino a Leigh escribiendo durante cuatro amaneceres, tomando té y pensando en silencio las relaciones de sus criaturas. Y si Another Year supone regresar a su mundo creativo, hay que destacar que la casa tiene más polvo y que la historia nunca llega a ser todo lo satisfactoria que debería. Y no lo es porque Leigh estira las posibilidades de sus personajes, logrando, o malogrando, que, a pesar de su magia escritora, la trama dé un poco igual. Lesley Manville, lo mejor de la cinta, se queda callada, pensativa, sola, en el último plano de Another Year; y es precisamente con la interpretación exagerada, gestual y vívida de Manville cuando el relato enseña sus costuras y su verdadera naturaleza: es, nada más y nada menos (en todo caso, un poco menos que antes), un notable material para una buena obra de teatro, pero nunca un film parejo a la solidez de El secreto de Vera Drake o, sobre todo, la ineludible Secretos y Mentiras. Una obra menor en la que los fans o nostálgicos no dudarán en encontrar mil y una virtudes, mil y un matices allí donde, tal vez, entre tanta charla, haya un poco, sólo un poco, de hastío. Aunque se traten temas universales, de gran actualidad y calado, que nos afectan a todos.
Nota: 6
3 comentarios:
Para mi una de las mejores cintas del año pasado(le otorgué un "10" en mi blog) y uno de los mejores trabajos de Leigh (aunque si "Secretos y Mentiras sigue siendo insuperable)...
Seguramente pertenezco a ese grupo de fans o nostálgicos (y no me disgusta) que elevarán esta película a la primera ocasión en que se hable de ella, es un más que óptimo ejemplo de como simplicidad y calidad se componetran perfectamente formando algo de maravilloso...
Tanti Saluti Xavier!!!
P.D. Aprovecho para dejar las siguientes notas para el cineranking:
-Sin Compromiso = 6
-Sucker Punch = 7
Coincido con Giancarlo, aunque no en la nota. Secretos y mentiras sigue siendo LA obra maestra de Leigh, y es difícil que logre superarla.
Es una maravilla, de esas que miraría algún día lluvioso y disfrutaría terriblemente aún estando cansado.
Es cierto que Manville sobresale totalmente. Pero Ruth Sheen me sorprendió.
Creo haber dicho en el blog que tiene cierta tendencia "teatral", por el manejo de los personajes y los escenarios. Muy acertada observación.
¡Saludos!
La película es mucho más que eso que le asignás, creo yo. El guión me parece formidable, y las actuaciones geniales. Toda la atmósfera de la película y su historia están excelentemente bien llevadas.
Un abrazo!
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