viernes, 28 de enero de 2011

Crítica de EL DISCURSO DEL REY (THE KING'S SPEECH)


La más nominada a los Oscar del año. La que mejores mantenimientos está viviendo en su paso por las salas españolas. La mejor interpretación de Colin Firth, que aquí pasa a tener un lugar reservado entre los más grandes. El discurso del rey es muy british: grandes actuaciones, decorados estupendos, buenos diálogos. La historia del rey Jorge VI, alias 'el tartamudo', es una comedia recatada, con mucha clase. Tiene momentos tiernos. También escenas graciosas, casi todas gracias al gran Geoffrey Rush, el logopeda de métodos poco ortodoxos. La película sabe calibrar su premisa: saber si Jorge, padre de familia, hermano tímido, rey acomplejado, superará sus miedos con ese discurso que no puede, pero que quiere y debe enunciar dirigiéndose a toda la población de Inglaterra. Historia de superación, comedia familiar de buenas intenciones. Vaya, que El discurso del rey es una película muy agradable, pero a la que esas 12 candidaturas a la estatuilla le vienen grandes. Incluso tratándose de un monarca. No se equivoquen: es una buena película y a nadie le molestará si se lleva la corona del Oscar dentro de un mes. Tendrá muy justos, por lo menos, tres premios: actor protagonista, vestuario y dirección artística. Pero, sinceramente: ¿no es El discurso del rey una teleserie un poco mejor escrita y rodada de lo habitual? ¿No representa un tipo de películas 'blancas' un tanto desfasado, el prototipo que gustaba a la Academia en los 90 y que no premia desde el atrofiado Gladiator del 2000? Aunque las preferencias de los académicos se guían por un proceso cíclico: después de la valentía que supuso valorar a The hurt locker por encima de Avatar, no hay opción más segura que las bondades de una producción monárquica, clasiconda y bien resuelta, para los públicos de todas las edades y de todas las partes del mundo. Ahora el mundo también vive un momento convulso: Jorge VI tuvo que hacer frente a la Segunda Guerra Mundial y no nos vendría mal que resucitase para coger nuestra crisis económica y de valores por los cuernos. El interés vuelve a estar en un discurso: el de agradecimiento por su posible hombrecillo dorado. La favorita sorpresa de unos Oscar con películas interesantes y sin obras maestras.


Nota: 7