A Eva, Núria y Miguel. ¡Tenemos que ir más al cine!
Tratándose de una película de Woody Allen, uno entra en la sala con información de antemano. Sabemos que ese hombre que evoca el título no es tan perfecto. Algo que marca aún más el inglés You will meet a tall dark stranger, donde 'dark' apunta la gravedad de una comedia que es a la vez una tragedia. Ese lado oscuro nos es familiar: las neuras, la histeria y la verborrea que ya forman parte de un infalible y reconocible 'estilo Allen'. En ese juego de blanco y negro que presenta la portada de la película se impone el tono oscuro, y no precisamente porque estemos ante la gravedad de Delitos o faltas o Match Point. Ver una película de Woody Allen es de por sí un aliciente, un ritual, una obligación y casi una necesidad; pero hay que reconocer que toda la genialidad que concentra ese título tan poético deserta en la hora y media de metraje. Ésta vez Allen no me engancha. No me siento identificado con sus tramas. Todo da más o menos igual. Es una película que se ve pero no se mira. Una historia con un mensaje bastante diluido, un final excesivamente abierto (eufemismo de otras consideraciones como 'inconcluso' o 'insuficiente') y, a la postre, todo ese derroche de tramas y personajes acaba por dejarnos bastante vacíos. Allen ha bautizado su criatura como un presagio que no se cumple: cualquier discurso sobre el destino, el azar, las relaciones de pareja y las segundas oportunidades quedaba mejor reflejado en obras anteriores. Se le reprocharon muchas cosas a Vicky Cristina Barcelona, Si la cosa funciona y Scoop, pero este blog las prefiere por su tono festivo e intrascendente. Conocerás al hombre de tus sueños, por contra, se toma demasiado en serio a sí misma. Incluso la supera El sueño de Cassandra, otro cuento con aspiraciones tragicómicas y resultado irregular. Pasa y no queda: estamos seguramente ante la peor película del genio neoyorquino de toda la década, esa que abrió La maldición del escorpión de Jade. Una lástima porque Naomi Watts logra una soberbia interpretación y porque Antonio Banderas empieza sus pasos como chico Allen con nota. Una pequeña decepción que se suma a un 2010 negro, al menos a nivel cinematográfico. Incluso las torres más altas pueden llegar a derrumbarse.
Tratándose de una película de Woody Allen, uno entra en la sala con información de antemano. Sabemos que ese hombre que evoca el título no es tan perfecto. Algo que marca aún más el inglés You will meet a tall dark stranger, donde 'dark' apunta la gravedad de una comedia que es a la vez una tragedia. Ese lado oscuro nos es familiar: las neuras, la histeria y la verborrea que ya forman parte de un infalible y reconocible 'estilo Allen'. En ese juego de blanco y negro que presenta la portada de la película se impone el tono oscuro, y no precisamente porque estemos ante la gravedad de Delitos o faltas o Match Point. Ver una película de Woody Allen es de por sí un aliciente, un ritual, una obligación y casi una necesidad; pero hay que reconocer que toda la genialidad que concentra ese título tan poético deserta en la hora y media de metraje. Ésta vez Allen no me engancha. No me siento identificado con sus tramas. Todo da más o menos igual. Es una película que se ve pero no se mira. Una historia con un mensaje bastante diluido, un final excesivamente abierto (eufemismo de otras consideraciones como 'inconcluso' o 'insuficiente') y, a la postre, todo ese derroche de tramas y personajes acaba por dejarnos bastante vacíos. Allen ha bautizado su criatura como un presagio que no se cumple: cualquier discurso sobre el destino, el azar, las relaciones de pareja y las segundas oportunidades quedaba mejor reflejado en obras anteriores. Se le reprocharon muchas cosas a Vicky Cristina Barcelona, Si la cosa funciona y Scoop, pero este blog las prefiere por su tono festivo e intrascendente. Conocerás al hombre de tus sueños, por contra, se toma demasiado en serio a sí misma. Incluso la supera El sueño de Cassandra, otro cuento con aspiraciones tragicómicas y resultado irregular. Pasa y no queda: estamos seguramente ante la peor película del genio neoyorquino de toda la década, esa que abrió La maldición del escorpión de Jade. Una lástima porque Naomi Watts logra una soberbia interpretación y porque Antonio Banderas empieza sus pasos como chico Allen con nota. Una pequeña decepción que se suma a un 2010 negro, al menos a nivel cinematográfico. Incluso las torres más altas pueden llegar a derrumbarse.
Quien mucho abarca poco aprieta. Analizando Match Point, su mejor obra en años, nos daremos cuenta que su trama no pasa de la mera anécdota. La simplicidad de Match Point es, curiosamente, más sutil que todo el collage de situaciones y diálogos que propone Conocerás al hombre de tus sueños. La complejidad puede, paradójicamente, ser menos compleja. Allen gana en las distancias cortas: filma mejor los gestos lentos que los movimientos bruscos. Resulta más erótico cualquier plano de Scarlett Johansson en la citada Match Point que todo el episodio que aquí concierne a la actriz india Freida Pinto. Porque los personajes de Conocerás al hombre de tus sueños son vehículos para llegar a ciertos sitios, nunca unos seres complejos con los que la audiencia pueda empatizar. Aquí no hay descripciones (es la película más teatral de su creador), pero sí gritos y risas sin sustancia. A ratos parece que Allen haya querido filmar ese borrador que agonizaba en su escritorio y que se olvidó de pulir y dotar de enjundia. Como una de las virtudes de Allen, a parte de la calidad, es la cantidad (pocos pueden llevar el ritmo de filmar una historia al año), no nos resultará difícil olvidar Conocerás al hombre de tus sueños. Incluso la voz narradora llega a la última escena del conjunto asegurando 'cerrar este cuento pequeño'. Que llegue ya la prometida Midnight in Paris: puede que allí sí volvamos a conocer al hombre de nuestros sueños, ese Allen que tantos buenos ratos nos ha hecho pasar. Veremos.