Iconoclasta, espíritu libre y rebelde, alma inquieta, de aspecto chocante, vestimentas sorprendentes y voz inigualable... Björk puede recibir muchos adjetivos, pero lo más lógico sería decir que Björk es Björk, única y perfectamente reconocible entre el bullicio musical y fílmico. Este metro sesenta de talento y excentricidades logró cautivar a público y crítica con Bailar en la oscuridad, el polémico, como no podía ser de otra manera, regreso de Von Trier tras formular, defender y luego renegar del Dogma 95. Bailar en la oscuridad es una historia compleja, un cuento de niños con un final para adultos, la trágica confirmación que el sueño americano solo existe en el cine y, sobretodo, en los musicales que la protagonista sigue con delirio. Tras su muerte, el público entiende que, pese a las características del proyecto, Von Trier ha filmado un musical a contracorriente... nunca una bajada de telón, aquí las cortinas viejas de una penitenciaría, había sido tan dura. Me encanta Von Trier y me encanta Björk, una cantante única que sorprende con cada uno de sus trabajos discográficos, cítese Debut, Post, Homogenic, Selmasongs, Medúlla, Volta o su gran obra maestra, Vespertine.
Pese a la fama de nuestra protagonista, nadie ha reivindicado a Björk como actriz, algo extraño y a la vez coherente tras su conocida intención de no rodar ninguna película más. Resulta recurrente desenpolvar las telarañas del recuerdo y repasar su presencia, por no decir vestidos, en el Festival de Cannes (nunca una Palma de Oro a la mejor actriz estuvo tan justificada), los Globos de Oro o los mismísimos Oscars, donde la cantante lució su traje-cisne distintivo y cantó la nominada I've seen it all, la mejor canción que haya visto representada el veterano Teatro Kodak. Björk es una artista completa, una personita llena de creatividad que juega con la música (su colección de beats y ruidos varios), el cine (su talento nace de la nada, parece que improvise en cada escena) y demás ámbitos (sus discos y videoclips recogen lo bueno y mejor del panorama creativo y audiovisual: Spike Lee, Michel Gondry, etc.). Björk es un clásico viviente, una rareza a reivindicar y una actriz que, ironías de la vida, nunca quiso serlo.
No es por ser aguafiestas, pero, si la Academia hubiera sido sensata, Björk hubiera estado nominada y hubiera ganado el oscar por encima de la endiosada Julia Roberts, otro portento a destacar en la efectiva Erin Bronkovich. Pero Björk nunca ha encajado en festivales, galas y festines de este tipo. Björk aseguró sentirse aliviada tras saber que no ganaba el premio a la mejor canción original. Sin duda, su música y el rostro de pampanatas como Ben Stiller o Russel Crowe son estampas de planetas distintos. Y yo, fan fanísimo de la diva, me quedo en esa Islandia de talento y arrebatos. Como dirían los Coen: The actress who wasn't there.
3 comentarios:
Fascinante Björk!
La musica de Bjork, me encanta!
(aunque solo la puedo escuchar independientemente, ya q si escucho un disco suyo entero acabo saturado)
Y Bailar en la Oscuridad es magnificica! Bjork merecia el Oscar en mejor actriz, y x descontado el de mejor cancion.
saludos!!
Bjork no es de mi agrado, no se pero nunca me han simpatizado este tipo de artistas,,,, aunque he de reconocer que tiene excelentes temas,…
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