miércoles, 12 de enero de 2011

Crítica de TAMBIÉN LA LLUVIA

La mala imagen que rodea al cine español, alimentada por las palabras vanas de periódicos, medios de comunicación y analistas egocéntricos, se remite al ruido que generó el 'No a la guerra' de los Goya de hace unos años. En ese momento se premió a Los lunes al sol, y luego le siguió Te doy mis ojos de Icíar Bollaín. Cine de temática social pero con mucho contenido: tanto una como otra, por su debate sobre la precariedad laboral, el desempleo y los maltratos domésticos (y por muchas cosas más), siguen de eterna actualidad y ya son puntales imprescindibles de nuestro cine. Es curioso que ahora, en el 2011, Bollaín vuelva a la terna de los nominados al Goya, esta vez defendiendo la única cuota de cine social que aspira a premio. La película, También la lluvia, supone su obra más arriesgada y compleja, intuimos que la más difícil de rodar y la más ambiciosa. Y si por sus logros técnicos la película ya sube el listón del cine español, los temas que toca, y cómo los toca, acaban por conferir a la propuesta un aire singularísimo. También la lluvia también tiene un endiamaje narrativo que se presta al debate, y por un momento me he preguntado qué opinarían de la película algunos de esos críticos descarados que detestan públicamente el cine español, y casi con en tono triunfal, jocoso, presumiendo de tan detestable actitud. En esta supuesta visión de los sectores más rancios, saldrían a relucir apelativos del tipo 'película de izquierdas', 'de mensaje fácil', 'obvia', 'grandilocuente'. Viendo un poco lo que se ha escrito sobre la película, me he percatado que la mayoría de revistas serias (al menos las que servidor considera serias), las que no utilizan esa dialéctica tan ramplona de antes, tampoco parecen entusiasmados con el film. Pero También la lluvia es nuestra representante al Oscar y seguramente le reportará a Bollaín su segunda alegría en los Goya. ¿Qué ha ocurrido, pues, con También la lluvia? El recuerdo de esas voces 'en contra' del cine patrio acecha, y casi medio temiendo caer en sus redes, digo, creo, que También la lluvia es una película 'de ideas', con mucha dialéctica y espíritu entre didáctico y cinematográfico, capaz de representar lo peor y lo mejor de nuestro cine (y con ello, a las dos voces que lo denostan y defienden de forma sistemática). No es una película fácil y debe valorarse como la pequeña y compleja historia que es, pero el mensaje, harto obvio, no me ha emocionado. Como si todo el compendio de escenas magníficas, que las hay, girasen alrededor de una evidencia. Está bien interpretada, está bien hecha, está muy bien escrita y sabe crear momentos potentes (casi todos gracias a Karra Elejalde). Repito: ¿qué ha ocurrido con También la lluvia? Hay algo que no me cuadra, y tendrá que ser después de la tormenta, aquí lluvia tropical, cuando este blog decida su opinión sobre la película. Mientras, seguirán esas críticas de frentes opuestos. Aunque en esta ocasión, y sin que sirva de precedente, no sé en qué bando situarme (en relación a la película, sí me defino: es mucho más satisfactoria su parte de 'cine dentro del cine' que el contexto de la Guerra Boliviana del Agua). ¿Hemos hablado de Goyas? Que gane Balada triste de trompeta.


Nota: 8